Judicial
Los habitantes de Tuluá tienen temor ante la escalada violenta: “Acá es mejor tener la boca callada”
Hay hasta $100 millones de recompensa por información.

6 de jun de 2025, 10:17 a. m.
Actualizado el 6 de jun de 2025, 10:17 a. m.
Noticias Destacadas
Luego de los hechos de violencia del miércoles en Tuluá, en el que dos taxis fueron incinerados y se debió declarar el toque de queda, la Gobernación del Valle ofreció una recompensa de hasta $100 millones por información que permita dar con el paradero de los integrantes de la banda La Inmaculada, al parecer responsables de estos desmanes.
A pesar del evidente despliegue de la Fuerza Pública en el municipio, El País hizo un recorrido por las calles de Tuluá y evidenció que sus habitantes tienen miedo de que algún colaborador de La Inmaculada los observe y les haga daño.

Un día después de las acciones terroristas los establecimientos comerciales de la ciudad estaban operando con normalidad y los niños asistieron a clase; sin embargo, los habitantes indicaron que eso no significa que todo esté en orden. “Nos toca seguir viviendo, pase lo que pase”, afirmó la propietaria de un local comercial del barrio El Popular, quien añadió que se vive una tensa calma en el municipio.

De acuerdo con el alcalde, Gustavo Vélez, aproximadamente 350 miembros de la Policía se desplegaron en la ciudad, además del refuerzo militar que hace presencia. A pesar de lo anterior, un comerciante de 75 años afirmó a este medio de comunicación que los patrullajes no son constantes y que las acciones institucionales desplegadas desde la noche del miércoles se deben a la coyuntura.
“Aquí está la Policía porque hay un consejo de seguridad, venga otro día a ver si encuentra alguno. Ahora que la Feria de Tuluá está por llegar traen 500 o 600 policías, pero por qué no lo hacen permanentemente”, reclamó el adulto mayor.

Asimismo, una mujer que trabaja en el centro de la ciudad afirmó que tiene temor por su hijo, de 14 años, pues han ocurrido asesinatos de adolescentes en diferentes barrios.
“Esto está muy caliente, pero acá es mejor tener la boca cerrada”, declaró antes de caminar apresuradamente por la Plaza Cívica Boyacá, uno de los puntos más representativos de la ciudad.