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Roberto Gómez Bolaños: la historia detrás del genio que fue comparado con ‘Shakespeare’
Su historia es contada ahora, en la serie titulada Chespirito: Sin Querer Queriendo, lanzada por la plataforma Max. Promete ser un fiel retrato de la vida del actor mexicano y su más icónico personaje.

8 de jun de 2025, 04:58 p. m.
Actualizado el 8 de jun de 2025, 04:58 p. m.
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Por redacción El País y Colprensa
Escritor, publicista, dibujante, compositor de música y letra de canciones populares, actor, director y productor, ‘Chespirito’, una forma castellanizada del vocablo inglés Shakespeare, fue llamado así por el director de cine Agustín P. Delgado a Roberto Gómez Bolaños. Lo consideraba un pequeño Shakespeare (medía 1,60 metros de estatura).
Nació el 21 de febrero de 1929 en la Ciudad de México, en una familia de clase media, siendo el segundo de los tres hijos de Francisco Gómez Linares, pintor e ilustrador, que murió cuando Roberto tenía 6 años, y su madre Elsa Bolaños-Cacho, secretaria bilingüe, quien lo crió e inspiró el rol de Doña Florinda. La señora falleció de cáncer de páncreas cuando Chespirito empezaba a recibir los frutos de su talento.
Bolaños —quien murió en Cancún el 28 de noviembre de 2014— estudió ingeniería mecánica, y se dedicó a la publicidad a los 22 años. De adolescente vivía obsesionado con el fútbol y el boxeo, al que se dedicó por un tiempo, pero su tamaño le impidió volverse profesional en ese deporte.

De joven, atrajo con su gracia y chispa, las chicas suspiraban por él, una de ellas fue Graciela Fernández. Ella tenía 15 años y él 22 cuando se encontraron en un bar, la invitó a bailar y la convirtió en su primera esposa durante los siguientes veinte años. Juntos fueron padres de seis hijos.
Al tiempo que contrajo sus primeras nupcias, dio sus primeros pasos en la agencia de publicidad D’Arcy, donde descubrió su talento como escritor. Ya había dejado la carrera de ingeniería mecánica, y pese a que había construido un tren a escala que funcionaba a vapor, era consciente de que esa forma de utilizar el ingenio no lo hacía feliz. Estaba casado con ella, cuando conoció al que sería su segundo y definitivo amor: Florinda Meza, con quien comenzó su romance mientras trabajaban juntos.

Ingenioso y creativo, en los años cincuenta pasó a ser guionista de radio y televisión, con tanto éxito que entre 1960 y 1965 dos programas se disputaban los primeros lugares en rating, y ambos los escribía ‘Chespirito’: ‘Estudio de Pedro Vargas’ y ‘Cómicos y Canciones’. En 1968 debutó como actor en ‘Los Supergenios de la Mesa Cuadrada’ y ‘El Ciudadano Gómez’. En 1970 apareció el show ‘Chespirito’, al que siguieron: ‘El Chapulín Colorado’, un año más tarde, ‘El Chavo del Ocho’, que en solo tres años se hicieron éxito internacional, a tal punto que durante 25 años se transmitieron ininterrumpidamente.
Con la mujer detrás del personaje de Doña Florinda y La Chimoltrufia, se cruzaría Bolaños a principios de 1970 en sus respectivos roles de la famosa vecindad. Él le llevaba 20 años a ella, quien tampoco estaba sola. Carlos Villagrán, quien interpretaba a Quico en El Chavo, reveló en 2011 que mantenía entonces un romance con la actriz —hay pruebas de ello en fotos donde se los ve con las manos entrelazadas—.

Cuenta Villagrán que le pidió consejo a Chespirito de cómo manejar su relación con Florinda, y él le había dicho que terminara el noviazgo para priorizar su carrera y el prestigio de la serie.
Tiempo después de distanciarse la parejita, la actriz empezó un vínculo más serio con Enrique Segoviano, director de El Chavo del 8, con quien estuvo comprometida. “Yo estaba a punto de casarme, y ahí a Roberto le dio la garrotera; el mayor cortejo fuerte fue cuando supo que me estaba por casar”, dijo Florinda en una entrevista, reconociendo que, el actor tenía fama de mujeriego y trataba de conquistarla enviándole flores a cada lugar donde ella estuviera”.

Faltaban aún dos años para que Florinda y Roberto se dieran su primer beso un 12 de octubre durante un tour en Chile. Los rumores en torno a su relación a la sombra despertarían posturas encontradas en el elenco. María Antonieta de las Nieves declararía, años más tarde, que su compañera no tenía “buenos tratos” hacia sus colegas.
En medio de las tensiones se produciría la renuncia de Villagrán en la serie en 1977, seguida por Ramón Valdés (Don Ramón). Para ese entonces la relación de Florinda y Roberto había dejado de ser un secreto a voces. La actriz dijo que el noviazgo con su jefe puso a prueba sus prejuicios y generó discusiones, la acusaban de ser “roba maridos” y al actor lo tildaban de “padre abandónico”.