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Paren que me quiero bajar: Los secretos de Mafalda al descubierto
Los secretos de Mafalda, el personaje de historieta que cautivó al mundo, ahora quedarán al descubierto en la serie documental ‘Releyendo a Mafalda’. Hablan amigos y admiradores de Quino.
“¿Y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto?” Esta es tal vez una de las frases más populares de Mafalda, una niña argentina de seis años, amante de Los Beatles, residente del barrio San Telmo en Buenos Aires, interesada en la paz, los derechos humanos y la democracia, y enemiga acérrima de la sopa, sin importar su presentación.
El próximo año Mafalda, mejor dicho, su historia, cumple 60 años. Hace 50 sus tiras cómicas dejaron de publicarse. Sin embargo, sus mensajes de rebeldía —nada infantil—, no pierden vigencia alguna, y sus fanáticos no dejan de crecer en número.
En septiembre se conmemoraron tres años del fallecimiento de Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido en el mundo del humor gráfico y la historieta como ‘Quino’, quien dio vida a la única y encantadora Mafalda, nacida por un encargo publicitario para promocionar aires acondicionados, que nunca vio la luz.
Para conmemorar y recordar a este genio y su obra, en las plataformas de streaming Disney+ y Star+ está disponible ‘Releyendo a Mafalda’, un especial de cuatro capítulos bajo la dirección de la argentina Lorena Muñoz, en donde se recorre la trayectoria de la emblemática historieta.
En esta miniserie documental participan reconocidos artistas y personalidades de la cultura latinoamericana, entre ellos el actor y director español Santiago Segura, todos se confiesan fans de Mafalda y miembros del círculo íntimo de Quino.
Además, la serie revisita sus tiras más memorables a través de testimonios de historietistas como Maitena, Liniers, Montt, Tute, Rep, Kemchs y Raquel Riba Rossi.
“Es importante lo de la relectura. Es un punto de vista diferente audiovisual; no existían series sobre Mafalda y eso es algo que me parece que es muy interesante”, explica Lorena Muñoz, realizadora otros filmes como ‘Gilda, no me arrepiento de este amor’ (2016) y ‘El Potro, lo mejor del amor’ (2018).
La serie propone una mirada fresca sobre un autor adelantado a su tiempo y su historieta que se convirtió en un clásico. También hay invitados colombianos, como la actriz Catherine Siachoque, el actor Andrés Parra, y el comediante Andrés López (La Pelota de Letras).
Los cuatro episodios de 30 minutos que componen la serie trazan los pasos de Mafalda desde Buenos Aires, pasando por Milán, París, Madrid y Ciudad de México, entre los años sesenta e inicios de los setenta.
En el proceso quedan reveladas las primeras ediciones de la historieta, así como sus traducciones a decenas de idiomas, sus versiones en colores y animaciones.
“Vivo en San Telmo, muy cerca de su casa, donde vivía él (Quino) cuando creó a Mafalda, y me lo imagino mucho a él dibujando en esas ventanas. Y me gusta mucho algo que me enteré, que no sabía, que es esta idea cómo él piensa que el historietista tiene relación con el cine; eso me pareció conmovedor, porque tiene que ver conmigo también”, detalla la directora, quien asegura en una entrevista virtual con varios medios latinoamericanos, que le sorprendió saber que Quino no siempre estaba de ánimo para dibujar, y aun así lo seguía haciendo.
La serie también va en busca de relatos de editores y personas allegadas a Quino que dan cuenta de cómo se expandió la tira y cómo su creador se consolidó como artista, mientras que referentes del mundo académico aportan su visión acerca de cómo y por qué Mafalda es un fenómeno que interpela a lectores de todo el mundo.
‘Releyendo a Mafalda’ fue nominada como mejor documental en la sexta edición del Festival Cannes series, que se celebró entre el 14 y el 19 de abril de 2023. Este proyecto nació cuando aún vivía Quino, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2014, algo que para su directora fue un punto decisivo a la hora de aceptar participar en el proyecto que viajó más allá de Latinoamérica.
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Para Lorena Muñoz, el éxito del trabajo de Quino “tiene que ver con este crisol de personajes que se completan entre sí; están como que todos tienen sus perfiles muy definidos y, al mismo tiempo, él no los juzga, porque son personajes que tienen grises. Hay momentos donde los amas, momentos donde los odias”, dice Muñoz.
Por eso creo un personaje tan complejo como el de una niña de seis años con una curiosidad incansable por los asuntos del mundo y una personalidad tan humana como la de alguien que ya ha vivido varias vidas.
Nadie mejor que ella para describirse. “Entre las cosas que me no gustan están: primero, la sopa, después, que me pregunten si quiero más a mi papá o a mi mamá, el calor y la violencia. Por eso, cuando sea grande, voy a ser traductora de la ONU. Pero cuando los embajadores se peleen voy a traducir todo lo contrario, para que se entiendan mejor y haya paz de una buena vez”.
Pequeña genio
Mafalda, a secas, sin apellido, representa la aspiración idealista y utópica de hacer de este un mundo, un lugar mejor. Aunque fruto del realismo, sin magia, la envuelve el pesimismo y la preocupación que aquejaban al planeta desde 1964, cuando apareció oficialmente, un 29 de septiembre.
Tenía seis años, y hasta sus ocho, momento en el que se publica por última vez, nunca dejó de soñar con estudiar idiomas para trabajar de intérprete en las Naciones Unidas y así, contribuir a la paz mundial.
Aunque debutó en septiembre, la revista Viva reseñó su nacimiento el 15 de marzo de 1962, lo que la hace piscis, conocidos por su profunda sensibilidad y empatía hacia los demás.
Su cumpleaños se supo cuando envió una carta al semanario ‘Siete Días’, para pedir trabajo para ella y sus amigos:
“Señor director de Siete Días: Un amigo mío, el dibujante Quino (se llama así, pero cuando firma cheques pone Joaquín Lavado), me dijo que tenías mucho interés en contratarnos a mí y a mis amiguitos, Susanita, Felipito, Manolito y Miguelito, para que juntos trabajemos todas las semanas en tu revista. Aceptamos con mucho gusto, pero antes debo decirte que en casa aumentó la familia, por que el 21 de marzo nació mi hermanito, lo que alegró bastante a mi papá y mi mamá; y a mí, me produjo curiosidad. Ahora estamos todos muy preocupados por atenderlo y pensar en un nombre que a él le guste cuando sea grande.
Como me parece que vos y los lectores de la revista querrán conocerme un poco mejor antes de firmar el contrato te envío mi currículum (¿así se escribe?) más o menos completo porque de algunas cosas ya no me acuerdo. En la vida real yo nací el 15 de marzo de 1962. Mi papá es corredor de seguros, y en casa se entretiene cuidando plantas. Mi mamá es ama de casa. Se conocieron cuando estudiaban juntos en la Facultad, pero después ella abandonó para cuidarme mejor, dice. El nombre que me pusieron fue en homenaje a una pibita que trabajaba en la película ‘Dar la cara’, que se hizo leyendo el libro del escritor David Viñas”, escribió Mafalda.
Ella, está convencida del progreso social de la mujer, se describe a sí misma como una rebelde, contestataria, con una cabeza abierta y propensa a filosofar a partir de cualquier hecho cotidiano.
Debe tener al menos una abuela, porque después de unas vacaciones les envió una postal. De su familia también hace parte su tía Paca y su mascota Burocracia, una tortuga llamada así por la lentitud que tiene para todo.
En 1962 Quino fue convocado para crear una campaña publicitaria de productos para el hogar de Mansfield. Para entonces, el ilustrador argentino, quien ya llevaba cerca de una década haciendo tiras cómicas, dibujó una familia de clase media típica en su país.
Lo de la campaña publicitaria no funcionó, pero Quino siguió adelante, creando un mundo propio que representara una mirada crítica de la realidad argentina, y en términos generales, latinoamericana, en los años 60.
La pequeña, a la que le gusta leer, escuchar los noticiosos, mirar la TV (menos las series), jugar al ajedrez, al bowling y a las hamacas, apareció por primera vez en la revista Leoplán (después de haber sido rechazada por El Clarín). En 1964, el director de Primera Plana, Julián Delgado, le pidió a Quino que hiciera dos entregas semanales de la caricatura.
Posteriormente, encontró su lugar en El Mundo, se editaron libros sobre su historieta y comenzó a ser traducida a distintos idiomas.
Años después, la editorial barcelonesa Lumen estaba al borde de la quiebra cuando decidió apostar por la tira. Esther Tusquets, la propietaria del sello, decidió jugarse por la creación de Quino. El éxito fue tan grande que Lumen pasó de la emergencia a los años más prósperos de su historia.
Hoy, la editorial parte de Penguin Random House y sigue editando la tira de Mafalda, en las mismas ordenaciones cronológicas.
El 25 de julio de 1973, Quino decidió dejar de dibujar a Mafalda por el miedo a la situación política en el continente. “Tras el golpe de Chile, la situación latinoamericana se puso muy sangrienta. Mafalda no podía dejar de hablar de lo que estaba pasando, pero si lo hacía me tenía que ir de Argentina, cosa que me ocurrió dos meses después. Si la seguía dibujando me pegaban uno o cuatro tiros”, dijo Quino en una entrevista con 20 Minutos.
El origen de Felipe
El periodista argentino Jorge Timossi, quien trabajó en la agencia cubana Prensa Latina y fue un buen amigo de Quino, se reconoció a sí mismo en el personaje de Felipe y obligó al autor a confesar su inspiración. En una entrevista al diario Perú21, antes de morir en 2011, él contó que se dio cuenta la primera vez que tuvo en sus manos un cuaderno de Mafalda.
“Yo lo vi y pensé, aquí hay algo familiar. Poco después le mandé una tarjeta de presentación mía en la que le puse: Quino, confiesa, hijo de p… te has inspirado en mi. Como respuesta me mandó un afiche con Felipito, que decía: “Justo a mí me toca ser como yo’”, contó el homenajeado.