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La importancia del protector solar en la prevención del cáncer de piel
En medio del calor de un país tropical o bajo cielos nublados en una ciudad cualquiera, Solmayra Vargas insiste: “La piel no distingue si hay sombra o sol directo. La radiación está y la prevención debe estar también”.

12 de jul de 2025, 01:40 a. m.
Actualizado el 12 de jul de 2025, 01:40 a. m.
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Esa frase, que repite como un mantra en entrevistas, talleres y campañas, resume su convicción de que el protector solar es más que un cosmético: es una herramienta esencial de salud pública.
La periodista y educadora en salud ha dedicado años a combatir la idea de que el bloqueador solar es un producto exclusivo para turistas o clases medias urbanas.
En su trabajo, ha demostrado que el verdadero poder de la fotoprotección está en su uso cotidiano, en convertirla en parte de la rutina, como el cepillado de dientes o ponerse el cinturón de seguridad.
“El protector solar no debe vivir en el bolso de playa, sino a llado de las llaves de casa”, afirma. Para Solmayra, el mensaje debe sostenerse sobre evidencia. No basta con recomendar el uso del bloqueador: hay que explicar por qué, cómo y cuándo.
Y por eso insiste en que el periodista especializado en salud debe rodearse de expertos. Ella lo hace. Consulta con oncólogos y dermatólogos, se apoya en publicaciones revisadas por pares y traduce datos complejos en frases que cualquiera pueda entender: “La piel recuerda cada rayo”; “No hay piel inmune al sol”.
A lo largo de su carrera, Vargas ha diseñado estrategias educativas que van más allá de las palabras. En una escuela en el oriente de Venezuela, organizó un taller don de niños decoraban frascos de protector solar como si fueran personajes. En una feria comunitaria, lideró una demostración donde los asistentes veían con luz UV las zonas que suelen olvidar al aplicar el bloqueador.
En redes sociales, comparte reels de 30 segundos con tips prácticos, sin alarmismo, pero con claridad. Cuando habla de tipos de protectores, es igual de precisa. Distingue entre filtros químicos y físicos, y enseña a leer etiquetas: “No todo lo que dice SPF protege como debería”.
Promueve el uso de productos avalados por dermatólogos, pero también aboga por opciones accesibles, recordando que la prevención no debe ser un privilegio. Su campaña de mensajes cortos incluye una regla sencilla: aplicar generosamente, reaplicar cada dos horas, complementar con gorros, gafas y ropa adecuada.
“El protector solar es un escudo”, ha dicho. Pero matiza: no lo es todo. Por eso, su discurso incluye también el autocuidado integral: evitar el sol entre 11 a. m. y 4 p. m., hacer chequeos periódicos, observar lunares. Enseña el método ABCDE para identificar signos sospechosos y empodera a las personas con herramientas para consultar a tiempo.
La clave, para ella, es educar sin imponer, convencer sin asustar. En una de sus conferencias, recordó una escena que marcó su carrera. Un agricultor le dijo: “No uso bloqueador porque yo solo trabajo, no me asoleo por gusto”. Fue entonces cuando decidió cambiar el enfoque de su mensaje: hablar de salud, no de estética; de dignidad, no de moda.
Desde entonces, sus materiales incluyen frases como “la piel que trabaja también merece cuidado”.
Hoy, su labor ha trascendido medios y fronteras. Ha colaborado con organizaciones que luchan contra el cáncer, ha diseñado kits educativos para docentes y ha asesorado a municipios en la instalación de dispensadores de protector en espacios públicos.
En cada acción, refuerza un mensaje claro: prevenir no es costoso, ignorar sí lo es. Solmayra Vargas ha logrado algo inusual: que un objeto cotidiano se convierta en símbolo de salud. El tubo de bloqueador solar, bajo su voz, deja de ser un producto opcional y se convierte en aliado. Y en una región donde el cáncer de piel sigue en ascenso, su insistencia no es exageración: es urgencia. Una urgencia contada con empatía, con datos, con voz firme y mirada cercana.
En palabras suyas: “La prevención empieza cuando uno decide que su cuerpo merece cuidado diario”. Y si ese cuidado comienza por la piel, que sea entonces con protector solar, con información clara y con un compromiso que, como su mensaje, no se borra con el primer chapuzón.