PAREJA
¿Estás en una relación tóxica?, pilas con estas señales de alarma
Conveniencias ocultas, manipulación emocional, actitud posesiva y controladora. Identifique las características tóxicas de una relación.
Lo tóxico representa aquello que está contaminado, que es venenoso, que daña e, incluso, puede aniquilar. Y, en el caso de las relaciones humanas, en especial las sentimentales, lo tóxico hace referencia a aquellos vínculos emocionales cargados de miedo, manipulación, violencia e infelicidad.
Algo que el médico sexólogo Edison Pazmiño define, básicamente, como aquella situación en pareja que genera perturbación a ambos miembros de la relación, lo cual inicialmente puede ser sostenible, pero con el tiempo fragmenta esa unión.
“Cuando se tiene una relación tóxica, el conflicto es el día a día de esa relación. No existe un diálogo, un consenso, no existen términos medios que permitan llegar a acuerdos de pareja y por lo tanto la perturbación siempre se hace presente. Una relación tóxica inicia con la falta de respeto y esto, claramente, conlleva a un sinnúmero de acciones, comportamientos y actitudes en pro de lastimar, herir y vulnerar al otro, buscando un beneficio personal”, dice el experto.
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Por su parte, la psicóloga clínica Paula Dávila aclara que las relaciones tóxicas pueden aparecer dentro de una pareja, en una amistad o en la misma familia, “podría decirse que se trata de esa relación donde mi autoestima se ve lastimada, donde mi autovaloración y la imagen que tengo de mí misma se ve distorsionada gracias al otro”.
Aclara que en este tipo de relaciones empiezan a hacerse frecuentes la manipulación y el egoísmo. Los términos y pautas que se tienen dejan de favorecer el crecimiento personal e impiden que cada uno realice su proyecto individual y paralelo.
“Todo vínculo en el que uno se encuentra, donde uno no pueda ser como uno es y mantener su autenticidad, o donde se tiene coartada la libertad y la posibilidad de decisión, ahí se habla de una relación tóxica”, dice la experta.
Para Pazmiño , si se cae en este tipo de manipulación emocional, los involucrados en la relación comenzarán a ser parte de un círculo vicioso que, por supuesto, “puede llevar a ciertos tipos de violencia, la cual puede escalar de la verbal a la física, generando síntomas de sumisión y miedo en uno o en ambos miembros de la relación”.
Lo cierto es que los signos para identificar cuándo alguien es peligrosamente tóxico con frecuencia son indirectos y subjetivos, lo que dificulta a las víctimas alejarse. Además, la manipulación hace que las víctimas puedan llegar a sentirse culpables o con miedo a la soledad, dificultando que tomen la decisión de partir.
Es muy importante identificar a tiempo si se está entrando a una relación tóxica para no alimentar ese círculo vicioso”, Edison Pazmiño, médico sexólogo.
Pazmiño explica que, aunque puede ser complejo terminar, es importante tomar el paso, en compañía de la familia y de un terapeuta profesional, que le ayude a sobrellevar el proceso. En el peor de los casos, lo ideal será buscar ayuda legal.
“Si se está ante una situación vulnerable, es importante acercarse a las instituciones donde se pueda hacer una denuncia formal, de tal manera que ya exista un antecedente legal ante situaciones de violencia extrema que puedan presentarse”, explica.
Pero antes de llegar a los extremos legales, lo ideal sería salir corriendo desde un principio.
“Si usted ya vio las alarmas, las características y está consciente de que está en una relación tóxica, huya de esa relación. Lo mejor es no volver a comunicarse con esa persona por un muy buen tiempo, porque estas personas son demasiado manipuladoras y con este tipo de personas no se puede tener un amistad, porque se puede volver algo muy peligroso. Las relaciones no son fáciles de dejar, tanto para el tóxico, como para el no tóxico, pero es necesario”, aclara Ana Cristina Mallarino, psicóloga y terapeuta de pareja.
Para Pazmiño hay ciertos niveles de toxicidad y no en todos es necesario terminar la relación. Hay oportunidades donde las cosas se pueden solucionar con terapia de pareja. Pero si ya la vida de la persona está en peligro, no hay razón para quedarse.
Pero mientras más tiempo se quede una persona en una relación tóxica, más dañinas serán las consecuencias. Para Dávila, “el mayor daño es que se adquieren patrones tóxicos. Pacientes que mencionan que eran muy tranquilos y no celaban a sus parejas, luego de pasar por una relación con una persona tóxica y controladora sus relaciones posteriores tienden a hacer réplica a esos patrones”.
Según Mallarino, no hay que olvidar los daños psicológicos: “Una relación tóxica nos deja temor, nos deja mucha inseguridad, empieza a afectar nuestra autoestima. Las personas experimentan mucha angustia por querer salir de esa relación y no poder. Incluso a algunos les afecta el sueño y el apetito, por la ansiedad y la depresión. Generalmente las víctimas de una relación tóxica se aíslan y todo eso son consecuencias psicológicas y emocionales”.
Es por ello que los expertos recomiendan mucha atención a las señales y dialogar abiertamente con familiares y amigos si algo les preocupa de su relación.
Según la psicóloga Paula Dávila, ”la condición básica para que una relación sea sana es que a ti te permitan ser y hacer”.
Señales de alarma
Según los expertos, siempre se presentan las mismas señales cuando uno está entrando o ya se encuentra en una relación tóxica.
El principal y más usual es que la persona siente una pérdida de libertad de decidir qué quiere hacer con su vida y se ve a merced de las pautas y reglas que impone su pareja.
“Eso es diferente a los acuerdos que se llegan cuando se tiene una relación de pareja, que es algo que ambos pactan y con lo que están de acuerdo. Cuando el otro empieza a decirme que no puedo salir con mis amigos, eso ya no es un pacto que tenga que ver con la relación, sino con la inseguridad del otro, que está proyectada en mí; a través de que yo me cohíba de hacer cosas, le genero tranquilidad al otro”, explica Dávila.
Igualmente, otra característica típica de las relaciones tóxicas es que ellas no generan paz. “La gente se siente mal, insegura, en una relación de desconfianza, y atrapada en una relación de la cual sienten que no puede salir. No tienen tranquilidad”, dice Mallarino.