Entretenimiento
El detrás de cámaras de un desfile en Nueva York
Para Malena Grandio, el verdadero éxito no se mide solo en el aplauso inmediato, sino en la huella que deja la experiencia.

1 de oct de 2025, 04:54 a. m.
Actualizado el 1 de oct de 2025, 04:54 a. m.
Noticias Destacadas
A las ocho de la mañana, Malena Grandio ya revisa el cronograma desde un rincón del backstage. El recinto todavía está en silencio: solo se escuchan conversaciones entre técnicos que instalan luces y asistentes que descargan cajas con vestuario exclusivo. El desfile comenzará a las seis de la tarde, pero la lista de tareas es extensa: montaje de escenario, pruebas de sonido, ajustes de iluminación, fittings, coordinación de modelos, control de cámaras y revisión final del guion visual.
Mientras supervisa el montaje, Grandio alterna llamadas con proveedores internacionales y mensajes de voz a distintos equipos. Habla en inglés con el departamento de sonido, en español con asistentes que llegan desde México y en francés con un coordinador creativo que colabora desde París. Su capacidad para moverse entre idiomas y estilos de comunicación le permite liderar equipos diversos con eficiencia y naturalidad.
Sobre una mesa improvisada junto a la entrada, un mapa del espacio marca la ubicación de cada elemento. Grandio señala cambios en la disposición de las cámaras para optimizar la transmisión en vivo del evento. Su decisión, aparentemente menor, ahorrará horas de edición y permitirá capturar ángulos limpios y estéticamente impecables para prensa internacional.
Con la llegada de las primeras modelos para la sesión de fittings, Grandio observa cómo fluye cada prenda bajo la luz de pasarela. Detecta que un vestido no proyecta el movimiento deseado y coordina con el equipo de vestuario para ajustarlo en tiempo récord antes del desfile. En paralelo, confirma la recepción de un envío urgente de accesorios desde otro estado e integra el nuevo material sin alterar el cronograma general, demostrando precisión operativa y adaptabilidad.
El almuerzo, más reorganización que descanso, es el momento para revisar la entrada de los modelos, la posición de equipo de prensa y los accesos de seguridad. Cada cambio responde a una estrategia concreta, respaldada por la experiencia adquirida en producciones anteriores para evitar imprevistos costosos.
A medida que avanza la tarde, el ritmo se acelera. Las pruebas de sonido se cruzan con los ensayos de pasarela y ajustes de iluminación. Grandio recorre cada sector, alternando indicaciones técnicas con la recepción de invitados clave de la industria. Pasa unos minutos con el equipo de cámaras para confirmar la cobertura de todos los ángulos, asegurando que ningún momento del desfile quede fuera de registro.
Treinta minutos antes del inicio, el backstage funciona como un ecosistema perfectamente orquestado: maquilladores concentrados, modelos en fila, asistentes conectados por walkie-talkie y Grandio coordinando simultáneamente cada decisión. Su comunicación es clara y directa; no hay margen para largas explicaciones, solo precisión.
El desfile comienza puntual. Grandio observa el desarrollo desde la posición de control, con la mirada fija en los monitores, atenta a la secuencia de entradas, la música y el tiempo de cada bloque. Si algo se desvía, lo corrige de inmediato con una instrucción breve. Al finalizar, los aplausos confirman el éxito: la colección logra el impacto visual y mediático esperado, con cobertura en medios como Vogue Runway, WWD y Harper’s Bazaar.
Para Grandio, el verdadero éxito no se mide solo en el aplauso inmediato, sino en la huella que deja la experiencia:
“Podés tener el mejor resultado visual, pero si el proceso fue un caos, algo falló en la producción. Mi trabajo es que ambas cosas funcionen: el resultado y el camino para llegar a él”.
Su estilo meticuloso, basado en planificación estratégica y capacidad de respuesta rápida, es el resultado de años produciendo en entornos exigentes: desde espectáculos internacionales con Cirque du Soleil hasta activaciones de marca en Times Square y desfiles en Nueva York. En una ciudad donde la competencia por la atención es feroz, su precisión operativa y visión estética global la posicionan como una productora creativa de referencia en la industria.