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El cantante español Leo Jiménez en Cali: “No comulgo con los purismos, puedes disfrutar del metal y otras músicas”
El reconocido vocalista de bandas como Stravaganzza y Saratoga, regresó Cali para un concierto con lo mejor de su repertorio.
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14 de nov de 2025, 08:04 p. m.
Actualizado el 15 de nov de 2025, 04:29 p. m.
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Leo Jiménez llegó a Cali cuatro días antes de su concierto, “este es mi clima preferido”, dice. Empezó su gira en Bogotá, luego estuvo en Manizales y Bucaramanga, y para este viernes, 14 de noviembre, dará una descarga del mejor metal en español junto a su banda solista.
Será en el nuevo Teatro San Fernando, un escenario que está consolidándose con grandes conciertos de metal, como el concierto de los brasileros Angra, junto a las bandas locales Legend Maker y Dark Empire, en marzo de este año.
El cantante español, una de las voces más poderosas del metal en español de la actualidad, apodado “la bestia”, por su combinación de agudos y guturales, interpretará una selección de su amplio repertorio, incluyendo algunas canciones de sus bandas anteriores como Saratoga, Stravaganzza, del proyecto 037 LEO y de sus discos solistas.

Su más reciente producción musical es el sencillo ‘Mírate’, una canción que critica la vanidad y la soberbia, con un sonido contundente formado por riffs densos y una batería con golpe seco, más cercano al US Power que al heavy metal clásico.
Leo Jiménez acude a la redacción de El País junto a la jefe de prensa Ludy Preciado, su mánager Tomás Quilez, y Carlos Expósito, baterista que lo acompaña desde la formación de Stravaganzza.
Su regreso a Cali está determinado por la fanaticada que lo sigue fielmente desde la llamada Capital Mundial de la Salsa.
“Es cierto, ayer caminando varias personas se acercaron a saludarme y tomarse fotos conmigo, vimos bastantes bares de rock, tiendas donde vendían merchandising de rock y de heavy metal. Es una ciudad con una escena rockera firme, nos ha pasado, por ejemplo, en El Salvador, que no vi demasiadas tiendas de rock. Acá en Colombia siempre se ve muchísimo rock y aquí en Cali se ha visto especialmente, con lo cual te das cuenta de que el rock gusta y si gusta el mío y el de mi banda, pues genial, el doble de bueno", expresa.
—Hay un prejuicio bastante marcado entre la comunidad rockera y metalera, según el cual no pueden disfrutar otro tipo de música, porque sería como una traición. ¿Qué opina de los purismos musicales?
Yo no comulgo con eso, vivo en otra con otra percepción de la música, pero no es de ahora porque tenga ya una edad, sino incluso cuando era más pequeño. Ya con 20 años maduré lo suficiente como para darme cuenta de que la música es música y que el rock tiene unos ingredientes y, por ejemplo, la salsa tiene otros y ambos son interesantes y se pueden conjugar, no tienen por qué ser incompatibles para nada.
Puedo contar que nuestro guitarrista baila muy bien salsa y a mí me gusta cantar boleros, y yo Carlos toca flamenco y jazz con la batería, que no tienen nada que ver con rock, pero es que nosotros somos músicos, sí es cierto que hacemos rock y metal principalmente, vivimos de eso, pero el resto de música son bien aceptadas.
—¿Cómo es de crossover la playlist de Leo Jiménez?
Si tú vienes en el coche conmigo a un viaje largo, imagínate hacer 400 km, empezamos escuchando grupos de black metal como puede ser Dimmu Borgir o como puede ser Behemoth y al instante te pongo Luis Miguel. Alguien pensará, ¿qué raro?
Pero es raro para la mentalidad de un rockero convencional, mientras que para mí es totalmente normal. Y al rato, después de una tanda de metal extremo, te puedo poner sevillanas o folklore de español, luego escucho alguna banda de pop y a ratos escucho otros estilos. Yo siempre he sido muy abierto de mente y me rodeo de gente igual, porque creo que eso enriquece la música.
Y eso se transmite en el en el rock que luego haces. También es cierto que dentro del metal lo que más me gusta es el sonido extremo, curiosamente. El mismo que escucha Luis Miguel al rato está escuchando death metal, que es lo más radical dentro del género. Igual me gusta mucho Nino Bravo, Camilo Sesto, Cristian Castro, Juan Gabriel, aunque para mí el dios es Luis Miguel.
—¿Cuál es la particularidad y riqueza del metal en español comparado con el anglo?
Siendo muy franco, porque yo soy sincero y eso me caracteriza. Salvo raras excepciones, de bandas en concreto, que utilizamos más nuestras raíces y tomamos más del folclore de España, no veo mucha diferencia entre el metal internacional y el nacional, así como en el latinoamericano.
Siempre he visto que en España se intenta mucho, y yo lo he hecho, soy el primero que ha pecado de ello, emular a nuestros ídolos legendarios, que la mayoría suelen venir o bien de Inglaterra o bien de Estados Unidos o de Alemania.
Sí es cierto que hay algunas bandas como en el caso de Extravaganzza, Hora Zulú, Fausto Taranto, que utilizamos el folclore español como ingrediente. Entonces, eso hace que sí se note un color español dentro de nuestro rock. Pero en líneas generales tampoco hay tantas bandas que utilicen el folklore.
—¿Y cómo es cantar heavy metal en español?
Es claro que el inglés y el español a la hora de cantar son muy diferentes. El inglés es muchísimo más dulce, se puede encajar de diferentes maneras, la acentuación se puede dejar más suave.
El español es como muy brusco. Según comentan, el español y el ruso tienen muchas similitudes a la hora de hablar. Somos muy bestias, muy tajantes. Entonces, eso te limita un poco a la hora de hacer ciertas cosas con la melodía lírica. Pero como yo no he nacido en otro país y siempre he hablado español.
Interviene Carlos Expósito, quien es angloparlante y conoce más de cerca el trabajo con ambos idiomas.

“Lo realmente importante es expresar. Al final la música tiene que ser un vehículo para la letra, en el caso de música cantada, donde que quieres plasmar algo. Si eres capaz de hacerlo en inglés de una forma coherente, encontrarás pequeñas diferencias de fonética en el fraseo. Son sílabas más largas en inglés y oh yeah y todo ese rollo, que al final lo tenemos muy asociado al rock, que es netamente inglés”, explica Carlos.
“Pero sí es verdad que también ocurre otra cosa muy diferente. Y es que cuando estás componiendo en español, puedes ver letras un poco más elaboradas que en algunos casos de inglés. No porque en inglés no se pueda escribir de una forma elaborada y culta, sino porque la cultura y la idiosincrasia del rock tradicionalmente no apunta a eso, y si tú coges alguna que otra letra en inglés y la traduces parece un poco ridícula”, complementa.
—¿Cómo describiría su evolución musical desde las primeras bandas a su propuesta en solitario?
Creo que mi característica desde el principio es que soy un poquito transgresor con respecto al purismo del heavy metal, porque para empezar estéticamente hablando nunca nunca comulgué demasiado con ciertas pintas.
Y luego, musicalmente hablando, me he caracterizado por ser muy abierto en el sentido de no centrarme en un único estilo o sonido dentro del metal.
Como decía antes, igual que valoro la salsa y puedo valorar el flamenco, dentro del heavy metal me puede gustar el rock más clásico de los 70 o la tendencia más moderna que hay ahora en 2025.

Me gusta beber de muchas fuentes e influenciarme de ello. Y los que me conocen y me siguen también gustan de eso. Creo que siempre he llegado a un público que un poco parecido a mí en ese aspecto.
Hay un público muy purista, que le gusta un estilo concreto, siempre he dicho si te gusta AC/DC, te gusta hasta la muerte el mismo sonido, y ellos siguen iguales desde que empezaron hasta ahora, llevan 50 años haciendo una cosa muy parecida.
Pero en mi caso es diferente, no me quedo con un sonido para siempre, en Extravaganza era una cosa, en Saratoga era otra y quizá en Leo Jiménez como solista es un poco de todo, un poco de todas las partes y de todas las etapas que he tenido.
—¿Y como compositor?
Debo ser muy sincero, la mayoría de cosas que yo compongo para mí, para mi gusto personal o íntimo, no salen a la luz. Hay muchas cosas que compongo que me gustan a mí y que seguramente el público de heavy metal no entendería. En ese sentido, me tengo que refrenar y reprimir muchas veces.
Sé que hay un público radical, algo que comprendo, aunque no lo comparto, así que me ha tocado guardarme cosas y mostrar solo canciones que sean más acordes con el gusto generalizado de los metaleros.
—¿Cómo ha madurado en su rol de cantante?
Creo que el Leo Jiménez de ahora, como cantante, no necesita estar cantando agudo ni gritando todo el rato, como antiguamente para intentar demostrar algo. Ya no tengo nada que demostrar a estas alturas.
Estoy más cerca de los 50 años que de los 30, y creo que quien me conoce sabe de mi timbre y sabe que tengo otras características como vocalista más interesante que el puro grito.

Sí está bien pegar un grito en un momento determinado de la canción, en el punto concreto puede haber un grito, pero yo considero que el rock y el heavy metal es mucho más que gritos. En mi caso concreto, la riqueza de mi manera de cantar está más en el timbre y en las formas, que me nutro de otras fuentes, yo puedo cantar un bolero o una balada, y a lo mejor me nutro más de esa influencia que de otras cosas a la hora de cantar una balada.
Seguramente haya muchos puristas que digan, “odio a Leo Jiménez”. Pues eso está bien, porque es justo lo que quiero, es decir, no quiero que me odien, pero sí quiero llegarle a otro público, no tengo ninguna necesidad de llegarle al purista, yo no hago música pensando en ellos. Yo hago música para la gente que es más abierta de miras. Eso no quiere decir que mi música no sea muy metalera, es muy pesada, como dicen acá.
Pero mi target no está en el que solo escucha AC/DC o Iron Maiden, está en un tipo de público más transigente y que puede tranquilamente irse a bailar salsa un viernes e ir al concierto de heavy metal el sábado, y disfrutar de ambas cosas. Yo siempre digo, a mí lo que más me gusta es el heavy metal, pero yo no me considero músico de heavy metal, me considero músico.

Periodista y escritor, entre sus publicaciones destaca el volumen de ensayos ‘Libro de las digresiones’. Reportero con experiencia en temas de cultura, ciencia y salud. Segundo lugar en los Premios Jorge Isaacs 2022, categoría de Ensayo.
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