DARÍO GÓMEZ
Darío Gómez no solo dejó letras de canciones, también trabajaba en su autobiografía
Así lo cuenta el comunicador Rodrigo Ospina, quien trabajó unos 20 años con el artista en varias actividades de su empresa, entre ellos de promotor, y ahora hace parte del equipo de redacción de la autobiografía, que si bien no tiene fecha, ya está casi lista para corrección.
Darío Gómez había estado escribiendo la historia de su vida, quería contarla en su voz y a su manera. Así lo cuenta el comunicador Rodrigo Ospina, quien trabajó unos 20 años con el artista en varias actividades de su empresa, entre ellos de promotor, y ahora hace parte del equipo de redacción de la autobiografía, que si bien no tiene fecha, ya está casi lista para corrección. Él creería que dadas las circunstancias, quizá salga pronto.
“Veinte años apoyé en varias actividades su empresa, pero nos desconectamos y seguimos en contacto con Olga Lucía Arcila, quien fue su esposa y era su manager todavía. Él había escrito unas líneas en papel, con lapicero, y me llamaron, que si podía transcribir el borrador. Las últimas páginas las mandé hace 15 días, que le hice una entrevista hace un mes para reforzar unos datos, en compañía de su hermano, que aún tiene memoria de la infancia. Ahí vamos. En ese libro va a contar toda la vida, la historia de las canciones, por qué escribió tal tema, su paso para llegar a grabar, todas las puertas que tocó hasta que por fin una disquera lo recibió. Trabajó en Papeles Familia, en Scott de Colombia, fue operario en esas fábricas. Él iba haciendo canciones mientras trabajaba, como cogiendo café, cuando estuvo en Venezuela de donde lo deportaron y perdió un cuaderno con más de 70 canciones.
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Componía desde los siete años. La primera canción instrumental que interpretó fue El pasillo esperanza, lo interpretó de puro oído, con una guitarra que le regaló el abuelo. Él no fue académico, y ya cuando se logró ubicar en Scott, y que ya tenía más estructurada la música, tras la muerte de Gildardo Montoya, lo llamaron de Codiscos para que cogiera las riendas de director artístico. Su primer trabajo fue uno parrandero que se llama El Zapatero y tenía el tema Las ideas de la viuda, pero la canción popular con la que empezó fue Pensando en ella, y Ángel Perdido, que se la hizo a una hermanita que murió. En los últimos tiempos no contó que estuviera escribiendo, se dedicó a regrabar y a acompañar a unos artistas nuevos.
Él es un ejemplo de vida por la cantidad de dificultades del comienzo. Primero tuvo dificultad para estudiar, no pudo hacer bachillerato, a fuerza de lidia terminó la primaria. Quería ser astrónomo, pero no pudo estudiar, porque cuando fue grandecito le tocó jornalear en la finca, que su papá había recién comprado. Le gustaba mucho el universo, conocer más de la Luna.
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Era muy sencillo, muy humilde, muy conversador, a pesar de que él no tuvo una preparación académica muy amplia. Le gustaba llenar crucigramas, eso le ayudó mucho para las letras y conocer palabras. Darío tiene un sentimiento de filantropía, de amor al prójimo.
Tenía muchas ganas de sacar el libro, que seguramente se publicará pronto, y de hacer una película. Su muerte es una cosa inesperada. Me encontré hace un mes con él para la entrevista y lo vi muy bien. Fue algo súbito”.