Música
Biógrafo de Gustavo Cerati habló del libro inspirado en el mítico líder de Soda Stereo
El 4 de septiembre se cumplen nueve años de la muerte de Gustavo Cerati. Su biógrafo Sergio Marchi habló del libro inspirado en el mítico líder de Soda Stereo.
Sergio Villamizar, Colprensa
El 4 de septiembre es un día triste para Argentina y para buena parte de los fanáticos del rock en español. Ese día, en 2014, a la edad de 55 años falleció Gustavo Adrián Cerati, una de las figuras más relevantes de la música en América Latina.
Durante estos primeros años de ausencia, tras el accidente cerebrovascular que sufrió en 2010 en Venezuela —días después de presentarse en el viejo y deteriorado Coliseo El Campín de Bogotá—, varios libros se han publicado en torno a su figura y su legado artístico, pero ‘Algún tiempo atrás: la vida de Gustavo Cerati’, era uno de los más esperados, y la razón: su autor.
Sergio Marchi es un periodista que lleva más de 40 años siguiéndole los pasos al movimiento del rock argentino, con nueve libros que lo confirman, entre los que se cuentan las biografías más leídas sobre Charly García, una más de Pappo, así como la historia de Luis Alberto Spinetta.
Fueron necesarias 600 páginas para narrar la historia de un músico que siguió los pasos de maestros como Spinetta y García, labrando un movimiento que abrió las puertas para que el rock argentino consolidara un mercado internacional.
Líder del fenómeno Soda Stereo, Cerati construyó una carrera como solista que prometía mucho que dar, cuando un accidente cerebrovascular lo alcanzó finalizando su gira internacional de conciertos con su álbum ‘Fuerza natural’, llevándolo a un estado de coma por cuatro años, y finalmente a su fallecimiento.
Desde su casa en Buenos Aires, mientras trabaja en una nueva historia del rock argentino, Sergio Marchi habla sobre la aventura de narrar la vida de un ‘rockstar’, Cerati.
En Argentina esta biografía se publicó hace unos meses. ¿Cómo ha sido la respuesta de los lectores?
Ya vamos por la cuarta edición. Ha sido tan abrumadora como cálida. La gente está muy contenta de la salida de una biografía de Gustavo Cerati con muchas voces, documentadas, a fondo. La gente te empieza a mandar cosas, uno termina pareciendo un santo y te envían tributos.
¿Por qué un artista como Cerati genera este tipo de reacciones?
Murió muy joven, esto le agrega cierta emotividad. De algún modo el libro, aunque la pérdida de Gustavo sea irreparable, es una pomadita, te aligera el dolor cuando sos muy fan.
¿En qué momento llega la idea de este libro?
Desde que Soda Stereo se separa, Gustavo empieza a ser una figura mítica. Incluso, se lo comenté a él en 1998, pero con Soda Stereo recién separado sabía que tenía más ganas de olvidar que de recordar. Tenía todo para hacer una carrera larga como solista, así que había tiempo para hacer el libro. Y yo tenía la ventaja de que él me había dicho que le había gustado mucho el libro que hice sobre Charly García. El proyecto me lo tomo en serio cuando terminé el libro de Luis Alberto Spinetta en 2018, y pensé que sería lindo seguir con el libro de Cerati, pasar del maestro al mejor discípulo que pudo haber tenido Spinetta.
Charly García, Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati, distintos personajes, protagonistas de un mismo movimiento: rock argentino…
El movimiento del rock argentino es muy largo, arrancamos en 1966 y nunca se cortó, aunque con momentos críticos, pero Charly y Spinetta son dos polos de una generación, y Gustavo es un personaje de otra más cercana a la mía.
¿Cuál fue la parte más complicada a la hora de abordar la investigación?
Lo más complicado fue Venezuela. Sobre la última gira de conciertos de Cerati se requería estar muy seguro de cada uno de los datos y saber cómo narrarlo. Al ser una muerte trágica y larga, con cuatro años en coma, da para que se haga un gran relato épico, pero no era lo que necesitaba el libro, se debía contar esa parte con cierto decoro para no ser amarillista. Aunque fue difícil, a la vez, fue lo más fácil porque lo tenía muy claro, tuve mucho cuidado para no tropezar.
¿Y la separación de Soda Stereo tuvo su complejidad también?
Había que tomarla con pinzas porque la pelea entre ellos fue muy fuerte. Este tipo de hechos generan muchas fantasías, lo que hace más difícil encontrar la realidad. Siempre se genera una especie de historia borrosa en torno a artistas y grupos como Soda Stereo, que son jóvenes y amigos que arman una banda que con los años deciden acabar, pero hay muchos temas serios y turbulentos en ello, de contratos y de dinero, con presiones, intereses de terceros, así como drogas y líos en torno a mujeres. En todo esto, hay que ir jugando con el volumen para encontrar el foco de la historia, para que cuando lo termine, sea lo más verdadero.
Presenta a un Gustavo Cerati con distintas máscaras, ¿eran distintos personajes en el mismo artista?
No sé si te inventas un personaje, pero sabes que hay cosas que se te permiten en un escenario, que se te permiten en público, pero ese personaje idolatrado tiene que bajar a la tierra en algún momento, para pagar las cuentas de la casa o cambiar los pañales del hijo. Es algo que a muchos artistas les cuesta cantidades.
Hace algunos años escribí el libro ‘Room service’, la historia de las estrellas de rock, con sus anécdotas disparatadas, y lo que me comentaba Steven Tyler, de Aerosmith, es que esto es una especie de enfermedad que él llamaba ‘unicidad terminal’, donde uno se siente único en el escenario, y cuando bajas, caminas por las paredes, porque aún te sientes allí. Gustavo, en grados de fama, ha sido quien mejor lo manejó. Spinetta no era tan famoso, no buscaba el estrellato, entonces su personaje era más misterioso, lo que ocultaba su humildad en su genialidad.
¿Cuál es el mayor mito que existe en torno a Gustavo Cerati?
Traté de destruir todos los que pudiera. Decían que era creído y distante, pero al Gustavo que conocí no era así. Su hermana me contó que cuando 50 mil personas quieren estar en contacto con vos, todo se complica, y ser distante es el mejor escudo. Se decía que venía de cuna de oro, lo cual es mentira. La suya era una familia trabajadora que había llegado a Buenos Aires desde el interior de Argentina, y no es fácil pasar de una población muy pequeña a una ciudad con más de 15 millones de habitantes.
Gustavo es hijo de esa Argentina que a lo mejor permanece en algún lugar de Latinoamérica, como un gran faro cultural, donde pasan cosas y hay una economía más o menos desarrollada, pero eso ya pasó hace 50 años.