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Educación

¿Es posible una crianza de niños sin masculinidad tóxica? Expertas comparten pautas para los padres

Una preocupación de las familias actuales es cómo educar a sus hijos varones para que crezcan sin comportamientos machistas.

27 de julio de 2024 Por: L. C. Bermeo Gamboa / Redacción El País
Educar en el respeto a la diversidad y el reconocimiento de las diferencias es fundamental para que crezcan personas sociables y abiertas al diálogo.
Tanto padres como madres, en un ejercicio de autoconciencia, deben contribuir a no promover comportamientos machistas en sus hijos. | Foto: 123RF

Las reuniones familiares, hasta hace muy poco, se organizaban de la siguiente forma: las mujeres (esposas, madres, hijas), se concentraban en preparar las comidas, mientras los hombres (esposos, hermanos, padres), se sentaban a ver un partido de fútbol o solo a conversar, esperando que los llamaran a comer. Entre tanto, los niños estaban por su lado divirtiéndose con juegos, mientras las niñas podían ser ocupadas en servir a los mayores, llevar una bebida, limpiar la mesa o lavar los platos al final.

Desde la infancia, a las niñas se les enseñaba a ser serviciales y delicadas, pero los niños debían ser protectores y rudos, reproduciendo por generaciones una cultura patriarcal basada en la sumisión de ellas y el dominio de ellos, un paradigma retrógrado y desigual que está superado en los modelos de crianza actuales, aunque esto no quiere decir que haya desaparecido por completo de la sociedad.

Familia
Las familias actuales tienen como reto la crianza de niños fuera de los modelos machistas. | Foto: Getty Images

Gracias a las reivindicaciones feministas y sus victorias sociales por la adquisición plena de todos los derechos civiles, la crianza para las mujeres ha evolucionado en términos de igualdad y libertades. Y, por otro lado, la crianza de los hombres, todavía está rezagada en cuanto a que no es muy claro —para los padres y madres— cómo evitar que reproduzcan comportamientos de masculinidad tóxica, puesto que, como se evidencia en lamentables noticias, pueden ser futuros generadores de violencia de género.

Para Rita Patricia Ocampo Cepeda, doctora en Psicología Social, “el concepto de masculinidad tóxica de alguna forma banaliza la crianza, porque el asunto es mucho más complejo, y pienso que es más adecuado referirse a la idea de masculinidad hegemónica, que deriva de las relaciones históricas y culturales entre géneros, en las que han existido ciertas formas de ser hombre y de ser mujer, asociadas a lo femenino y a lo masculino”.

Pero, continúa la también docente del Departamento de Estudios Psicosociales de la Universidad del Valle, “cuando oculta las diferencias individuales e impide el desarrollo de la singularidad de las personas, termina siendo perjudicial no solamente para las mujeres, porque genera violencia, sino también para los hombres, porque no pueden expresar otras opciones de ser y sentir, quedando adheridos a unos roles de género tradicionales, estereotipos que en muchas ocasiones generan represión e impiden el sano desarrollo de las emociones”.

En una entrevista para la BBC, la escritora y madre de tres hijos varones, Ruth Whippman, autora de ‘Boy mom, reimagining boyhood in the age of impossible masculinity’ (“Mamá de niño, reimaginando la niñez en la era de la masculinidad imposible”), indica que hoy en día, hay “una gran oportunidad para cambiar las cosas. Tenemos una revolución a medio hacer en cuanto al género. Creo que la generación de nuestras madres hizo un gran trabajo en ampliar las posibilidades y los roles para las niñas. Ahora ha llegado el momento de hacer lo mismo con los niños”.

En este sentido, Annie de Acevedo, neuropsicóloga y experta en crianza, considera que la clave para criar hijos varones, lejos de la masculinidad tóxica o hegemónica, está en que los padres tengan autoconsciencia de sus propias taras machistas, las que traen de la antigua crianza.

“Las madres y los padres deben ser conscientes, en algunos casos, de que ellos fueron criados así y no les ha servido, por lo que es necesario que empiecen a hacer una serie de cambios como, por ejemplo, generar condiciones de igualdad en el hogar, que niños y niñas cumplan los mismos deberes y reciban los mismos premios: esto es, que ambos pueden encargarse de las labores de la casa, lavar los platos, servir la mesa, y que ninguno está al servicio del otro”, sostiene Acevedo.

Beautiful latin american single parent with her two kids at the supermarket shopping for groceries and boy pointing at something both smiling
Las expertas proponen una crianza con igualdad, en la que niños y niñas asuman las mismas responsabilidades y tengan las mismas libertades. | Foto: Getty Images

Así mismo, aclara que estas normas deben estar fortalecidas por el ejemplo de los padres. “Es muy importante que tengan esto claro, los niños tienen una condición que los define para toda su vida, son las llamadas neuronas espejo que les permiten aprender a través de la observación, imitando la conducta de los padres, y este reflejo tienen un impacto del 90% en los niños y niñas, de ahí la importancia del ejemplo”, agrega la autora del libro ‘La buena crianza en el siglo XXI’.

Por lo tanto, explica la psicóloga Ocampo Cepeda, “si en hogar hay una figura masculina que se exalta y tiene marcados rasgos agresivos, que exhibe comportamientos competitivos y es emocionalmente reprimida, y sus miembros la ven como positiva, no solamente por hombres o por personas que se definen como hombres, sino también por mujeres que valoran esa masculinidad en la crianza, pues eso va a crear dificultades en la crianza, porque van a limitar al niño en la expresión de su propio ser y en las relaciones con los otros”.

Quizá uno de los aspectos de la crianza de hijos varones, entendiendo el término por relación biológica, sea el manejo de las emociones, la libertad para expresar su sensibilidad y la tolerancia a la frustración, que en la crianza machista son reprimidas, cuando no abiertamente ridiculizadas como rasgos de debilidad, que en su concepción, nos son propios del rol masculino.

Si un niño se cae y se queda en suelo llorando, no es lo más recomendable —como padres— juzgarlo, crear un sentimiento de culpa o hacer que niegue su dolor, exigiéndole que se pare solo, o que “sea fuerte”.

Educar en el respeto a la diversidad y el reconocimiento de las diferencias es fundamental para que crezcan personas sociables y abiertas al diálogo.
Educar en el respeto a la diversidad y el reconocimiento de las diferencias es fundamental para que crezcan personas sociables y abiertas al diálogo. | Foto: 123RF

Ante esto, Annie de Acevedo, en su libro, propone una pauta basada en el modelo de crianza positiva, que consiste en enseñar “a sus hijos a expresar sentimientos, preguntándoles acerca de su día, sobre algo bueno que les haya pasado, sobre algo que les haya hecho sentir felices o tristes. Todo esto permite el desarrollo de un lenguaje emocional necesario para tener un buen conocimiento y manejo de las emociones”.

Por último, para Rita Patricia Ocampo Cepeda, es muy importante preparar a los niños para comprender la diversidad social y de género, que puedan ser empáticos con los que son diferentes a él, “trabajar activamente para que haya un entorno en el que los niños entiendan que para desarrollar su identidad libre no tienen que pasar por encima del otro”.

Concluye haciendo énfasis en que debe fomentarse la tolerancia al rechazo en los hombres, sobre todo en lo que implica formar una pareja, “ir desmitificando en ellos la idea del amor romántico, en el cual, el otro se entrega incondicionalmente, para que poco a poco, puedan entender que las cuestiones del amor no necesariamente pasan por el poder, sino por la posibilidad del encuentro, la empatía por el otro, que tiene pleno derecho a ser escuchado, como cuando la novia o la esposa dice que no, y que cuando se acaba una relación puede ser resiliente y superarlo, sin negar sus emociones y afectos, respetando la decisión del otro”.

Pautas de crianza

La psicóloga Rita Patricia Ocampo Cepeda, comparte algunas indicaciones, partiendo de la filósofa francesa Élisabeth Badinter, para tener en cuenta en una crianza que busque superar los roles de una masculinidad hegemónica.

  • No separar géneros: “Evitar dividir a niños y niñas en términos de actividades y juegos, fomentar la coeducación, eso no quiere decir que no puede haber espacios solo para los niños varones, pero sí permitir actividades conjuntas con otros, en un espacio diverso”.
  • Expresar emociones: “Es fundamental ser vulnerables sin el temor al juicio, y eso lo tenemos que hacer tanto papás, mamás, como profesores, porque es clave entender que esa idea de ‘generación de cristal’ es muy dañina, puesto que las personas tienen derecho a llorar, pero no se van a quedar llorando siempre, esa es la primera forma de poder salir de los sentimientos de la ira o de la frustración, por eso importante reconocer que se están triste o enojado, si se bloquean estamos impidiendo el desarrollo de una dimensión esencial en los seres humanos”.
  • Cuestionar estereotipos: “Como familias debemos pensar si los roles que heredamos sirven hoy, no aceptarlos porque así ha sido siempre, podemos abrir espacios de debate en la familia y en las escuelas, pensar que es necesario luchar contra patrones que perpetúan la discriminación y el sexismo”.
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