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Marsiglia rompió su silencio: El exjugador del Deportivo Cali habló del drama que aún vive por su obligado retiro del fútbol
Después de una junta médica en octubre de 2022, a Marsiglia le recomendaron no jugar más.
Por Francisco Henao Bolívar
La noticia después de haber jugado el clásico vallecaucano, al final su último partido, ese 17 de abril del 2022, le cayó como un baldado de agua fría a Jorge Marsiglia, el defensa de Sahagún (Córdoba) que en poco tiempo se había convertido en figura del Deportivo Cali, con título a bordo en el 2021 y con un inminente fichaje para el fútbol brasileño.
“Lo más sano y recomendable es parar. Por tu vida es necesario no jugar más al fútbol”, le dijeron los médicos de diferentes países, que evaluaron los exámenes que se le hicieron al jugador. Parar justo cuando apenas comenzaba a despuntar, abriéndose un espacio en la titular del Deportivo Cali, siendo indiscutido en la defensa y aceptado por la afición, y pensando en su futuro, en el de su bebé que venía en camino, y en el del resto de la familia que reside en Sahagún.
“¿Le digo la verdad? Yo eso todavía no lo he asimilado, me parece mentira y hasta me pregunto que por qué a mi me pasó eso”, dice Marsiglia sentado en una silla verde y vestido con camiseta también verde, sus colores preferidos, al lado de la cancha donde tantas mañanas y tardes entrenó con sus compañeros.
Ha pasado ya un año y tres meses de la decisión médica que le cambió la vida y lo llevó a una profunda depresión, y Marsiglia decidió romper su silencio para contar la pesadilla que aún vive.
¿El hincha del Cali se pregunta qué es de su vida después de ese episodio que lo retiró del fútbol?
Después de todo este proceso en el que me definieron que no podía seguir jugando, me tomé un descanso, me alejé de las redes sociales y me fui para mi pueblo un tiempo a estar con mi familia, tratando de asimilar ese cambio en mi vida; fue un golpe que yo no esperaba, en mi casa tampoco.
Fue muy duro al comienzo, estuve muy deprimido, no quería hablar con nadie, me encerré en la casa y decidí aislarme con mi familia para darle manejo a la situación. Ha sido muy difícil desprenderme de esos recuerdos de jugador porque todo a mi alrededor tiene que ver con fútbol. A ratos me vienen esos recuerdos y me da la nostalgia de querer estar con el equipo. Poco a poco voy asimilando que el camino es diferente al que tenía planeado. Son cosas de Dios.
¿Cómo empezó todo?
Desde el 2018 cuando nos hicieron unos exámenes de ingreso, y en un electro uno de los médicos me dijo que veía una cosa rara; desde ahí me empezaron a hacer más estudios, me mandaron un ecocardiograma, pero todo salió normal. Seguí jugando y en control todos los años, pero en el 2021 cuando me volvieron a hacer el examen, todo parecía sin novedades, hasta que pasó lo del lateral Andrés Román en Boca Juniors cuando le dijeron que no podía jugar. Entonces nos hicieron otros exámenes más a fondo y ahí descubrieron que yo tenía una pared del corazón más grande que la otra; se salía de las medidas normales, pero que no era tan riesgoso porque tenía un parámetro que mide cuánto puede crecer.
Eso fue en el 2021, luego en el segundo semestre no se pudieron hacer exámenes por la cantidad de partidos que jugamos. En el 2022 comencé jugando, pero me hicieron una resonancia y recuerdo que el cardiólogo me dijo que había encontrado algo raro. Vi que era algo más importante, se dieron otros exámenes, alcancé a jugar unos partidos y el último acá fue un clásico y en el siguiente juego iba de titular, pero tuve la lectura de los exámenes y ese día me dijeron que no podía seguir jugando, que tenía que parar. Fue en abril del año pasado.
¿Qué siguió después?
Nos reunimos con el Presidente y con el profe Rafae Dudamel, además del médico. Ahí se dijo que había que darle manejo para que no se filtrara a la prensa, pero era difícil porque la prensa comenzó a ver que yo no entrenaba, entonces empezaron a preguntar que qué pasaba conmigo. Comenzó el rumor en redes, y de ahí ha pasado más de un año; se hizo una junta con médicos de España, Argentina y Estados Unidos, y todos coincidieron en que debía parar. Decían que era una miocardiopatía.
Yo jugué todos los partidos así y no sentí nada, ni ahogo, ni cansancio, ni dolor en el pecho. Es la fecha en que no siento nada. Fue muy duro al comienzo. Desde ahí ha sido un proceso lento, intentando asimilarlo, llevándolo de a poco; ahora estoy con la Sub 20, aprendiendo de los profes, viendo a ver si me decido por la dirección técnica. Ahí vamos.
¿Cuando le dijeron que había que parar, qué pasó por su cabeza?
Fue muy duro todo. Recuerdo que ese día terminé el entreno y salí para la lectura de los exámenes, pero el médico me dijo que ya había visto la resonancia y que tenía que parar sí o sí. Cuando me dijo eso se me aguaron los ojos. Le dije que si podía jugar algunos partidos y después parar, llevar la situación de a poco, pero dijo que no, que era muy riesgoso y que me podía costar la muerte súbita. Fue un baldado de agua fría, yo estaba bloqueado, no quería saber de nada, pensé en mi familia y en mi futuro. Ya en mi casa lloré toda la noche, estaba deprimido, triste.
Cuando llegaba al entrenamiento y debía trabajar aparte, se me salían las lágrimas, pensaba en mi futuro y en mi proyecto de vida. Esto era el sueño mío desde niño, ser una estrella, y todo se derrumbaba de un momento a otro cuando estaba en buen nivel y prácticamente salía al exterior en el siguiente mercado. Todo fue como un freno de mano en seco, hubo días que amanecía tan deprimido que no iba al entrenamiento, me quedaba en la casa. No sabía ni qué hacer para distraerme. Aún pienso en eso. Son cosas de Dios. Siempre guardo la ilusión de que en un nuevo examen las cosas salgan bien. Veo a los muchachos entrenar y quisiera estar ahí con ellos, ayudando.
¿Cómo hizo para dormir después de una noticia como esas?
Difícil, yo pasaba de largo, no dormía pensando en todo lo que estaba pasando; yo venía jugando todo, era figura entre comillas, ya tenía todo listo para irme al exterior. Era de los pocos que venía jugando todos los partidos, y parar así es complicado. Todas las noches pensaba, decía que no sentía nada, creía que los cardiólogos se habían equivocado, que de pronto no eran mis exámenes. Pero ellos son los que saben, y era mejor parar porque el riesgo estaba.
¿Quién o quiénes fueron clave para superar esos momentos de depresión?
Uno que siempre estuvo pendiente fue Humberto Acevedo, el arquero; Andrés Balanta (qepd) antes de irse para Argentina también estuvo acompañándome mucho, lo mismo que John Vásquez. Cristian Mafla me invitaba a cenar, ellos entendieron que la idea era sacarme de la casa para entretenerme. Más que compañeros, fueron amigos en esos momentos duros.
¿Qué ha sido lo más duro en este proceso?
Ya estoy más conscientes de que no voy a volver a jugar. Por momento guardo la esperanza de que algún nuevo examen salga bien porque los milagros existen. Sin embargo, esa ilusión la he ido dejando de a poco, me ha ayudado mucho mi hijo que tiene nueve meses de nacido y ha sido ese colchón para este peso que llevo encima.
¿Le volvieron a hacer exámenes?
El último fue en octubre del año pasado y ahí me definieron todo; incluso llevo puesto cerca del corazón un monitor de eventos que cualquier anomalía la registra. He ido a controles y todo está perfecto. En septiembre tengo nuevo control. He hablado con muchos médicos y todos me han dicho lo mismo, que lo más recomendable era que dejara el fútbol.
¿Su ilusión la apoyó en lo sucedido con el danés Christian Eriksen y Andrés Román, jugador de Nacional, que volvieron a jugar pese a tener problemas cardiacos?
Sí, por un momento me ilusioné al ver lo de Eriksen porque eso fue más fuerte, estuvo creo que cuatro minutos inconsciente, muerto, y ahora está jugando en la élite. Yo no he sentido nada y no me explico cómo no puedo jugar. Pero a medida que iba leyendo sobre el tema, vi que lo de Eriksen y Román era diferente a lo mío.
Los médicos me dijeron que pueda que no sienta ningún síntoma, pero que jugando es posible que me de un paro cardíaco. Entonces era mejor evitar. Hay jugadores que les descubren la miocardiopatía, pero al final de sus carreras. Yo esperaba que conmigo pasara lo mismo, pero ya con un hijo no era conveniente tomar ese riesgo.
¿Cómo era el día a día cuando se fue para su pueblo a estar con la familia?
Los primeros meses los pasé en Cali, hablé con el profe Dudamel y le pedí permiso para irme para mi pueblo; allá le conté a toda mi familia lo que pasaba, a mis papás les dio duro, pero me dijeron que primero estaba la salud, que yo estaba esperando un hijo y no valía la pena arriesgarme, que estaba joven y podía hacer otra cosa. Muchas veces pensé en tomar el riesgo, intentarlo y jugar, pero ya con un hijo en camino era difícil tomar ese riesgo.
Allá mantenía con mis amigos, me ayudaron a distraerme, buscaban la forma de hacer algo para no pensar en esa situación. Eso me ayudó a asimilarlo un poco y a tomar fuerza para seguir adelante.
Usted ha querido pasar la página, ¿pero cómo hacerlo si sigue visitando la sede deportiva y ve los entrenamientos del primer equipo?
Eso es lo que hace que sea difícil que me olvide de todo; de pronto desprendiéndome del fútbol, pero es muy difícil porque estoy de asistente en la Sub 20 y los muchachos me recuerdan cuando estuve en ese proceso. Venir acá me hace acordar todo, de los entrenamientos y de los partidos. Cada rato veo video de los partidos que jugué... es difícil desprenderme de todo. Yo de pronto he asimilado que no puedo volver a jugar, pero por momentos me siento jugador. Cuando vengo y voy al camerino acá en Pance y saludo a los muchachos, me siento todavía jugador.
Le quedó un bonito recuerdo y fue el título del 2021...
Sí, le agradezco a Dios y a la vida el haber salido campeón, y lo logré al lado de jugadores grandes como Teófilo, Ángelo, Menosse, Hárold Preciado, Darwin Andrade, Johjan Valencia, ‘Guille’ (De Amores), Colorado... unos se fueron y otros se quedaron, pero estuvieron pendientes de mi situación. Fue un título muy bonito el que conseguimos.
En su mano derecha tiene un tatuaje con un mensaje que dice: ‘Disfruta la vida’. ¿Cuál es la historia?
Me lo hice en enero del 2020 antes de que pasara todo el problema del corazón, y me lo tatué porque esa frase siempre me ha gustado. A pesar de todo uno tiene que disfrutar, esa es la vida. Me lo hice, no sabía nada de lo que venía. y cuando me dicen que no podía jugar, me vi el mensaje y dije que había disfrutado en la cancha y en cada partido.
¿Va al estadio?
Sí claro, cada que tengo la oportunidad voy, acompaño a los muchachos, los saludo después del partido.
Es asistente técnico en la Sub 20 del Cali, ¿se va a inclinar por la dirección técnica?
Sí, cuando era jugador decía que debía ser muy duro tener contenta a una plantilla de 27 jugadores, son 27 cabezas diferentes y 27 mundos. No me llamaba la atención el tema, pero estando con la Sub 20 del Cali ya uno va aprendiendo a manejar la situación y saber qué les puede decir a los muchachos.
¿A qué técnicos admira?
Yo admiro mucho al profe Alfredo Arias y a Dudamel por su forma de jugar, la idea táctica... una vez hablé con Dudamel en el estadio y me dio un consejo, que me fijara en la forma de juego de los técnicos que a mi me gustaran, pero que siempre pusiera mi toque personal en el estilo de juego. Por ahora estoy haciendo los cursos para poder dirigir, pero analizo partidos y diferentes forma de juego.
¿Se ve como técnico del Cali en unos años?
Sí Dios me la oportunidad sí, qué más le pediría, el equipo con el que salí campeón.
¿Cuál fue el partido que más disfrutó?
Creo que la final del 2021 cuando fuimos campeones, pero no por lo personal sino por la forma como luchó el equipo ante el Tolima; estábamos abajo en el marcador y lo empatamos y lo remontamos para ser campeones en Ibagué. Hacía varios años que el Cali no daba la vuelta olímpica.
¿Qué piensa de la situación del Cali hoy?
Es complicada por el tema del descenso, es una presión más que se le agrega. Creo que la solución es tirar todos para el mismo lado, empezando por los directivos, que se pongan de acuerdo en las decisiones, mirar si los jugadores que vienen son los adecuados para manejar la presión y el peso de llevar la camiseta del Cali. Hay que sacarlo adelante.