Cultura
Los payaneses vivieron con fervor la procesión de la Virgen de Belén
Se cumplió esta tradicional fiesta religiosa, la cual representa los momentos que vivieron José y María antes llegar al portal de Belén para el nacimiento del Niño Jesús.
Los payaneses vivieron con fervor la procesión de la Virgen de Belén, la cual recorrió las principales calles de Popayán en medio de la alegría de los niños y las chirimías.
“La festividad anual de Nuestra Señora de Belén es una manifestación religiosa, cultural y social, tradición viva, colectiva y dinámica, de inmenso valor simbólico y de profundo arraigo popular. Fue instituida por la Cofradía de Jesús, María y José en el año de 1687, se ha transmitido de generación en generación, desplegando valores religiosos, culturales y sociales, salvaguardando un patrimonio propio, que ha evolucionado en respuesta a su entorno y que contribuye a infundirnos un sentimiento de identidad como payaneses”, agregó el líder religioso.
Esta expresión tradicional, que embelleció por varias horas las principales calles del Centro Histórico, hace parte de la piedad mariana de los feligreses, quienes cada año, acuden con devoción a rendir homenaje a la Reina y Patrona del Santuario de Belén, como muestra de su fe y de la conexión espiritual con su interior.
“El legado recibido de nuestros antepasados se acrecienta con el paso del tiempo, convirtiéndose en un bello e inigualable “Patrimonio Vivo de la Humanidad”, debemos tener presente que la festividad está integrada por cinco eventos solemnes que son la fiesta de la presentación de la Virgen en el Templo, los Desposorios de María con José, procesión de bajada de la virgen y procesión de Subida de la Virgen y la Natividad”, aclaró Fernando Guevara Diago.
Con las procesiones de bajada y subida de la Virgen se celebra en ciudad las jornadas que hicieron la Santísima Virgen y San José de Nazaret a Belén para cumplir con el deber cívico de empadronarse en su lugar de origen.
En la procesión de bajada San José lleva sombrero, bastón y pañales, la Virgen baja con sombrero y el ajuar del Niño. En la subida José viste de la misma manera y la Virgen lo hace con una hermosa corona imperial de plata repujada y martillada, aretes de oro con esmeraldas incrustadas y perlas cultivadas en la isla de Gorgona, sobre su cuello se coloca la Orden de la Gran Corona Imperial como símbolo honorifico de la Junta Permanente Nuestra Señora de Belén.
Anteceden a la patrona, las bellas y hermosas sahumadoras quienes queman incienso en su honor, generando una sensación de espiritualidad y recogimiento. Las procesiones acostumbradas fueron instituidas por la Cofradía de Jesús, María y José en 1687. Inicialmente, se realizaban en el atrio del santuario y con posterioridad se estableció la romería de los “Castos Esposos” a una de las Iglesias de la ciudad. (Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Asunción), lo cual, se conservó hasta el año 2003.
María y José bajan acompañados por un hermoso séquito integrado por: El Ángel de Nazaret, El Arcángel Uriel “Luz de Dios”, El Arcángel Rafael “El Divino Curador”, El Arcángel Miguel “Quién como Dios”, San Zacarías, San Joaquín “Preparación del Señor”, Santa Ana “La Llena de Gracia” y El Arcángel Gabriel “Héroe de Dios”. La Peregrinación se hace por las calles de la “Ciudad Blanca”, reabriendo el camino de la fe, las bellas costumbres y las más preciadas tradiciones.