Los caucanos encendieron la luz de la esperanza al caer la tarde de este martes 17 de junio

Portando banderas blancas, así como camisetas del mismo color, cientos de caucanos exigieron a los grupos armados al margen de la ley detener la violencia en esta parte del país.

El escenario de esta gran movilización fue el parque Caldas, en el corazón del Centro Histórico de Popayán. A caer la tarde, los habitantes, trabajadores y funcionarios públicos de esta zona del país encendieron una luz como señal de su compromiso de aportarle a la construcción de la paz y la reconciliación.

La jornada se adelantó luego que en el departamento se viviera las acciones violentas de las disidencias de las Farc, las cuales atacaron en una sola mañana 15 estaciones de policía, causándole la muerte a los patrulleros Duván Andrés Ramírez Cárdenas y Jair Gonzalo Gurrute Bolaños.

Por eso, y buscando rescatar al departamento ante estos hechos, en la tarde de este martes 17 de junio se encendieron las llamas de la esperanza, como muestra de la unión de los caucanos y caucanas a la hora de superar las adversidades.

“Miles de voces se unieron en un solo clamor por la vida y la paz. Ver a las familias, a las comunidades, a nuestra gente reunida con dignidad y fuerza, me llena de convicción. Porque cuando un pueblo se levanta con amor por su tierra, ningún miedo es más fuerte que su determinación”, expresó el gobernador del departamento, Octavio Guzmán.

Luego, y como señal de compromiso y amor a la región, las personas edificaron el mapa del Cauca sobre uno de los laterales del parque Caldas con las velas encendidas, creando una especio de alegría y unión ciudadana.

“Gracias por caminar juntos, por encender con su luz este mensaje de paz, de reconciliación: el Cauca merece vivir en paz. Y desde este gobierno, seguiremos escuchando, acompañando y trabajando sin descanso para que este propósito se convierta en realidad”, expresó por su parte la secretaria de gobierno Maribel Perafán, quien ahora recorre el departamento precisamente buscando articular las respectivas ayudas a las familias que resultaron afectadas en medio de esa jornada violenta.

Más allá de la simbología, el mensaje de esta actividad fue claro: la región necesita reconciliación, justicia y acciones concretas para frenar la violencia. La ciudadanía, muchas veces agotada y desencantada, ha decidido expresarse sin gritos ni confrontaciones, apostando por formas pacíficas de manifestación, como esta velatón.

A pesar de que la violencia no llega a su fin de un día para otro, este tipo de eventos visibilizan el rechazo generalizado de la ciudadanía ante las acciones intolerantes. También consolidad un espacio para el diálogo social y político, en momentos donde la polarización parece profundizarse y la región pide a gritos vivir en paz.