Colombia
Leonas, el equipo que surgió en un centro del ICBF donde privan de su libertad a menores infractores, busca ser cantera de estrellas
Se llaman Las Leonas. Es el equipo de fútbol femenino del Centro de Formación Valle del Lili, en Cali, donde internan a los menores infractores. Con el apoyo de la Fundación Arboleda y el ICBF, buscan reconciliarse con la sociedad a través del deporte.
Por Santiago Cruz Hoyos - Editor de Crónicas y Reportajes - Fotos Jorge Orozco
En uno de los salones del Centro de Formación Valle del Lili, al sur de Cali, donde las autoridades privan de su libertad a los menores de edad que cometen infracciones, se lee: “A veces la tormenta no llega para ahogarnos, sino para hacernos florecer”.
Frente al salón hay un bafle en el que retumba salsa choque. En la cancha de microfútbol calienta el equipo femenino Orsomarso, de Palmira, que enfrentará en un partido amistoso a Las Leonas, el club de fútbol femenino del Centro de Formación, integrado por 20 jovencitas. El partido hace parte del acto de lanzamiento Las Leonas y del proyecto Cantera de Estrellas, liderado por la Fundación Arboleda y el ICBF, para establecer escuelas de fútbol en los Centros de Atención Especializada, CAE, y en cárceles como El Buen Pastor.
Mientras se da el pitazo inicial, las futbolistas de Las Leonas bailan, definen quién será la arquera, conversan con periodistas. Esta vez nadie las juzga por la razón que las trajo aquí; en cambio, en un rato, las aplaudirán mientras les entregan el uniforme y mencionan el nombre de cada una con un micrófono. Ellas caminarán por la cancha con una sonrisa tímida y orgullo en la mirada, una sensación de esperanza.
— La juventud que está aquí ha cometido errores, pero a través del fútbol está en busca de la oportunidad de reivindicarse – dirá el profesor Nelson Abadía, el entrenador de la Selección Colombia Femenina entre 2017 y 2023, con la que ganó los Panamericanos de 2019, el subtitulo de la Copa América en 2022 y alcanzó la mejor participación en un mundial al llegar a los cuartos de final en Australia y Nueva Zelanda. Es uno de los invitados especiales al acto de lanzamiento de Las Leonas.
En su carrera como entrenador, contará más tarde el profesor Abadía, dirigió en Centro América a futbolistas con un pasado difícil, de pandillas, y sin embargo supo ayudarlos a encontrar su camino. Por eso no duda en que el deporte es una manera de formar, sembrar convicciones, “no obligaciones”.
— Las convicciones son para toda la vida, las obligaciones perduran mientras esté quien vigila su cumplimiento.
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Juan Federico Arboleda es agente Fifa. Se encarga de representar jugadores. En su palmarés figuran futbolistas de la Selección Colombia como Johan Mújica, a quien Juan Federico descubrió en Llaneros Fútbol Club, lo llevó al Deportivo Cali y dio el salto a España.
Sus conocidos coinciden: “es un enfermo por el fútbol”. En su foto de WhatsApp, Juan Federico aparece de gafas oscuras, en el banco técnico de alguna cancha. Su sueño fue ser jugador profesional, pero la indisciplina se lo impidió.
— Soy el típico caso de ese talento que se pierde por no tener quién lo oriente. Ahora ayudo a cumplir el sueño de otros futbolistas – dice este abogado egresado de la Universidad San Buenaventura.
Hace unos años, a Juan Federico le solicitaron jugadores menores de 20 años. No los tenía. La mayoría de los que conocía ya contaban con un representante. Así que se dio a la tarea de buscar nuevos talentos, primero en las zonas rurales, en las veredas, jugadores que nadie más veía. Al tiempo, hace una década, abrió la Fundación Arboleda, no con la idea de encontrar al próximo Messi, sino para ofrecer alternativas de aprovechamiento del tiempo libre entre los niños y jóvenes.
En el camino Juan Federico decidió unir ambos proyectos. Se le ocurrió acudir a los Centros de Atención Especializada, CAE, del ICBF, donde privan de la libertad a los adolescentes que comenten infracciones. La mayoría de ellos carga una historia dolorosa: violencia intrafamiliar, abuso, explotación, uso de sustancias psicoactivas, la familia no como un entorno protector sino como un riesgo.
“Desde una perspectiva psicológica, el perfil de estos adolescentes está caracterizado por las dificultades para definir y encontrar su rol social. No identifican procesos de vida organizados, ni vinculación efectiva y estable con actividades en ámbitos comunitarios de carácter deportiva, cultural, artística o lúdica. Además, cuentan con grupos de pares que, con frecuencia, son el camino a la pandilla, desde donde pueden ser fácilmente seducidos al camino de la ilegalidad”, dice un informe del ICBF.
Juan Federico organizó un torneo relámpago en los Centros de Atención Especializada con los equipos Sub 20 de Deportivo Cali y América, y lo que pasó en la cancha lo sorprendió: los jugadores de ambos equipos se reencontraron con varios de sus amigos del barrio que estaban internados en el Centro de Formación Valle del Lili.
— Entendí que el talento de los barrios está también en estos espacios y el fútbol es una manera de darles oportunidades a estos jóvenes.
Enseguida, Juan Federico le propuso el proyecto a la Alcaldía de Jorge Iván Ospina: crear en los CAE y en las cárceles la Cantera de Estrellas, una escuela de fútbol, y convertir estos lugares en algo similar a una concentración de un equipo, con entrenamientos diarios, nutricionista, psicólogo, profesores en repostería, peluquería, arte, lo que les apasione a los privados de la libertad. En unos días las futbolistas de Las Leonas tendrán una jornada de atención odontológica.
— Lo que pretendemos con la excusa de la Cantera de Estrellas es que cuando los chicos salgan de los Centros de Formación, así no jueguen fútbol, tengan una alternativa, un oficio. Y los que quieran jugar al fútbol, hombres y mujeres, los representamos para que se conecten con los equipos. Aquí en el Centro de Formación hay cuatro talentos que yo no he visto en otra parte – dice Juan Federico.
A la Alcaldía Ospina le gustó el proyecto, se tomaron fotos, pero no pasó nada más que eso. Eso explica la frase escrita en una de las paredes que rodean la cancha del Centro de Formación Valle del Lili: “prometen y no saben cumplir”.
Juan Federico no se quedó de manos cruzados: le propuso al ICBF liderar, juntos, el proyecto. Lo lograron.
— A la sociedad le cuesta admitir que somos corresponsables en parte de la situación que trajo aquí a los jóvenes, porque Colombia es un país inequitativo, porque cuando en un semáforo le entregamos una moneda a un niño lo que hacemos es alejarlo del colegio, mientras los menores son utilizados en muchas ocasiones para cometer delitos por adultos. Pero todos tienen habilidades potentes, el fútbol entre ellas, y con esta alianza con la Fundación Arboleda lo que queremos es que los niños y jóvenes que están en estos espacios tengan la certeza de que existe un lugar en la sociedad para ellos – comenta Liliana Sarria, directora encargada del ICBF en el Valle.
Las Leonas ya ganaron su primer título. Sucedió en Bogotá, donde alzaron la copa del torneo nacional de los Centros de Atención Especializada del ICBF.
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Yeseidy es la capitana de las Leonas. Tiene 22 años. En el equipo, además de la líder natural, es polivalente. Puede ser arquera, defensa o delantera. No solo tiene talento para jugar al fútbol; también la talla. Yeseidy es alta y delgada como volante de marca. Su sueño es llegar tan alto como Linda Caicedo, hoy en el Real Madrid.
— Me considero una gran jugadora y mi sueño es conocer países, enseñarles a quienes no tienen idea de jugar a parar un balón, hacer un pase. Las Leonas representa mucho, es la posibilidad de sacar adelante nuestros sueños y dejar en alto el nombre de todas– dice Yeseidy, quien marcó un gol contra Orsomarso y Las Leonas lo gritaron tan duro que debió escucharse en el sur de Cali.
Nicole también sueña con ser futbolista. Es la diez de Las Leonas. Menuda, técnica, es hincha del América.
— El fútbol es como un escape. Al jugar, tener la mente puesta en el partido de la semana, eso te da un foco. Se aprenden las reglas, a manejar las emociones - dice.
Mariana no anhela ser futbolista. Su sueño es ser cosmetóloga. Pero jugar con Las Leonas es escapar de la rutina. El equipo es antídoto contra el encierro.
— El fútbol es un hobby con el que aprendo para la vida.
Jaime de la Pava, exdirector técnico del Cali, otro de los invitados al lanzamiento de Las Leonas, menciona que el deporte es una manera de unir a los jóvenes.
— A pesar de que puedan existir diferencias, cuando hay un componente de juego colectivo, se fortalecen valores como la solidaridad.
Camilo Pinilla, psicólogo deportivo, agrega que el deporte es un lugar de encuentro que nos permite volver a ser niños. Jugar con la pelota es reconfortarse, a veces revisar la conciencia, en lo que hemos fallado.
— El deporte es terapéutico. Hay un marco de reglas que debemos respetar o tendremos una consecuencia, un penal, una roja. Es un sistema muy parecido al social. Instaurar la norma en el juego es la mejor manera de enseñar a respetar el marco normativo en la sociedad. El deporte es una forma soñar. Lo imaginativo y lo simbólico se ponen a favor de algo que estás planeando. Con el balón en los pies se hace un alto a esas realidades que nos causan dolor; jugar es volver a resignificar la vida, experimentar un momento único en ese espacio que es oscuro. Es un momento de luz.
Mientras Las Leonas y Orsomarso juegan – volcadas al ataque – Edison Jairo Hurtado, profesor en el Centro de Formación Valle del Lili, cuenta que el equipo ha traído serenidad. Los motines se redujeron. El fútbol transformó el ánimo de las jugadoras.
— Gracias a Las Leonas las vienen a visitar. Hoy están ustedes, los periodistas. O los técnicos que nos acompañan. Eso es muy significativo para ellas. Hay niñas que nadie viene a verlas, ningún familiar, ningún amigo.
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