Colombia
De malas si alguien se estrella y los daños solamente son ‘de latas’: un año de la ley de choques simples
La ley de choques simples dice que en siniestros donde no hay muertos o heridos, no es necesaria la presencia de agentes de tránsito. Ciudadanos y abogados advierten que debido a ello, los causantes de muchos choques evaden su responsabilidad.
Por Santiago Cruz Hoyos - editor de Crónicas y Reportajes
La asesora financiera Sulay Osorio Palacios ofrece excusas por la palabra que va a utilizar, pero habla con vehemencia.
— La ‘ley de choques simples’ lo que ha hecho es promover el ‘importaculismo’. Es decir: hago el daño, estrello al otro con mi vehículo por mi imprudencia y no respondo. No doy la información correcta de mi identidad, o me vuelo del sitio. De malas el otro. Ya me ha sucedido. He sido yo la que he tenido que arreglar mi carro pese a que no fui la responsable del choque.
Hace un año, en julio de 2022, entró en vigencia en Colombia la Ley 2251, más conocida como ‘ley de choques simples’, que determinó que en los siniestros viales donde solo hay daños materiales ya no es necesaria la presencia de los agentes de tránsito, una autoridad que en el pasado mediaba entre las partes y daba un informe de lo sucedido (el famoso croquis) para determinar quién fue el responsable y reparar los daños del afectado.
Con la nueva ley, en cambio, son los conductores involucrados los que deben recolectar el material probatorio de lo sucedido (tomar fotos y videos) para determinar la responsabilidad de quién causó el siniestro y, o bien reclamarle a la aseguradora del que causó el choque – si tiene una póliza – o directamente a la persona.
En caso de que no lleguen a un acuerdo, pueden acudir a un centro de conciliación o a la justicia. Pero eso no está sucediendo.
—No es tan usual que los ciudadanos involucrados en choques simples lleguen hasta los centros de conciliación porque, como ya no hay una autoridad de tránsito pidiendo los datos de los implicados, mucha gente, responsable del siniestro decide no entregar sus datos (nombre, dirección, teléfono, correo electrónico), y sin esa información no es posible citar a una audiencia de conciliación. En muchos de estos casos la gente o no da la información, o da una información falsa, un correo electrónico que no existe, por lo que el proceso de conciliación no se puede llevar a cabo. Antes, cuando estaba el agente de tránsito como autoridad, el responsable involucrado en un choque daba su información correcta, o era menos probable que no lo hiciera – dice la abogada Ana Lucía Fernández de Soto, directora del Centro de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio de Cali.
A diario, en esta entidad privada, radican cinco conciliaciones por diferentes asuntos. Por choques simples, entre enero y junio de 2023, solo ha llegado un caso cada mes en promedio: 4 de particulares, y uno de aseguradoras. En el Centro de Conciliación de la Procuraduría en Cali, dirigido por un abogado cuyo nombre cae como anillo al dedo para la labor que cumple (Justo Pastor Bernal) radican en promedio 20 casos de conciliación por choques simples al mes.
- La ley 2251 de 2022: en choques simples no habrá necesidad de intervención de las autoridades y los conductores podrán conciliar.
— Jean-Pierre Serna (@jpserna) November 28, 2022
- La conciliación: pic.twitter.com/rF7q9QAt48
La abogada Valeria Taylor es especialista en siniestros de tránsito. En su concepto, aunque la ley de choques simples ha traído beneficios, como que los abogados de las aseguradoras ya no tienen que esperar horas a que llegue un agente de tránsito para que haga un informe del choque, lo que facilita la movilidad en las calles y que los juristas queden libres rápido para un nuevo servicio, son más las dificultades.
— Una de esas dificultades es el miedo que ha generado entre la población la manera como se ha dado a conocer esta ‘ley de choques simples’. Se ha hecho énfasis en que, si no se mueven rápido los carros tras un siniestro, llega un agente de tránsito y multa a los implicados. Y por ese temor las personas están moviendo los carros sin recabar las pruebas para determinar quién fue el responsable. No toman fotos ni videos. Algunos ciudadanos concluyen: como tengo mi aseguradora, que responda. Y no es tan fácil.
Las aseguradoras, como cualquier entidad con ánimo de lucro, buscarán siempre que el responsable de un siniestro sea el que responda. Sin embargo, como no todos los ciudadanos implicados en los choques simples están recogiendo las pruebas de lo sucedido, mueven los carros del lugar sin tomar las fotos y los videos, las aseguradoras se quedan sin a quién reclamarle. Sin pruebas, no es posible iniciar ningún proceso.
Entonces es la aseguradora del afectado la que debe pagar el daño del carro, así no haya sido el responsable. La víctima, no está de más recordarlo, deberá pagar el deducible, una cifra que supera el millón de pesos.
Cada vez la ciudadanía más desprotegida.
— Ines del alma mía ®️ (@InesBetancur1) November 29, 2022
Así serán las conciliaciones con La ley 2251 de 2022: "en choques simples no habrá necesidad de intervención de las autoridades y los conductores podrán conciliar".
ESTAMOS JODIDOS‼️🥴 pic.twitter.com/05rzDYq2FV
— Esa es una de las razones que explican porqué los precios de los seguros de los vehículos están tan costosos. Las compañías de seguros hoy en día no siempre tienen cómo reclamar a los responsables de los choques porque sus asegurados no toman las pruebas de lo que pasó, así que deben asumir los costos de las reparaciones. Y en otros casos tampoco hay manera de identificar a los responsables de los choques porque no entregan su información personal: nombre, dirección, teléfono, correo, teléfonos. Tampoco presentan sus documentos, licencia de conducción y tarjeta de propiedad del vehículo. Como abogados, no podemos obligarlos a que los presenten, a diferencia de los agentes de tránsito, que sí son autoridad. La obtención de la información del otro implicado se nos dificulta extremadamente con la nueva ley – continúa la abogada Valeria Taylor.
Jhony Chávez, un empleado de una multinacional estadounidense que fabrica dispositivos médicos y productos de cuidado personal, decidió retirar su carro de un choque simple por temor a que lo multaran después de intentar por todos los medios llegar a un arreglo con el responsable, el conductor de una ambulancia.
Sucedió en Jamundí. Jhony venía a 30 km por hora por una doble vía, donde el carril derecho está en reparación, por lo que el izquierdo se habilita en ambos sentidos.
El conductor de la ambulancia salió de un cruce mirando hacia la izquierda, donde venían los carros, y no a la derecha, donde estaba Jhony. Pese a que le pitó tres veces, el conductor de la ambulancia no frenó. Al carro de Jhony se le dañó el bómper tras el choque. Calculó que el arreglo costaba $250.000. El conductor de la ambulancia abrió su billetera: tenía $5.000. Cuando llamó a su empresa – puso el celular en altavoz – le dijeron: “¿Otra vez usted? Si fue el responsable del choque, paga”. Enseguida llamó a tres familiares para que le prestaran la plata. Todos le dijeron no. Una patrulla de la Policía pasó por el lugar.
— En últimas, estuvimos casi 45 minutos discutiendo, hasta que entendí que él no me iba a responder y pensé: ya pasó la Policía, no demora en llegar el Tránsito y lo que me voy a ganar es, además del estrellón, una multa. Decidí arreglar mi carro con mi plata, pese a que no causé el accidente. Por eso no estoy de acuerdo con la ley de choques simples, que deja abierto para que sean los conductores los que arreglen sin ninguna autoridad presente. El ciudadano que no causó el siniestro queda desprotegido, mientras que el responsable tiene toda la posibilidad de evadir la reparación de los daños. He visto, por ejemplo, cuando un particular se estrella con un taxista, y si es mujer, mucho peor. Algunos taxistas la intimidan, le dicen usted me tiene que pagar, así no haya sido la culpable. Y mucha gente que no se sabe defender o se atemoriza, paga así no tenga la culpa. Hay choferes muy mañosos – dice Jhony.
A la asesora financiera Sulay Osorio Palacios, un motociclista la estrelló por detrás de su vehículo, un Kia Picanto, el domingo Día de la Madre. Sucedió en el Avenida Circunvalación, por el barrio Cristales, en Cali. El motociclista, pese a que estaba herido (por lo cuál ya dejaba de ser un choque simple) tomó su moto y huyó del sitio. Sulay sospecha que estaba ebrio. El arreglo de su vehículo, al que se le dañó el parabrisas trasero, costó alrededor de $7 millones. Ella debió pagar el deducible a su aseguradora, algo más de un millón de pesos. Fue su única alternativa, pese a no ser la responsable del siniestro.
Algo similar le ocurrió a John Guzmán, licenciado en educación física y deporte, quien, cuando entró en rigor la ‘ley de choques simples’, pensó: “si antes, que existía una intermediación de los agentes de tránsito, había tanto problema para llegar a una solución, cómo será ahora que todo queda en la buena fe y la voluntad de la gente”. Hasta que lo vivió en carne propia.
Él iba por la Carrera Cuarta, detrás del Hotel Inter, saliendo del centro de Cali. Del barrio San Antonio bajaba el conductor de un carro que no hizo el pare y estrelló a John, que incluso iba por el carril del medio, ni siquiera el izquierdo. El golpe fue en la puerta trasera.
John frenó. En ese momento vio por el espejo retrovisor que el conductor que lo había golpeado no hizo lo mismo: arrancó a toda velocidad. John pensó en atravesarle el carro para impedirle el paso, pero iba con acompañantes, y concluyó que todo podía ser peor. Por supuesto: no pudo tomar fotos del momento del choque. Una cámara de seguridad de un restaurante apunta hacia el sitio, pero la administración del lugar decidió no darle el video. “No queremos problemas”, le dijeron.
Una de las personas que lo acompañaban apuntó la placa del carro que lo estrelló: KCV740. Es un Chevrolet Spark. El nombre del propietario es Harrison Andrés Yonda Rojas. John, sin embargo, no puede comprobar que él iba manejando. El carro tenía los vidrios polarizados.
— El ciudadano está desprotegido. La nueva ley nos obliga no solo a recabar las pruebas de los hechos (y esa no es nuestra función como ciudadanos) sino que tenemos que investigar cuando el responsable se fuga, porque ninguna autoridad lo hace. Las aseguradoras tampoco tienen ese rol. En pocas palabras, como le dije a la abogada de mi póliza, con cara pierdo y con sello también. Es más fácil cometer el delito, hacer el daño y salir huyendo. Yo mandé a arreglar el carro, pero fue una deuda importante. Pero repito: se pierde con cara y con sello. El valor del deducible en la aseguradora es $1.166.0000. Coticé el arreglo en un taller particular, porque si afecto la póliza se me va a incrementar el precio al año siguiente. Pierdo por todos lados. El arreglo me costaba por fuera de la aseguradora $1.200.000. Preferí pagarlo para no afectar la póliza. Además, estuve cuatro días sin carro, pagando transporte de una plataforma. Es ahí que como ciudadano uno siente esa piedra y esa impotencia de que no se puede hacer nada.
La abogada Valeria Taylor les recomienda a sus clientes instalar cámaras tanto en la zona delantera como en la posterior del vehículo. Es la única manera, explica, de tener las pruebas para que los responsables de los siniestros que quieran evadir su responsabilidad, fugándose, respondan.
También insiste en que se debe dejar el miedo a ser multados por los guardas si no se mueven los carros de manera inmediata. La ley lo dice: los vehículos deben moverse una vez los implicados recaben las pruebas, tomen las fotos y los videos que, por cierto, deben ser tanto primeros planos de los daños, como panorámicas del contexto del choque.
A la abogada le sucedió hace unos días: se estrelló en la Avenida Simón Bolívar. Ella no movió su carro. Un agente de tránsito llegó al sitio. En vez de multarla, la ayudó a despejar la vía un par de minutos para que tomara de una mejor manera las imágenes de lo sucedido.
— No son todos los guardas, no puedo generalizar, pero en Cali la mayoría de ellos están ayudando a los involucrados en choques simples a tomar las pruebas y a hacer pedagogía de lo que se tiene que hacer en estos casos. Porque repito: debido al miedo generalizado de la gente a ser multada por obstaculizar la vía, el responsable del choque dice no, venga, movamos los carros para que no nos multen. Y esa es una manera muy sencilla de evadir la responsabilidad y el deber de indemnizar. Al mover los carros sin tomar las fotos no se tiene ninguna prueba para reclamar.
En definitiva, los expertos en seguridad vial coinciden: la ley de choques simples debe ser revisada y que los agentes de tránsito regresen a atender estos casos. No solo porque la autoridad de tránsito garantiza que los involucrados entreguen su información y documentos para identificarlos, sino porque el concepto idóneo e imparcial del agente sobre lo sucedido permite establecer de manera más sencilla la responsabilidad de quien causó el siniestro, y llegar a un acuerdo. Por lo regular, siempre pensamos que el que tuvo la culpa fue el otro.
— Y hemos visto que las personas se están exponiendo a un riesgo público, ya sea una amenaza de muerte, o lesiones personales, o incluso a un homicidio, por no responder por un siniestro o por no tener una autoridad que más o menos trate de manejar la situación de conflicto entre los ciudadanos. Con la ‘ley de choques simples se afecta la confianza ciudadana y se dificulta la reparación integral de las víctimas de estos siniestros – dice Andrés Felipe Agudelo, director del Instituto Colombiano de Seguridad y Salud en el Trabajo.
¿En cuánto tiempo se resuelve una reclamación de un choque simple?
Los tiempos en los que se resuelven las reclamaciones de los choques simples varían. Cuando los involucrados tienen sus vehículos asegurados, la reclamación a la aseguradora del responsable se resuelve en promedio en 30 días, desde que se radica la documentación (carta de reclamación, pruebas fotográficas del siniestro, etc).
En un centro de conciliación igualmente los tiempos varían. En la ciudad hay tanto centros de conciliación públicos y por lo tanto gratuitos, como el de la Procuraduría (Carrera 9, No 8 – 56, piso 2), en el que, según su director, el abogado Justo Pastor Bernal, los casos se pueden resolver en un mes y medio.
También hay centros de conciliación privados y con costo, como el de la Cámara de Comercio de la ciudad (cuarto piso de la sede principal de la Cámara), donde los tiempos para resolver el conflicto son más cortos. Entre que se radica la solicitud y se cita la audiencia de conciliación pasan máximo 20 días. Las tarifas que se pagan dependen de la cuantía que se quiera conciliar.
Igualmente es posible acudir a los jueces de paz de la comuna donde ocurrió el siniestro de tránsito, cuyo servicio es gratuito.
“La conciliación es un mecanismo de resolución de conflictos en el que dos o más personas pueden solucionar sus diferencias entre ellos. Hay un tercero que los ayuda, una persona calificada para hacerlo. El acuerdo que firman las partes tiene los mismos efectos que una sentencia judicial. Es decir: el acuerdo pactado se tiene que cumplir. Es como si se estuviera ante la decisión de un juez que ordena hacer algo. El mayor beneficio es que las partes no deben esperar a que se les decida sobre sus derechos en un proceso judicial que es muy largo, de años, sino que ellos mismos pueden llegar a esa decisión y al final tiene los mismos efectos que la sentencia de un juez”, explica Ana Lucía Fernández de Soto Montalvo, abogada y directora del Centro de Conciliación de la Cámara de Comercio de Cali.
Por cierto, las audiencias de conciliación se pueden hacer de manera virtual para facilitar la asistencia de los involucrados.
“Se está perdiendo información valiosa para la seguridad vial”
Andrés Felipe Agudelo es el director del Instituto Colombiano de Seguridad y Salud en el Trabajo. Una de las funciones de esta entidad es investigar los siniestros que sufren los vehículos de las empresas, para establecer planes de acción, mejora y seguridad vial.
“Las Administradoras de Riesgos Laborales, ARL, cuando hay un choque del carro de una compañía, por decir algo un bus intermunicipal, investigan lo sucedido a profundidad. En el caso de los choques simples, de solo latas, nos estamos quedando sin cómo hacer esa investigación profunda, porque solo tenemos las fotos de los implicados, el testimonio de los conductores, pero no el IPAD de antes: Informe Policial de Accidentes de Tránsito. Por eso la ley de choques simples está afectando las investigaciones de las empresas en asuntos de seguridad laboral”.
La ley, agrega Andrés Felipe, también está dificultado las investigaciones frente a los motivos que causan los siniestros de solo latas. No hay información concreta de ello. Los Observatorios de Seguridad Vial locales ya no registran en sus estadísticas estos choques. Por lo tanto, tampoco lo puede hacer la Agencia Nacional de Seguridad Vial, que se alimenta de los datos de estos Observatorios. Y no hay reportes oficiales de lo sucedido.
“Lamentablemente con esta ley de choques simples y la falta de ese informe de los agentes de tránsito en el siniestro, estamos perdiendo información importante para la generación de políticas públicas de seguridad vial y disminución, por ejemplo, de puntos ciegos en la infraestructura. O campañas preventivas. El sector asegurador tiene algunos datos, pero están dispersos y son de difícil acceso. En conclusión, consideramos que los agentes de tránsito deben regresar a la atención de los choques simples”.