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UCI copadas en pandemia: así es la lucha contra el covid-19 en una clínica de Cali
El País visitó una Unidad de Cuidados Intensivos de Cali para pacientes con coronavirus y documentó cómo viven su estancia hospitalaria y las adversidades que deben superar.
Nadie puede entrar a la UCI covid de la Clínica Versalles sin una bata quirúrgica antifluidos, un tapabocas N95, un gorro y una careta y/o monogafas. Todos estos son elementos con los que se busca reducir el riesgo de contagiarse con la enfermedad, que sigilosamente se sigue propagando en el país.
Esta semana, la Clínica Versalles de Cali llegó al 100 % de ocupación de sus UCI para pacientes con enfermedades respiratorias, así como de sus dos UCI adicionales, una para personas con otras patologías y otra para maternas. La mayoría de los centros de salud de la ciudad atraviesan la misma situación.
Al comando de la UCI covid de esa institución de salud está el médico intensivista Leopoldo Garcés, quien lidera un equipo de trabajo integrado por cuatro auxiliares de enfermería, dos enfermeros jefes titulados en UCI; y dos fisioterapeutas especialistas en terapia respiratoria y dos médicos, uno especialista y otro general.
Desde una sala general al interior de la unidad, todo el personal de salud vigila atentamente a los pacientes en los cuartos en los que están hospitalizados, a través de dos equipos. El primero sirve para observarlos a través de video y, el segundo, es un monitor de signos vitales que tiene la capacidad de medir simultáneamente tres parámetros: la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la saturación de oxígeno.
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En la UCI covid hay 21 camas. Todas están copadas, mientras en la sala de urgencias de la clínica hay 10 pacientes graves que esperan ser remitidos a la unidad, pero deberán ser trasladados a otras instituciones por falta de cupo.
“Las 11 camas de la UCI general (para personas sin enfermedades respiratorias) también están llenas al 100%, al igual que la UCI para maternas, que tiene 10 camas. Con el propósito de liberar camas UCI, la Alcaldía contactó a las clínicas de la ciudad para informarnos que hay unos sitios de desescalonamiento (que ofrecen servicios de atención de la mediana y baja complejidad, y a los cuales se trasladan pacientes que ya no requieren hospitalización de alta complejidad), pero la verdad esta estrategia no ha sido efectiva y no tenemos claro por qué no está funcionando”, comenta Garcés.
La batalla diaria por sobrevivir
De los 21 pacientes que están hospitalizados en la UCI covid de la Clínica Versalles, 17 están intubados. Son los más graves.
“La creencia de la gente es que si se deja intubar se va a morir, pero hoy tenemos unos criterios de intubación muy diferentes a los que teníamos en el pasado. El parámetro más importante para intubar a una persona es el índice de oxigenación, cuyo valor normal es 300. Antes intubábamos al paciente por debajo de 150, pero hemos aprendido con esta enfermedad que hay quienes aguantan hasta 100 u 80 sin ser intubados y pueden salir adelante”, sostiene el doctor.
El paciente más joven de la UCI covid tiene 40 años; el más adulto, 86 años. Sin embargo, en el resto del edificio de la Clínica Versalles que se destinó para atender personas con esa enfermedad, el paciente más joven tiene 23 años y el más adulto 94 años. Estos últimos están hospitalizados con oxígeno de alto flujo, un tratamiento para quienes tienen insuficiencia respiratoria que, a diferencia de la intubación, no es invasivo.
En el primer cuarto de la UCI covid está el paciente intubado de 86 años quien, según el doctor, tiene como problema más grave su edad: entre más años, el sistema inmune tiene menos capacidad de respuesta ante las infecciones. De hecho, según el Ministerio de Salud, los mayores de 70 años representan el 49 % de las muertes por coronavirus en Colombia.
En la Clínica Versalles la tasa de letalidad de los pacientes que entran a UCI está en el 22 %. A nivel mundial oscila entre el 25 % y 35 %.
“En un principio estaban falleciendo los pacientes mayores de 75 años y los pacientes con comorbilidades como hipertensión y obesidad. Sin embargo, después de octubre, el covid en Cali no ha respetado edades ni antecedentes. Actualmente se están muriendo jóvenes y adultos sin comorbolidades”, asevera el intensivista.
En otra habitación permanece un hombre de 40 años en delicado estado de salud. Es el paciente más joven de la UCI.
“Este es un paciente que asegura haberse contagiado en una fiesta familiar. Al tercer día hizo síntomas y al día siguiente ya lo estábamos intubando y poniéndole el respirador mecánico porque su enfermedad pulmonar progresó rápidamente”, dice Garcés.
Normalmente una persona con coronavirus tiene síntomas entre los 5 y 10 días siguientes luego de haberse infectado y, si su estado de salud se complica, termina derivando en una UCI a los 10 días posteriores al contagio.
Obesidad, otro factor de riesgo
En otro cuarto, Daniel Castaño, enfermero jefe coordinador de la UCI adulto de la Clínica Versalles, hace un gran esfuerzo por voltear boca abajo a una paciente de 130 kilos que está intubada, mientras es ayudado por dos auxiliares de enfermería. La técnica se llama pronación y tiene como fin cambiar la movilidad diafragmática para mejorar la ventilación respiratoria de los pacientes con covid.
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“Atender con este procedimiento a un paciente con ese peso demanda un esfuerzo físico enorme. Los pacientes más críticos coinciden en que sufren de obesidad, diabetes e hipertensión. Entonces, trasladar desde el servicio de urgencias a un paciente de 100 o 130 kilos y acostarlo en la cama también es súper complicado. Imagínese usted: según la política de seguridad y salud en el trabajo, un hombre puede cargar máximo 25 kilos en una movilización y una mujer 12 kilos, pero muchas veces se tienen dos o tres personas -máximo 4- para movilizar a un paciente, por lo que hemos tenido muchos incidentes de riesgo biomecánico”, cuenta Castaño.
En el mismo cuarto de la mujer está hospitalizado un hombre de 64 años que, al igual que todos los pacientes intubados, viste una bata verde, tiene un pañal y varias gasas en sus pies, rodillas, orejas y cara para evitar las lesiones que suelen aparecer en la piel cuando los enfermos permanecen mucho tiempo inmóviles y acostados.
El hombre es delgado. Mucho más de lo que era hasta hace dos semanas, pues en los 15 días que lleva hospitalizado en la UCI ha bajado cerca de un kilo diario: entró pesando 75 kilos y hoy la báscula marca 60. Los pacientes con covid muy graves pueden perder entre 500 gramos y 1 kilo por día mientras están internados.
Justamente, debido a la pérdida de masa muscular y falta de movilidad corporal es que los pacientes en UCI sufren un considerable proceso de desacondicionamiento físico que empieza desde el momento en que son intubados. Y es que a las 24 horas posteriores a este procedimiento los músculos del cuerpo se desacondicionan por completo.
“Y si, son pacientes covid, que generalmente permanecen más de diez días en una UCI, pues ya hablamos de personas que salen totalmente desacondicionadas, por ejemplo, pierden la función de deglutir y no pueden hacer sus actividades de la vida diaria como cepillarse por sí mismos o caminar al baño”, relata Marcela Piedrahita, coordinadora de fisioterapia de la UCI adultos de la Clínica Versalles.
Para contrarrestar esta situación, a los pacientes covid se les hacen terapias físicas y respiratorias tres veces al día mientras están hospitalizados y, a medida que van despertando, se les agrega a su proceso de rehabilitación elementos de fisioterapia para que paulatinamente puedan recuperar su movimiento. El proceso de reacondicionamiento físico de un paciente después que sale de una UCI puede tardar entre 6 meses y 1 año.
Jorge Bolaños es uno de los pacientes que se está beneficiando con las terapias de rehabilitación física y que está a pocos días de ser dado de alta. Tiene 48 años, desde hace ocho días está hospitalizado en la unidad de cuidados intensivos y es uno de los cuatro pacientes que no requirió ser intubado ni sedado. Sin embargo, debido a la insuficiencia respiratoria que padece, lleva puesta una cánula de alto flujo de oxígeno.
No tiene claro cómo se contagió, pero cree que pudo ser en la calle, en un paradero o en un bus, pues trabaja instalando señalización en las vías.
“El jueves de la semana pasada me empecé a sentir maluco. Lo más grave que me dio fue una fiebre muy alta, pero también tuve dolor de cabeza, en las piernas y en todo el cuerpo. Fui a la EPS a consultar, pero me devolvieron a la casa. Sin embargo, como no mejoré, volví a consultar al médico en la Clínica Farallones, pero allí no me atendieron porque no había cupo, por lo que fui remitido aquí, donde gracias a Dios había una cama libre en la UCI, en la que fui hospitalizado con mucha dificultad para respirar”, narra el hombre con voz pausada.
Agrega que el estar internado en este sitio “ha sido algo muy tenaz” y que no se lo desea ni a su peor enemigo. En ese momento su voz se quiebra, hace una pausa y da un mensaje contundente:
“Hay gente que no se está cuidando y que piensa que el covid es una gripa, pero esta enfermedad no le da igual a todas las personas. Por eso quiero que la gente tome consciencia y se cuide mucho, más que todo por la familia, que sufre mucho al verlo a uno aquí. Si no es necesario, no salga de su casa; si tiene que visitar a alguien, no lo visite. Yo nunca había vivido una experiencia así y, si Dios me lo permite, cuando salga de aquí voy a salir a cuidar a todo mundo y a invitar a las personas a que se cuiden y cuiden a su familia”.