Cali
Los extraños manejos de la Alcaldía de Jorge Iván Ospina que marchitan la cultura y el arte en Cali
Por primera vez, Ajazzgo se cancela debido a que el programa de concertación de la Alcaldía que lo apoyaba está desfinanciado. Por el mismo motivo, salas de teatro están en crisis. Al Mundial de Salsa le redujeron el presupuesto y hay 18 bibliotecas públicas sin internet. ¿Dónde está la plata de la cultura?
Por Santiago Cruz Hoyos - Editor de Crónicas y Reportajes
La imagen de la edición 23 del festival Ajazzgo, el Encuentro de Creadores de Jazz Fusión y Experimental de Cali, representa el sentimiento de los artistas de la ciudad por estos días. “No nos mamen gallo”, se lee en un afiche del evento que, por primera vez en más de dos décadas, se canceló.
El motivo es que el programa de concertación de la Alcaldía, que le brindaba recursos tanto al festival como a otros eventos culturales y artísticos, está desfinanciado.
— Ajazzgo se iba a realizar en septiembre. Dos meses antes la Alcaldía nos dice que el programa de concertación está desfinanciado y que no tendremos esos recursos. Por lo menos nos lo hubieran dicho a principios de año para buscar alternativas. Lo que hizo esta Alcaldía con Ajazzgo, con la comunidad caleña y con los artistas es una falta de respeto. El año pasado tuvimos 13 escenarios abiertos. Este año no habrá ninguno. Solo haremos una muestra local en el teatro Salamandra, con recursos propios. Pero la edición XXIII de Ajazzgo no se va a hacer. El responsable es el alcalde Jorge Iván Ospina y la Secretaría de Cultura. No es la primera vez que Ospina desfinancia la cultura. Ya lo hizo en su primera administración. Que en su actual alcaldía haya tenido tres secretarios de Cultura en solo cuatro años habla mucho de su gestión – dice la actriz y líder del movimiento cultural de Cali, Beatriz Monsalve.
El Festival Internacional de Percusión Tamborimba, que finalizó el pasado viernes 14 de julio, por poco corre la misma suerte. Por primera vez en los 15 años del festival no recibió los recursos provenientes del programa de concertación de la Alcaldía que, aunque mínimos, son importantes para la realización del evento. Tamborimba trae a la ciudad maestros de percusión de todo el mundo quienes, además de los conciertos, les brindan talleres a los estudiantes de Cali y a los que llegan desde diferentes regiones del país.
— Finalmente, el festival lo hicimos con muchísimas dificultades. Ganamos un concurso de un proyecto en la Universidad del Valle y gracias a esos recursos lo pudimos hacer. Pero fue muy difícil porque hasta último momento pensamos que íbamos a tener ese respaldo de la Alcaldía, hasta que ya muy tarde nos dijeron que no lo iba a haber. Fue un momento muy angustioso. Como ciudadano y artista queda uno desilusionado con su ciudad, que no valoren estos 15 años de trabajo con Tamborimba, como si no significaran nada, como si no tuviera ningún reconocimiento de Cali – dice el maestro Gustavo Jordán, el director del festival.
Estas últimas son iniciativas privadas, como las obras de las salas de teatro, que aplican a recursos del Estado para que este ayude a financiar los costos de operación para el desarrollo de la actividad artística. Es un mandato constitucional. El artículo 70 de la Constitución Política establece que el Estado “tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos”. Y sin embargo, los recursos en Cali para financiar las salas concertadas no están disponibles.
— Estamos en mitad de julio. Han tardado mucho. Hasta ahora se está ajustando la propuesta para que salgan los recursos, según el cronograma que nos han mandado. Se dice que debe salir este mes, pero atendiendo los tiempos de las entidades gubernamentales un mes pueden ser dos, o tres. Aspiramos que, en estos próximos meses, ojalá más temprano que tarde, los recursos de las salas concertadas sean contratados – dice el maestro Orlando Cajamarca, director del Teatro Esquina Latina.
Dicho presupuesto de salas concertadas no solo no ha estado disponible, sino que se ha reducido. La expectativa para 2023 era que fuera de $1300 millones, pero en definitiva será de $1000 millones, según lo anunciado por la Secretaría de Cultura. La operación anual de las 14 salas de teatro de la ciudad cuesta $20 mil millones.
Diana Ledesma es la subsecretaria de Artes, Creación y Promoción Cultural de Cali. Ella asegura que, desde enero, la Secretaría de Cultura solicitó los recursos para las salas concertadas, “pero no han llegado en los tiempos esperados”. Los dineros, explicó, dependen del recaudo de los impuestos y apenas finalizando julio estarían disponibles.
Sin embargo, se desconoce qué va a pasar con los recursos de concertación que financian eventos especiales, como Ajazzgo. Son alrededor de $6000 millones. La Secretaría de Cultura asegura que todavía está a la espera de que Hacienda les notifique cuándo llegarán los dineros, pese a que ya ha transcurrido más de la mitad del año.
Lo que los artistas de la ciudad no se explican es por qué, si supuestamente el recaudo de los impuestos de la cultura no han sido los suficientes para financiar los procesos, en mayo pasado la Alcaldía realizó el I Encuentro Mundial de las Culturas Populares, cuyo presupuesto fue cercano a los $7000 millones; seis veces más que los fondos para las salas concertadas.
— Como líderes del gremio de la cultura aplaudimos el Encuentro Mundial de Culturas, nos parece muy importante, pero si existiera en la Alcaldía una buena planificación, no desfinanciaría programas que apoyan procesos artísticos durante todo el año, como el programa de concertación, para hacer un evento que solo dura unos días y en el que se invirtieron miles de millones de pesos – comenta Ángela Osorio, artista y productora de la sala de teatro Espacio T.
Una fuente que pidió la reserva de su identidad advierte que detrás de la desfinanciación de gran parte de la cultura y el arte en Cali estaría una apuesta política del alcalde Jorge Iván Ospina para las próximas elecciones. Según la fuente, la estrategia es garantizar e incluso, aumentar los recursos de los eventos que más movilizan personas – como el festival Petronio Álvarez que cuenta con medio millón de asistentes– una plataforma política de cara a la jornada electoral de octubre. Esto explicaría porqué otros eventos de relevancia, pero de nicho, como el Festival Mundial de Salsa, tienen menos recursos para este 2023.
— Es muy extraño lo que está pasando con los recursos de la cultura y el arte. A la mayoría de las fichas presupuestales les afectaron los recursos. Otro ejemplo es el programa ‘Cultores para la formación de públicos’. Le redujeron casi $250 millones, por lo que el pago de los cultores es muy bajo. Muchos no siguieron en esas condiciones. Lo mismo está sucediendo con el Festival Mundial de Salsa, cuyo presupuesto ha sido reducido de manera preocupante y sus organizadores se están viendo en dificultades para tener al menos algo parecido a lo del año anterior – dice la fuente.
A la Secretaría de Cultura no solo le cuestionan su falta de planificación con los recursos para 2023, y que su equipo lo integren funcionarios que no provienen de la cultura, luego no le dan el valor que requiere, sino que se ha convertido en una organizadora de eventos de la Alcaldía y no en una entidad que fije objetivos y construya las condiciones para que los eventos culturales y artísticos sean resultado de los procesos colectivos.
— La cultura en general de Cali está desfinanciada, la Feria sigue con problemas para el pago de los artistas, los bibliotecarios de la red de bibliotecas públicas denuncian las condiciones precarias en las que trabajan, así que desde el movimiento de artistas de Cali estamos organizando un plantón en la Secretaría de Cultura porque o nos escuchan o nos escuchan – continúa la actriz Beatriz Monsalve.
La crisis de las bibliotecas
La velatón por las Bibliotecas Públicas de Cali se organizó el pasado martes 11 de julio, en el Centro Cultural. Allí, los bibliotecarios y usuarios sostenían pancartas que decían: “no hay materiales en las bibliotecas”; “trabajamos sin condiciones dignas”, al tiempo que compartían las fotos que constatan el deterioro de las instalaciones en las que laboran.
En la Biblioteca Pública Daniel Guillard hay trozos del techo que se cayeron. En la de Vista Hermosa, tuvieron que poner baldes a lo largo de una sala de lectura debido a las múltiples goteras. En otra de las bibliotecas hacen lo mismo, solo que las goteras no las causan las lluvias sino el mal estado de los aires acondicionados debido a la falta de mantenimiento.
En la Biblioteca Pública Centenario, el ascensor está cerrado al público por el mismo motivo, falta de mantenimiento tras un año de uso. Allí, un habitante de calle quebró un vidrio exterior hace seis meses y, en vez de reponerlo, lo han cubierto con bolsas de reciclaje pegadas con cinta. Cambiar el vidrio no debería costar más de $500.000, pero la respuesta del área de infraestructura de la Secretaría de Cultura es que “no hay presupuesto”.
En la velatón coincidían en el diagnóstico de lo que está ocurriendo con la Red de Bibliotecas Públicas de la ciudad, la más grande de Colombia y que hace apenas cuatro años era un orgullo de la región: no es prioridad para la Alcaldía de Jorge Iván Ospina.
El presupuesto para hacer el mantenimiento a las bibliotecas y demás bienes culturales se destinó a un solo espacio, el Teatrino de la Comuna 16 en el barrio La Unión. Primero se hizo un contrato de $900 millones. Luego se le adicionó $400 millones. Aquello sucedió mientras el secretario de Cultura era Ronald Mayorga.
— Hacer el reforzamiento del teatrino era una obligación porque tenía fallas estructurales. Y es una obra que venía de la alcaldía de Maurice Armitage, no fue un proyecto nuestro – dice el exsecretario y ahora candidato a la Alcaldía de Yumbo.
Robert Andrey Madrigal, subsecretario de Patrimonio, Bibliotecas e Infraestructura Cultural, confirma que en 2022 no se hizo la contratación de obra civil y mantenimiento de aires acondicionados de las bibliotecas y otros espacios, para hacer el reforzamiento estructural al teatrino, “una obra que es muy costosa”. Y agregó que, pese a que es cierto que existen ascensores en las bibliotecas cerrados al público, no están dañados, sino que deben restringirse hasta que se les haga el mantenimiento después de un año de uso. Aunque para la comunidad y los bibliotecarios, que estén cerrados por falta de mantenimiento, o dañados, termina siendo igual: no se pueden usar.
— La red de bibliotecas públicas de Cali no tenía fallas estructurales y por eso priorizamos la inversión en el teatrino. Pero eso no quiere decir que las bibliotecas no necesiten arreglos. Ya tenemos un contrato vigente desde el 23 de junio, de obra civil. Y otro de mantenimiento de aires acondicionados. Se hace lo que más podamos con ese recurso. Uno de los contratos es de $610 millones y el otro es de $513 millones. Las bibliotecas no están agonizando como lo han querido mostrar. Pero sí debe darse una discusión en la ciudad: ¿es suficiente el recurso? – agrega Madrigal.
Los usuarios de estos espacios consideran en todo caso una vergüenza tener bibliotecas públicas con goteras, baños en mal estado, agujeros en el techo, y además inundadas. Las bibliotecas públicas trascienden la dimensión artística y cultural, son espacios de paz y convivencia en las comunidades, pueden ser trinchera contra la violencia y el consumo de drogas. Y sin embargo, en 18 de ellas, de casi 60 que conforman la red, no hay servicio de internet.
La responsabilidad de ello es de Datic (Departamento Administrativo de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la Alcaldía), y la red Remi (Red Municipal Integrada) que deben reparar los robos y daños a la fibra óptica y garantizar el servicio de internet a las bibliotecas públicas, donde también se redujo el presupuesto para papelería, colores, témperas. También escasean los implementos de aseo.
Hoy desde el Centro Cultural #SosBibliotecasCali #60razones pic.twitter.com/nte16IgZAb
— SOSBPCALI (@sosbpcali) July 11, 2023
— La situación de las Bibliotecas Públicas es muy triste y hay que hacer algo, movilizar al sector privado. Y un asunto clave: llevamos más de diez años tratando de sacar la Política Pública de Lectura, Escritura y Oralidad. Ya está lista desde el gobierno pasado. Solo era que llegara el actual alcalde y la presentara ante el Concejo. Pero no se priorizó esta política y la dejaron guardada en un cajón. De haberse aprobado, no estuviera pasando lo que está ocurriendo. La política garantiza recursos, personal, articulación entre los entes de la alcaldía para la Red de Bibliotecas y otros espacios. Es una pena que ni al Alcalde ni los secretarios la sacaran adelante – dice María Elisa Holguín, la directora de Bibliotec, que hace unos años operó los recursos de la red de Bibliotecas Públicas de la ciudad y ahora trabaja en alianza con la Secretaría de Educación en una apuesta por las bibliotecas escolares.
Actualmente los recursos de la Red de Bibliotecas Públicas de Cali los opera la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero que, a su vez, contrata servicios con la Fundación Innopolitica.