CALI
La 'sucursal del hueco': estas son las razones por las que las vías de Cali siguen sin arreglo
El pasado 23 de febrero un motociclista murió tras intentar esquivar un hueco en la vía Cali – Jamundí. En los últimos tres años el municipio ha recibido 124 demandas por el mal estado de las calles, cuatro de ellas a causa de ciudadanos que fallecieron.
El siniestro ocurrió en la noche del jueves 23 de febrero de 2023, en la Calle 25 con Carrera 136 de la vía Cali - Jamundí. Juan Manuel Landázuri, un motociclista de 50 años, intentó esquivar un hueco y en la maniobra perdió el control de su moto, de placas QKB 66-D, cayó en el carril contrario, y fue embestido por un carro. Juan Manuel falleció en el lugar, tendido en el asfalto. Alguien cubrió su rostro con un buzo rojo. Eran las 10:30 p.m.
Razón no les falta a los voluntarios de la emisora Tropicana, que cada martes recorren la ciudad pintando los huecos con una nube amarilla a su alrededor, como diciendo: si no ve el cráter, se puede ir al cielo.
“Cali es literalmente la Sucursal del Cielo, con tantas nubes amarillas que hemos pintado”, dice Leidy Gómez, una de las integrantes de la iniciativa.
Entre 2020 y 2022, el municipio recibió cuatro demandas a causa de ciudadanos que murieron en siniestros ocasionados presuntamente por el mal estado de las calles. Otras 70 demandas corresponden a personas heridas en esa circunstancia.
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En total, los procesos jurídicos contra Cali por el deterioro de su malla vial suman 124 entre 2020 y 2022. Solo el año pasado fueron 41 demandas, de las cuales la ciudad perdió nueve y debió pagarles a las víctimas $2.975 millones. ¿Cuántos huecos se podrían tapar con esa plata?
“Cali no tiene una sola vía en la que uno diga: puedo transitar tranquilo”, dice Jesús René Castiblanco Ricci, un ingeniero de proyectos cuyo medio de transporte es la moto. El 4 de febrero pasado no vio un hueco en la Autopista Sur Oriental y dañó el rin, además de los retenes. El arreglo le costó $400.000. No existen estadísticas de las llantas, los amortiguadores, los rodamientos y demás repuestos que deben reemplazar los caleños debido al mal estado de las calles.
En agosto de 2021, Paola Sánchez, la líder de la Asociación Moteros Cali, pasó por un hueco ubicado unos metros antes del Cementerio Central. Además del rin, se le dañaron las cunas. El arreglo costó $1.500.000.
“Tuve un siniestro frente a la Clínica Colombia. Estábamos haciendo una protesta por el robo de motos. Ese día llovió y el hueco estaba inundado, no lo ví. Caí y me lesioné el tobillo. A la moto se le quebró el espejo. Publiqué la foto en las redes y se hizo viral. Un par de días después taparon el hueco. Por mi casa, frente al cementerio Metropolitano del Norte, se accidentó un muchacho también por un hueco, se quebró una mano, la clavícula, y después de publicar el caso en redes, taparon el cráter. En Cali hay que tener un siniestro y publicar la foto para que tapen los huecos”, dice, molesto, Hernando Díaz Medina, coordinador de ventas de una compañía de telecomunicaciones.
En el mundo, advierte Mary Bottagisio, directora de la Liga Colombiana de la Lucha contra la Violencia Vial, no existe una guerra que deje tantos muertos como los que está dejando los siniestros viales. Solo en Colombia mueren al año 5000 motociclistas en promedio. La mayoría son hombres jóvenes. Además de familias desmembradas, niños huérfanos, aquella ‘guerra’ está disminuyendo la fuerza laboral masculina. También la femenina. La primera causa de muerte violenta en las mujeres por lesión de causa externa son los siniestros viales. En la mayoría de los casos eran pasajeras.
“Hay un factor determinante para la ocurrencia de un siniestro. Están por supuesto los huecos, es decir la infraestructura insegura, la inseguridad de las motos que se están vendiendo en Colombia, la falta de pericia, pero hay un factor que es común: la alta velocidad. Todos los factores de peligro, cuando confluyen con la alta velocidad, se multiplican”, dice Mary.
En enero de 2022, en Colombia se sancionó la Ley Julián Esteban, llamada así en honor al niño Julián Esteban Gómez que perdió la vida arrollado por un vehículo en Zipaquirá, Cundinamarca. Julián Estaban admiraba al campeón del Tour de Francia, Égan Bernal. La ley que lleva su nombre establece que en Colombia la velocidad máxima permitida en vías urbanas es de 50 km/h, exceptuando zonas escolares y residenciales, donde el límite es de 30 km/h.
El problema es que, en el país, exceptuando algunas ciudades, entre ellas Cali, no se ha implementado dicha Ley. Y en Cali, aunque la velocidad máxima es de 50 km/h, se requieren controles para hacerlo cumplir.
Néstor Martínez es el Secretario de Infraestructura de la ciudad, el despacho encargado de mantener en buen estado las calles. Si el municipio ha logrado ganar 32 de las 41 demandas que le impusieron en 2022 a causa del deterioro de la malla vial, comenta, es porque o los abogados que demandaron no aportaron suficientes pruebas, o se pudo demostrar que hubo exceso de velocidad y maniobras imprudentes por parte de los conductores.
Martínez sin embargo reconoce no solo el mal estado de las calles de Cali, sino lo que eso genera: siniestros, pérdidas económicas, congestiones, la sensación de vivir en una ciudad deteriorada.
“Creemos que debe haber un programa muy agresivo para recuperar las calles, y ese programa implica que se invierta mucho dinero. Calculamos que para Cali, que tiene tan atrasada la recuperación de su malla vial, se requieren 1.8 billones de pesos. Y además de plata se necesita tiempo. En un año no se alcanza a reparar un daño que se ha generado en los últimos 20”.
En un mundo ideal, continúa el Secretario de Infraestructura de Cali, su despacho debería contar con $400 mil millones al año para costear el funcionamiento y mantener las calles en óptimas condiciones. La realidad es que cuenta con $50 mil millones. En Medellín, en cambio, la empresa EPM entrega 1.2 billones al municipio para inversión en infraestructura vial. En Barranquilla se utiliza la sobretasa a la gasolina en pleno para mantener las calles impecables. En Cali, los recursos de la sobretasa se destinan al MÍO en un 78%. A la Secretaría de Infraestructura se le entrega el 21.4%.
En todo caso en la ciudad se está adelantando un contrato de cerca de cien mil millones para recuperar 400 km de malla vial. La veedora ciudadana Mapi Velasco denunció preocupantes demoras en la entrega de las obras. Pese a que los trabajos debieron estar listos en diciembre pasado, hay sectores donde ni siquiera han comenzado. El Secretario de Infraestructura, Néstor Martínez, reconoce que esas demoras son ciertas.
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“Las lluvias han afectado los rendimientos. Además, en Cali se están construyendo varias obras y solo tenemos tres plantas que surten la mezcla asfáltica. Esas plantas no están dando abasto. Y se han presentado problemas con los equipos que se usan para este proceso, la maquinaria. No se tienen en la cantidad necesaria para hacer trabajos simultáneos. Si se analiza la situación desde la ejecución de los trabajos, entonces, es cierto que no es lo más indicada porque Cali requiere de una respuesta más rápida del contratista y de la interventoría. Por ahora no se consideran acciones legales. Ya se le pidió al contratista un programa remedial. Esperamos que al 30 de junio se entreguen las obras. Estamos cerca del 50% de ejecución”.
Los ciudadanos sin embargo insisten en la pregunta: ¿por qué pasan años para que tapen un hueco en Cali?
Néstor Martínez responde que bajo su gestión, la Secretaría de Infraestrutura no se dedica a ‘tapar huecos’, sino que se rige bajo un principio distinto: recuperar vías completas. Si hay un cráter en una calle quiere decir que lo más probable es que la vía colapsó, luego se recupera todo el sector, o de lo contrario, insiste Martínez, se tapa un hueco hoy y en un mes saldrá otro.
“Por eso, más allá de tapar un hueco, lo que hacemos es recuperar el tramo. Es una manera de proteger la inversión a largo plazo. Por eso nos demoramos mucho en tapar un hueco, porque, repito, no hacemos maquillajes. Aunque es cierto que tal vez se deba hacer un trabajo mixto: recuperar estructuras completas y arreglar huecos que son muy peligrosos”.
El hueco ubicado metros antes del Cementerio Central, donde dañó el rin de su moto Paola Sánchez, la líder de la Asociación Moteros Cali, está allí desde hace por lo menos dos años, solo que ahora alguien lo pintó de rojo. Al frente, en un mural, se lee en letras grandes: NOS MATAN.
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