Cali
La historia que se ‘hospeda’ en Savoy, el hotel más antiguo de Cali, hogar de Jairo Varela y el Grupo Niche
El hotel, de más de 100 años, fue la casa de Jairo Varela y el Grupo Niche en sus inicios. Está en riesgo de ser demolido.
Por Santiago Cruz Hoyos - Editor de Crónicas y Reportajes - Fotos y video Jorge Orozco
Cuando Jairo Varela salía al balcón de su habitación en el hotel Savoy del centro de Cali, gozaba de una vista espléndida. A su derecha apreciaba los últimos pisos del CAM, y al fondo, las montañas donde reposa Cristo Rey. A su izquierda era testigo del agite de la carrera Primera.
Si Jairo aún viviera observaría la fachada del motel Tardes de París, o las rejas abajo del Taller Hidráulico de fachada amarilla, y el puente que conecta el Túnel Mundialista con el hotel y la sede de la Policía Metropolitana. Me pregunto si acaso el balcón inspiró algunas de sus canciones en las que le rindió tributo a Cali. Si por la Quinta vas pasando, es mi Cali bella que vas atravesando.
La habitación donde vivió Jairo es la 206, esquinera. Que tuviera balcón era imprescindible para el fundador de la orquesta de salsa más importante del mundo, el Grupo Niche. Jairo Varela era un gran fumador. En la habitación aún hay un cenicero de pie de los años en los que el maestro vivió allí: entre 1979 y 1984.
Para llegar a la habitación ‘Jairo Varela’ se suben unas escaleras desde la recepción, y se atraviesa un salón social al que el hotel, en homenaje al maestro, bautizó con su nombre. Era el sitio donde el Grupo Niche ensayaba en sus orígenes.
— Nuestro huésped más ilustre ha sido Jairo Varela y su Grupo Niche. Jairo llegó a Santiago de Cali al hotel Savoy, proveniente de Santa fe de Bogotá, con quienes conformaban la orquesta: Alexis Lozano, Álvaro del Castillo y Tuto Jiménez. Mi familia los atendió durante los varios años de su estancia en Savoy – cuenta Mauricio Ríos, el gerente del Hotel, vestido como un gentleman londinense: de boina y chaleco tipo torero.
Fue en Londres donde nació el primer Hotel Savoy. Abrió sus puertas en 1889. Aquel fue el primer hotel de lujo de la ciudad, lo que inspiró la apertura de otros hoteles Savoy en Buenos Aires, Praga, Guayaquil, Roma y Cali.
En el Savoy de Londres se hospedaban famosos, personajes ilustres, la Familia Real, Eduardo, el príncipe de Gales.
En el Hotel Savoy de Cali también se hospeda un príncipe. Su nombre es Nilo Chaverra y en la cafetería lleva el atuendo de los príncipes africanos. En el hotel lo conocen como ‘el príncipe de Pizarro, Chocó’.
— Siempre que vengo a Cali desde mi tierra me hospedo en el Hotel Savoy. Me gusta porque la historia del hotel está anclada a los negros. Nos sentimos como en casa. La colonia chocoana siempre le agradece al hotel el gesto que tuvo con Jairo Varela: acogerlo, así en muchas ocasiones no tuviera para pagar las cuentas – dice Nilo, mientras conversa con un huésped también famoso, el exjugador de Santa Fe y ahora representante de futbolistas, Didio Mosquera.
El Hotel Savoy de Cali abrió sus puertas en 1923, hace 101 años. Es el hotel más antiguo de la ciudad. Lo fundó la abuela de Mauricio Ríos, su actual gerente. Ella se llamaba Julia Rosa Ríos y quería emular en pleno centro de Cali al Hotel Savoy de Londres.
El edificio, ubicado en la esquina de la Carrera 1 con Calle 17, fue construido por el ingeniero Gerardo Posada, con arquitectura Art Deco, que se caracteriza por las formas geométricas, la decoración de lujo, la iluminación y ventilación natural. El hotel está repleto de ventanas en sus 45 habitaciones. También de patios interiores con jardines, fuentes y balcones ornamentales. No se necesita prender bombillos en el día. Los closets y sus 250 puertas son de cedro negro. Después de 100 años, siguen intactas.
El hotel es también un museo del Cali Viejo. En el primer piso se exhibe una colección de nueve carros antiguos: un Chevrolet Station Wagon modelo 53 mecánico, tan largo que tiene capacidad para nueve personas. También está la misma versión del carro, pero automático y convertible. En ese auto, Mauricio Ríos, el gerente, siguió la carroza fúnebre que llevaba el cuerpo del maestro Jairo Varela, tras su fallecimiento el 8 de agosto de 2012.
En la colección de autos antiguos del hotel igualmente se puede apreciar un jeep gladiator, modelo 71, y un Dodge Corone 1981. El carro más antiguo es un Chevrolet modelo 37: ‘el auto de los gánsteres’, lo llaman.
En los pasillos del hotel hay relojes antiguos, así como teléfonos, aunque lo que más llama la atención es un radio de los años 20, exhibido en la recepción. Fue diseñado exclusivamente para hoteles, en Detroit, Estados Unidos.
En los inicios del Hotel Savoy, era el radio que se instalaba en las mejores habitaciones. Si el huésped quería escuchar su programa favorito, debía echarle en una ranura en la parte superior 25 centavos, lo que le daba derecho a una hora de radio. El aparato, 100 años después, funciona.
Por su arquitectura, y su historia, el hotel Savoy fue declarado Patrimonio Arquitectónico y Cultural de Cali en 2007. Es el único hotel del Cali Viejo que sigue en pie, recuerda su gerente, Mauricio Ríos, y enseguida busca un libro, otra joya de museo, así sea una copia: la argumentación que presentó Cali para ser elegida sede de los Juegos Panamericanos de 1971.
Allí se leen los perfiles de los mandatarios de la época, como el alcalde mayor, Luis Emilio Sardi, y el gobernador, Libardo Lozano Guerrero. El presidente de la República de entonces era Carlos Lleras Restrepo, y el presidente del Comité Olímpico Colombiano, Mario García. El promotor de la campaña pro sede de los Juegos Panamericanos fue Alberto Galindo Herrera.
En el libro se da cuenta de los industriales de la ciudad de esos años, como Santiago y Harold Eder, y hay un capítulo dedicado a la capacidad hotelera, en el que se lee: “Cali ocupa el primer lugar en Colombia en capacidad hotelera en proporción al número de sus habitantes”, y se detalla, en un cuadro, el número de habitaciones de cada hotel: el Alférez Real, demolido; el Hotel Aristi, ya no existe, al igual que el resto que menciona el cuadro: hotel Nueva York, hotel Los Ángeles, hotel Menéndez, hotel Calima, hotel María Victoria, hotel Miami. El único en pie que albergó los Panamericanos es el Hotel Savoy. Y sin embargo, está en riesgo de ser demolido.
— Hay un plan parcial para la renovación del barrio El Hoyo y el barrio El Piloto. Como caleño lo digo, me duele mucho lo que ha sucedido y sigue pasando: la historia caleña la volvieron escombros. Demolieron el hotel Alférez Real, el Club San Fernando, el antiguo batallón Pichincha, la primera alcaldía. Hoy medio barrio San Antonio está en el suelo. Hay construcciones que conservan la fachada original, pero adentro son parqueadero, una burla a la norma – dice Mauricio, quien se toma un momento y agrega:
—El plan parcial del barrio El Hoyo y El Piloto podría ser un riesgo para el hotel Savoy. Lo quieren tumbar. Nosotros estamos en desacuerdo, porque no queremos que sufra la misma suerte de la historia de la ciudad. Como caleños no vamos a permitir que el hotel Savoy sea demolido. Además, aquí vivimos. Esta es mi casa. Estamos recogiendo firmas para que la ciudadanía nos apoye. No estamos en contra del plan parcial del barrio EL Hoyo y El Piloto. Lo que queremos es que se respete la historia y no se comprometa al hotel en el mismo.
Mauricio, ahora, busca otro objeto – museo del hotel y se sonríe. Es un tocadiscos portátil, del tamaño de una maleta ejecutiva, que le regaló el maestro Jairo Varela a Savoy. Mauricio pone en él el long play Cielo de Tambores, de Niche, y el sonido se reproduce nítido y con potencia en el aparato que continúa intacto.
¡Y fiesta! ¡Y rumba! Y rumba que es la feria de la caña ¡La gente está en la plaza! ¡El toro que es de casta! ¡Ole!
Mientras suena la canción, Mauricio dice:
— Nosotros les proponemos a las personas que nos visitan: cojamos una hoja y un lápiz, y llenemos la hoja de palabras: asiento, mesa, disco, zapato, celular, lo que se imagine. Y luego cojamos esas palabras y llevemos un mensaje. Y fuera de eso pongámosle música, y fuera de eso pongamos a la gente a bailar. Y que pasen los años y la gente siga bailando. Y entonces ponemos esta canción, Cali Ají, y los huéspedes bailan. Eso se llama genialidad. Jairo Varela fue un genio de la composición musical y en el Hotel Savoy conservaremos su legado.
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