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25 años alimentando a Cali: la historia del Banco de Alimentos que aún sostiene a miles

En una ciudad donde 800 mil personas no saben si podrán comer mañana, el Banco de Alimentos, obra fundada por monseñor Isaías Duarte que cumple 25 años, sigue alimentando cuerpos y esperanzas.

Banco de Alimentos de Cali. Fotos Raúl Palacios / El País.
El padre Joaquín Gómez, director del Banco de Alimentos de Cali, junto al Cristo que sobrevivió del incendio que arrasó con las instalaciones en 2007. Sucedió por un corto circuito causado durante un intento de hurto en las bodegas. Pese a todo, la “empresa de Dios” siguió adelante. Fotos Raúl Palacios / El País. | Foto: Raúl Palacios

1 de jun de 2025, 11:17 a. m.

Actualizado el 1 de jun de 2025, 04:50 p. m.

En la oficina del padre Joaquín Gómez, director del Banco de Alimentos de Cali, hay un Cristo chamuscado. Le falta su mano derecha, y hay señales del fuego en las piernas, el pecho, la cabeza, los brazos, la palma de la mano izquierda. La madera donde está crucificado quedó negra por las llamas.

El Cristo fue de lo poco que sobrevivió a una tragedia que estuvo a punto de cerrar las puertas del Banco para siempre. Sucedió en 2007, cuando intentaron robar sus bodegas y los asaltantes causaron un cortocircuito que provocó un incendio que consumió el 80 % de la planta física y el 100 % de los alimentos almacenados.

Todo parecía haberse terminado, pero el fuego no consumió la esperanza, y este Cristo es un símbolo. Después de esa tragedia se hizo evidente que el proyecto del Banco de Alimentos no pertenecía a unos pocos. Era la obra de Dios, o como le llamo yo: la empresa de Dios para los pobres -dice el padre Joaquín, al tiempo que contesta su celular y escribe mensajes por WhatsApp.

El Banco de Alimentos de Cali necesita donaciones con urgencia y llevará a cabo la versión 2024 de la ayudatón para recaudar alimentos y dinero.
El Banco de Alimentos beneficia a 500 fundaciones de Cali y sus alrededores, que atienden niños, adultos mayores, habitantes de calle, entre otras poblaciones vulnerables. Todo caleño puede ser donante del Banco. | Foto: Bernardo Peña/El País

Por estos días se dedica a coordinar la celebración de los 25 años del Banco de Alimentos, que empezará este miércoles 4 de junio con una misa en la Catedral, en la Plaza de Cayzedo.

Aunque el Banco se inauguró un poco antes, el 23 de marzo de 2000. Fue monseñor Isaías Duarte Cancino quien lo fundó, tras el deseo suyo y el de otros líderes de la ciudad, como Sofía Helena Sarasti y Elvira Guerrero, de que nadie en Cali se acostara con hambre. Actualmente, cada 15 minutos llega alguna de las 500 fundaciones que beneficia el Banco, a sus bodegas del barrio San Nicolás, para recoger un mercado a cambio de una cifra casi simbólica.

Yo se lo he dicho al alcalde Alejandro Eder: cuide al Banco de Alimentos. Cuidarlo es ayudarle financieramente, porque esta es una obra que necesita músculo económico. La operación mensual requiere de 450 millones de pesos. Son 95 trabajadores, incluidos los de la finca -continúa el padre Joaquín.

Banco de Alimentos de Cali. Fotos Raúl Palacios / El País.
Padre Joaquín Gómez, director del Banco de Alimentos de Cali. Fotos Raúl Palacios / El País. | Foto: Raúl Palacios

La finca es, en realidad, la Granja Integral Isaías Duarte Cancino, ubicada en la vereda Monterilla del municipio de Caldono, en el departamento del Cauca.

Allí, además de sembrar maíz y frijol, se planea construir un galpón para 7000 gallinas, garantizar al menos 6500 huevos diarios y mantener un promedio de 10.000 pollos. Aunque llega, la proteína es lo que menos se le dona al Banco de Alimentos de Cali, por lo que la granja es una forma de garantizar la seguridad alimentaria de las familias más vulnerables de la ciudad.

El padre Joaquín continúa relatando la historia del Banco. En abril de 2000 entró en funcionamiento en una bodega del barrio El Troncal, propiedad de la familia Hoyos Lago, quien la prestó. La primera donación la realizó el supermercado Surtifamiliar: 330 kilos de alimentos que fueron entregados a la fundación Paz y Bien, de la hermana Alba Stella Barreto, quien hasta el momento de su muerte se dedicó a rescatar jóvenes de las pandillas en el Distrito de Aguablanca.

Un mes después, en mayo, el Banco de Alimentos recibió su primer vehículo, una camioneta Luv donada por el Camposanto Metropolitano de la Arquidiócesis. Hoy, sus 14 camiones recorren todo el departamento recogiendo excedentes agrícolas: alimentos que están a punto de dañarse en el campo, pero que son rescatados a tiempo por el Banco para el consumo.

Banco de Alimentos de Cali. Fotos Raúl Palacios / El País.
Cada 15 minutos llegan fundaciones para recibir un mercado a cambio de una suma simbólica. | Foto: Raúl Palacios

Según un informe de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco), con la comida que se desperdicia en el país se podría alimentar tres veces a toda la población de La Guajira durante 15 años, o llenar 485.000 tractomulas. Solo en Cali, advierte el padre Joaquín, 800 mil personas no tienen garantizadas sus tres comidas diarias.

Lo confirma Paola Andrea Mendoza, del colegio comunitario Fucomabe, en el Distrito de Aguablanca, quien acaba de llegar a las bodegas del Banco de Alimentos para recoger un mercado de dos semanas con el que se alimentarán los 427 alumnos del colegio.

Son niños cuyas familias a veces tienen para comer, pero a veces no. En el colegio, y gracias a la ayuda del Banco de Alimentos, podemos garantizarles su alimentación y así también tratamos de que permanezcan en clase, que no deserten. Muchos, por las necesidades de sus familias, por el hambre, dejan de estudiar. Hoy llevamos cereales, leche, pan, frutas. Cali sigue siendo una ciudad con hambre, con niños en situaciones muy complejas -comenta Paola.

El Banco de Alimentos de Cali necesita donaciones con urgencia y llevará a cabo la versión 2024 de la ayudatón para recaudar alimentos y dinero.
95 personas trabajan en el Banco de Alimentos de Cali. | Foto: Bernardo Peña/El País

Algo similar dice Yolanda García, de la Fundación Niños Embajadores de Cristo. Es una guardería donde se cuida a los menores en el corregimiento de Villa Gorgona, mientras sus padres trabajan. Les garantizan desayuno, almuerzo y un refrigerio.

El hambre en Cali, en los inicios del Banco de Alimentos, era un grito silenciado en las esquinas de la ciudad, muchas veces invisible. El hambre genera violencia -apunta el padre Joaquín, quien asegura ser un antioqueño de corazón caleño.

Nació en Fredonia, Antioquia, muy cerca de Jericó, donde nació la madre Laura Montoya. En su casa les celebraba misa a sus hermanitas. En Cali ya lleva 27 años, gran parte de ellos dedicados a combatir el hambre. Solo en 2024, el Banco de Alimentos distribuyó 5407 toneladas, algo así como 180 tractomulas repletas de comida.

En Cali hay alrededor de 800.000 personas que buscan al menos una ración de comida diaria, según el Banco de Alimentos. Lo que revela la penosa situación de hambre en la ciudad
Los comedores comunitarios de Cali, así como las parroquias en los barrios, reciben la ayuda del Banco de Alimentos. Foto Jorge Orozco | Foto: Jorge Orozco

También les ha permitido vestirse a quienes no tienen el dinero para comprar ropa, gracias al Vestier de Dios, un punto de donación de prendas en el barrio Granada, o la Bodega del Mueble, donde también llegan computadores que son reparados y distribuidos en colegios y salas de cómputo. Hace unos días se enviaron 200 de estos equipos a Guapi, en el departamento del Cauca, en una alianza con el grupo musical Herencia de Timbiquí.

El padre Joaquín Gómez no lo duda: el Banco de Alimentos es el puente que une a la abundancia con quien la necesita.

Yo no me imagino qué pasaría en Cali sin el Banco de Alimentos. La labor de esta empresa de Dios es muy importante para la gente vulnerable. Se demostró en la pandemia del Covid-19: mientras Cali se encerraba, el hambre salía a la calle. El Banco no se detuvo, y miles de familias pudieron comer. Lo mismo sucedió en 2021, con el estallido social. El Banco llegó donde otros no pudieron. Porque cuando todo falla, la solidaridad se vuelve urgente. Y Cali lo ha demostrado: es una ciudad solidaria. El Banco de Alimentos cuenta con 1120 donantes, y cualquier caleño puede sumarse – dice el padre, y mira hacia el Cristo quemado en su oficina, como si se tratara de una promesa encendida: mientras Cali tenga hambre, la ‘empresa de Dios’ seguirá abriendo bodegas, moviendo camiones y sembrando esperanza.

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