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Así es vivir y trabajar en Sucre y El Calvario, los barrios del centro de Cali que muchos solo miran desde lejos
Así es vivir y trabajar en estos barrios del centro de Cali. La presencia de habitantes de calle ha aumentado, pero existe la esperanza de que todo mejore.

20 de jun de 2025, 01:27 p. m.
Actualizado el 20 de jun de 2025, 01:31 p. m.
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Hombres y mujeres caminando sin un rumbo aparente, divagando entre calles y andenes empolvados, entre escombros, entre basura. Caminando entre construcciones que lucen abandonadas, pero de las que no sabemos qué hay de puertas para adentro. Hombres y mujeres que quizás en muchos casos las drogas los llevaron a vivir allí en los barrios Sucre y El Calvario, barrios que todo Cali los mira con temor, que los miran solo a través de la ventana del MÍO o del carro, barrios olvidados. Así es vivir y trabajar en la parte del centro de Cali por la que nadie cruza y a la que pocos les importa.
El Calvario está ubicado entre las carreras 5 y 15 y entre las calles 11 y 15, mientras que Sucre es un poco más extenso, pues va desde la Carrera 8 hasta la 15 y desde la Calle 15 hasta la 21, donde ya inicia San Nicolás. En estas pocas cuadras son muchas las historias de personas que allí viven y trabajan y esperan que la remodelación del centro de la ciudad se convierta pronto en realidad, pues según ellos, pasan los años y todo sigue igual.
Hermencia Navarrete ha vivido en El Calvario toda su vida, vende empanadas y café en su vivienda. Su casa está ubicada frente a la Estación Fray Damián del MÍO, en la Calle 13 con Carrera 13. Dice que vivir allí es muy sabroso, pero eso sí, reconoce que los alrededores son un poco peligrosos.

“La casa mía es muy sabrosa, pero aquí no hay Gobierno para nada. Tengo que estar muy pendiente de esconder las cosas que utilizo para mis ventas. Hace poco estaba conversando con el vecino y de la nada se me robaron el termo del café. Me dejaron sin con qué trabajar. Dentro de la casa se vive muy sabroso, pero afuera no hay seguridad de nada”, contó la mujer, quien dijo que vivió una parte de su vida en Venezuela, pero cuando las cosas se complicaron en el país vecino debió regresar a Colombia.
Su relato sigue, pues no hay nadie quien compre sus productos, solo pasan buses del MÍO, motos y carros a toda velocidad. En la estación Fray Damián no se bajó ni se subió nadie durante 40 minutos. “Yo lo único que pido es seguridad para poder trabajar tranquila. Cuando voy al baño me toca pedirle el favor a los vecinos que me cuiden el local porque me da miedo que me roben”.
Doña Hermencia cuenta que cuando va a visitar a su hija, que vive en el barrio Villa Colombia, debe regresar a su casa antes de que se oculte el sol. “Me da miedo regresar a las 8:00 de la noche porque temo que me hagan algo al llegar, por eso me vengo a las 5:00 p.m.”, aseguró.
Don Gonzalo es un vendedor de arroz de leche y mazamorra que ha recorrido las calles de El Calvario y Sucre desde el año 1989. Tiene tres hijos y todos le dicen que no es necesario que trabaje recorriendo estos barrios, pero él insiste en ir porque “aún tiene alguna clientela”.

“Por aquí nunca me han atracado, pues los indigentes no se meten con los vendedores. Ellos antes me dicen que tienen hambre y que les regale un poquito de mazamorra”, contó el hombre que va vestido con bata blanca, y añadió: “Hoy el negocio se ha puesto un poco malo por esta zona porque antes todo el corredor de la Calle 15 era muy comercial, hoy ya no”.
“Hoy, si lo comparamos con años anteriores, hay más indigentes en la calle debido a que el sector es muy solo. Ellos aprovechan eso para estar por aquí”, dijo don Gonzalo.
Con lo que dice Gonzalo coincide Víctor Torres, quien trabaja desde hace 18 años vendiendo algodón y elementos para colchonería sobre la Calle 15 con Carrera 14: “Como antes había más comercio y gente, uno no notaba tanto la presencia de habitantes de calle, pero como ahora hay lotes vacíos y poco comercio, son muchos los que andan por aquí. También hay demasiados expendios de droga y eso llama la delincuencia”.
Muy cerca de allí un andén está invadido de basura y algunos habitantes de calle buscan en medio de las bolsas, al parecer, algo para comer, así los restos de alimentos ya estén comenzando a descomponerse. La empresa encargada de realizar el aseo en esta zona dice que hace limpieza todos los días en tres turnos diferentes, pero aún así, “media hora después de recoger la basura, el lugar está sucio”, dijo un empleado de Ciudad Limpia que se encontraba en el lugar.
“Yo espero que con todas las obras que se harán, el cambio se note. Se debe reubicar a todos los habitantes de calle y esto mejorará mucho”, sostiene don William, un hombre que lleva 23 años trabajando en esta parte del Centro.

Para él, la situación de seguridad hoy ha mejorado un poco si se compara con lo que vivió años atrás, pues dice que “antes lo pensaba dos veces para salir del trabajo, pero ahora todo es un poco más calmado”.
Y no es para menos, pues cuenta que fueron varias las veces en las que fue víctima de hurto: “Primero me robaron una bicicleta, luego en una esquina me quitaron el pago y en otra oportunidad me robaron el celular. La vez que me quitaron el pago ocurrió frente a la Policía y ninguno de ellos hizo nada”.
“Esta Alcaldía no se ha manifestado con el tema de una reubicación de los negocios que estamos sobre el corredor de la Calle 15. Antes casi todos los días pasaban y hacían visitas periódicas, pero de un momento a otro pararon”, contó William.
Y es que son varios los lotes que en inmediaciones al Palacio de Justicia y al nuevo Búnker de la Fiscalía fueron comprados por la Alcaldía de Cali hace varios años, pero en ellos aún no se construye nada.
Víctor cuenta que el dueño de la empresa de algodón donde trabaja está esperando que la Alcaldía le compre el lote para irse del lugar, pues la ventas han bajado demasiado.

“Al patrón, hace aproximadamente 7 años, le ofrecieron $170 millones por el local, pero él no estuvo de acuerdo porque había comprado hace muchos años este espacio en $190 millones y le había hecho arreglos”, recordó Víctor, y dijo que para este 2025 el avalúo del local está en $445 millones y “esa plata la Alcaldía no la va a dar”.
“Yo estoy a favor del progreso de la ciudad, pero esta zona va a quedar toda residencial. Yo hubiese hecho locales comerciales abajo y apartamentos encima. Así todo hubiese quedado mucho más elegante”, admite el hombre y dice que si tuviese dinero hoy no invertiría en esta zona para vivir.

La esperanza de Paraíso Central
La Administración del alcalde Alejandro Eder ha dicho que una de sus prioridades es la renovación y recuperación del centro de la ciudad, sin embargo está aún no inicia al ritmo como se esperaba.
Pero en medio de todo, el proyecto habitacional Paraíso Central Torre 1 ya está listo. Sus apartamentos, distribuidos en una torre de 20 pisos, son una muestra de que al Centro sí se le puede cambiar la cara, sí puede ser un espacio para sentirse orgulloso, sí se puede vivir de una manera digna.
Todo el que ve esa torre de apartamentos ubicada en la Carrera 12 con Calle 13 se pregunta cómo es vivir allí. Aquí están las respuestas:
“Ya voy a cumplir dos años viviendo en Paraíso Central. Me enteré del proyecto porque como tengo negocios en la zona conocí que había esta opción de vivienda. Hoy estoy feliz”, contó uno de los residentes del edificio.

“Yo hasta ahora no he tenido ningún problema con el tema de seguridad y aquí se vive muy sabroso porque estoy cerca al trabajo y a donde estudia mi hija. Espero que todo siga mejorando”, dice el joven, quien prefirió no revelar su identidad.
Eso sí, reconoce que los alrededores del conjunto residencial no son los mejores: “Para que mejoren los lugares aledaños nos hace falta seguridad y un poco más de mano fuerte. Para nadie es un secreto que hay muchos lugares donde expenden droga aquí en el Centro y hay que atacarlos, pues eso acabaría con la indigencia en el sector”.
El guarda de seguridad del conjunto residencial también habló, él más que nadie sabe lo que pasa en las calles, las vive, las conoce no solo en el día, sino también en la noche: “Lo más complejo que me ha tocado vivir en este punto son las peleas que hay entre miembros de bandas que buscan ganar terreno. Matan allá y matan acá. Muere mucha gente. La mayoría de ellos son muchachos jóvenes. Eso, aunque se sigue presentando, ha bajado un poco”.
Blanca es habitante de Paraíso Central desde hace ocho meses. Dice que en este lugar “ha vivido sabroso”. Aunque reconoce que espera que “en unos años esto tenga otra cara, se vuelva bonito y mucho más residencial”.
Frente a este lugar ya se inició la construcción de un nuevo edificio que será residencial y todos, como dice el guarda de seguridad, desean que esto sea el comienzo de la recuperación del centro de Cali: “Mire como se llama este conjunto: Paraíso Central. Ojalá que en unos años no sea solo un nombre, sino una realidad”.
Comunicador social y periodista de la Universidad Autónoma de Occidente. Especialista en comunicación y periodismo digital. Periodista del Diario El País desde el 2017 y docente universitario.