Cali
Al borde del colapso, el complejo panorama de los colegios públicos de Cali
Casi 200 sedes de la ciudad tienen problemas de infraestructura. En estado grave se encuentran techos, paredes y la dotación educativa.
Los niños van al colegio a aprender, no a preocuparse porque alguna pared o parte del techo se pueda desplomar en cualquier momento. Esta fue la conclusión de las directivas de varios colegios públicos de Cali que viven en la incertidumbre de una infraestructura deteriorada y que amenaza con colapsar.
Son cerca de 200 las sedes educativas en la ciudad que presentan malas condiciones y requieren intervenciones correctivas, según los datos proporcionados por la Administración Distrital, pero el dato por sí solo no alcanza a reflejar la compleja situación.
La Institución Educativa República de Israel, en el barrio Las Delicias, fue una de las que le abrió las puertas a El País. En su sede central, uno de los pasillos principales tiene completamente desmontado el cielo falso por la humedad que albergaba y que ya hacía que se empezara a desmoronar.
— A esta área no le hicieron techo desde su construcción, entonces lleva más de 60 años recibiendo agua. Con el invierno tan fuerte que hemos tenido nos tocó hacerle bajar el cielo falso que se estaba cayendo y cerrar esta área para que los estudiantes no pasen porque es una zona de alto riesgo. Nos tocaría continuar con ella cerrada hasta que la Alcaldía intervenga. — reveló la rectora Ana Silvia Valencia.
Aunque la Institución tiene varios proyectos de aprovechamiento ambiental y social con sus estudiantes, explican que las condiciones físicas no ayudan. En la zona de las canchas, el entejado de las graderías está oxidado y por caerse, las paredes perimetrales del colegio están inclinadas varios grados y los suelos presentan un desgaste que puede ocasionar caídas.
En la sede de primaria, por su parte, no puede llover porque los salones se inundan hasta 15 centímetros por el mal estado estructural de paredes y techos.
Viajando al Suroriente de la capital vallecaucana se encuentra la sede Susana Vinasco de Quintana de la Institución Educativa Villa del Sur, donde se atienden los niños y niñas desde Transición hasta grado Quinto. Lo más grave de este espacio es que los techos aún son de tejas de asbesto, un material prohibido hace más de cinco años por la Ley 1968, al ser considerado un riesgo para la salud pública de potenciales cancerígenos y por su impacto en el medio ambiente.
— Nosotros queremos ofrecer una educación de calidad, pero si hacemos un recorrido, veremos que las zonas deportivas y de esparcimiento están muy deterioradas, hay espacios sin utilizar y con ruinas. Esto hace que nuestros estudiantes puedan accidentarse. Lo otro es que los presupuestos participativos en esta comuna no tienen líneas de inversión en educación, lo que afecta también que se pueda invertir en las escuelas. — expuso la coordinadora de la sede, María del Carmen Chávez.
Aunque por medio del Gobierno Nacional y la Alcaldía se invirtió en remodelar por completo la sede central de esa Institución, la cual será entregada en próximas días, la misma suerte no ha corrido para el espacio de primaria. Los padres, que han visto el deterioro con los años, están preocupados.
— Me preocupan las estructuras, los techos que hace rato no se cambian y puede suceder un accidente con los niños. Por lo regular, siempre nos dirigimos a la coordinadora de grupo, le exponemos nuestras inquietudes y nos dice que nos debemos dirigir hacia la Secretaría de Educación ya que con ellos probablemente podamos obtener alguna solución, pero todo es muy lento, no nos prestan la atención debida y necesitamos que nos ayuden porque aquí se están criando nuestros niños. — pidió Yurley Pinto, madre de familia.
Este diario conoció un documento que la Personería de Cali envió en días recientes a Jorge Iván Romero, director operativo del Ministerio Público para asuntos de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos. En el escrito de 36 páginas se entregan los informes posteriores a las visitas de revisión de infraestructura que la Personería realizó en once sedes de la ciudad.
Estas fueron: IE Siete de Agosto, IE Técnica Comercial Villa del Sur - Sede Susana Vinasco de Quintana, IE Ciudad Modelo, IE Juan Pablo ll - Sede Alto Nápoles, IE Juan Pablo ll - Sede Portete de Tarquí, IE Republica de Argentina - Sede Policarpa, IE Santa Fe - Sede Bajo Palace, IE Liceo San Antonio, IE Santa Cecilia - Sede 2, IE La Buitrera - Sede Principal y Los Comuneros.
Los casos son variados. Por ejemplo, la Institución Siete de Agosto se vio afectada hace cuatro años por un sismo. Hay fisuras en salones y otros espacios con riesgo de colapso y la estructura no cumple con las normas NSR-10 de Sismo Resistencia.
Ahora la Institución Educativa Ciudad Modelo. Hay edificios antiguos construidos en ladrillo con techos de asbesto, la sala de lectura tuvo que ser clausurada por el riesgo de que se desplome y el cielorraso en varias zonas se está desprendiendo.
Para todos ellos, las conclusiones son similares: se necesitan los estudios de rigor para determinar qué intervenciones y recursos se necesitan, pidiéndole a la Secretaría de Educación que se haga cargo.
Pero el panorama no distingue colegios pequeños o grandes, ni de contemporáneos o históricos. Tal es así que uno de los lugares más emblemáticos de Cali como lo es la Institución Educativa Santa Librada, con 201 años de historia, también presenta condiciones críticas en su infraestructura, tal vez las de mayor gravedad en la ciudad.
Aunque toda la planta física del colegio es testigo del deterioro y la falta de mantenimiento preventivo, desde hace una década aproximadamente se ha recrudecido la situación en dos bloques de la sede principal: el A y el H, los que dan la bienvenida por la entrada principal en la Carrera 15.
Gabriela Lizcano, coordinadora durante este tiempo y hoy rectora encargada de Santa Librada, recuerda que llevan unos seis o siete años buscando la intervención de estos bloques, que hoy tienen un cerramiento perimetral por prevención.
— Ya hoy en día se tienen unos procesos muy adelantados con la actual Secretaría de Educación, ya hay un cronograma y están todos los permisos aprobados por las entidades requeridas. Lo que ahora se busca es que se puedan generar todos los recursos necesarios para la intervención integral de Santa Librada, lo cual involucraría un desarrollo por fases. Una primera fase serían estos dos bloques y posteriormente, ya con unos estudios totales, se podría tener el monto definitivo que involucraría la intervención integral de toda la sede. — contó la rectora (e).
Además de esos dos bloques, el techo en madera de la capilla requiere ser cambiado, hay humedades y pequeñas grietas en varias paredes, espacios subutilizados y la vegetación ha ido creciendo de manera descontrolada, remarcando la sensación de deterioro.
La deserción de estudiantes también es muestra de lo que ocurre. Alrededor de 500 alumnos han dejado Santa Librada y la decisión de los padres no solo ha estado motivada por las malas condiciones de muchos entornos, sino también porque el colegio se ha quedado sin el espacio para ubicar a esos niños, niñas y jóvenes. Ya once salones se han cerrado.
No es solo el riesgo: las dificultades de aprender entre paredes deterioradas
Al término del 2023, el programa Cali Cómo Vamos contabilizaba en la ciudad casi 592.000 menores de edad. En promedio, 83 de cada 100 asistían a instituciones educativas y en el 61 % de los casos, eran establecimientos públicos, es decir que la mayoría de niños y jóvenes de las futuras generaciones de Cali asisten a estos lugares, muchos de ellos con condiciones inadecuadas.
Ana Lucía Paz, del Observatorio de Realidades Educativas (ORE) de la Universidad Icesi, atravesó los límites territoriales de Cali y asentó el problema de la infraestructura educativa como un asunto nacional.
— Aunque pudiéramos reconocer el aumento de las inversiones que se han hecho en las dos últimas décadas, la política pública de educación nunca ha sido el corazón del desarrollo del país y es la razón por la cual la infraestructura ha estado también rezagada, de la misma manera en que ha estado rezagada la formación docente y la inversión en investigación, etc.
Esto afecta de varias maneras la experiencia educativa de los más jóvenes. En primer lugar, Paz destacó el efecto en la dignidad de los estudiantes, ya que un joven que va a un colegio sin techos, con pupitres y baños en malas condiciones, sin zonas de esparcimiento, entre otras, es un estudiante que no está recibiendo un trato digno en su derecho fundamental a la educación.
Sin mencionar que los colegios públicos suelen atender a los niños y niñas de sectores vulnerables, cuyas viviendas y barrios presentan diferentes niveles de precariedad y al acudir a instituciones de enseñanza con condiciones similares, lo que ocurre es que se acentúa la vulnerabilidad de esos menores de edad.
— Así el sistema educativo no se convierte en un refugio para la precariedad de estos niños que deben ser atendidos por el Estado. Sin duda, la infraestructura entendida como el amplio sistema de edificio, mobiliario, dotaciones e inventario de recursos y espacios suficientes para todo tipo de aprendizaje es absolutamente indispensable, pero los colegios públicos, salvo un par (Nuevo Latir, entre ellos), tienen condiciones muy precarias, edificios con diseños básicos, alturas insuficientes para el calor, dotaciones inadecuadas o inexistentes para temas como laboratorios. — Añade la analista del Observatorio.
Al escarbar en los datos, Propacífico aporta que un estudio de la Universidad de Los Andes, fechado en 2019, ya exponía que el 40 % de las instituciones educativas de Cali estaban en una situación crítica, casi al borde del colapso en algunos puntos. Han pasado cinco años desde esas conclusiones, por lo que Propacífico considera que la situación puede haber escalado y se podría hablar de más del 50 % de las sedes en la actualidad.
María Isabel Ulloa, directora ejecutiva, manifestó sin ningún tipo de duda que “la infraestructura educativa impacta en la calidad, tener buenos lugares, ambientes escolares, son fundamentales. Además, no olvidemos que la deficiencia en la infraestructura educativa es una de las razones por la que existe la media jornada, y definitivamente entre más tengamos a los niños en el colegio, más podrán aprender y mejorar la calidad educativa”.
Paradójicamente, las familias caleñas no parecen estar disgustadas con el panorama. Mucho menos alarmadas. La más reciente encuesta de percepción ciudadana de Cali Cómo Vamos sobre asuntos educativos, realizada entre noviembre y diciembre de 2023, arrojó que solo el 10 % de los hogares encuestados estaba insatisfecho con las condiciones físicas y la infraestructura del colegio público al que asistían los niños, niñas y jóvenes de la familia.
La contraparte fue casi seis veces superior. “Cuando se indaga por aspectos puntuales como las condiciones físicas de la infraestructura de los colegios, 68 de cada 100 personas indicaron estar satisfechas con este aspecto en los colegios públicos, mientras 87 de cada 100 lo señalaron en los colegios privados”, detalló Alejandro López, director de Cali Cómo Vamos.
¿A qué se debe esto? El Observatorio de Realidades Educativas de la Icesi propuso que la costumbre es la causa.
“Nos hemos acostumbrado a la precariedad”, enfatizaron, añadiendo que muchas instituciones educativas públicas han sido pensadas desde un inicio bajo un modelo de insuficiencia: edificaciones bajas de una o dos plantas, techos en eternit, espacios reducidos para aulas que albergarán a 30 o 40 estudiantes, etc.
— Son instituciones que década tras década se han mantenido en las condiciones precarias en las que fueron diseñadas hace mucho tiempo. Hoy ese problema no se ha atendido. El Estado debería invertir no solo en mantener edificaciones mínimas y precarias, sino en rediseñar espacios que inviten y estimulen el aprendizaje y el desarrollo. — expresó la analista Ana Lucía Paz.
Con la mención del Estado y los reiterados comentarios sobre el rezago de mantenimiento e intervención, surge la pregunta a los gobiernos locales y nacionales: ¿y qué han hecho?
En la última década, el principal proyecto que ha sobresalido es el que sostienen de forma conjunta la Alcaldía de Cali y el Gobierno Nacional, a través del Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa (FFIE) del Ministerio de Educación.
Fue firmado en el 2015 y en él se incluyó la ampliación y construcción de 23 sedes educativas en la ciudad. La Nación puso $ 116.000 millones y el Distrito puso otros $ 72.000 millones para alcanzar una inversión total que sobrepasa los $ 187.000 millones. Pero el trabajo no se ha completado, “de esas 23, solamente 13 se han entregado, seis se están entregando este año y cuatro el siguiente”, contó María Isabel Ulloa.
De hecho, nada más esta semana se entregó una institución que fue construida con recursos de este plan: la sede Luis Enrique Montoya de la Institución Educativa Rodrigo Lloreda Caicedo, en el oriente de Cali. El proyecto de ampliación beneficiará a más de 400 niños y niñas del barrio Mariano Ramos y al acto inaugural vino el ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín.
“Esta Institución es una obra que se inició en noviembre del 2022 y está lista para la entrega. Es un espacio para la enseñanza, el aprendizaje y el disfrute del tiempo, pero también de encuentro y construcción social”, dijo el Ministro.
Luego, si se revisan los planes solo a nivel local, se encuentra que la alcaldía pasada de Jorge Iván Ospina tenía algunas metas que contemplaban inversiones en infraestructura y dotación. El indicador de “mantenimiento y adecuación en infraestructura de sedes educativas” terminó con un 84 % de cumplimiento ($ 47.000 millones), según el tablero de datos de la Unidad de Acción Vallecaucana. Otro indicador sobre la “construcción y/o adquisición de infraestructura física nueva en las sedes” solo alcanzó el 23 % de cumplimiento, para una inversión de unos $ 29.000 millones.
Pese a esos recursos invertidos, el diagnóstico actual arroja una priorización aún insuficiente, con las cerca de 200 sedes en malas condiciones.
¿Qué hará la Alcaldía de Eder?
En una reciente entrevista concedida a este diario, el alcalde Alejandro Eder reveló que ya tenían identificadas a las 60 sedes educativas con condiciones más precarias, las cuales serían priorizadas para la intervención durante estos tres años y tres meses.
— Esas 60 más prioritarias que están distribuidas por toda la ciudad, pero en especial en la zona de Oriente y de ladera, cuestan $ 600.000 millones de pesos ponerlas al día. — advirtió el Mandatario.
Aunque se preguntó por el listado de las 60 o por mayores detalles sobre lo que se realizará, desde la Secretaría de Educación hubo reserva y se indicó que hasta que no se radique el proyecto no habrá más declaraciones.
Un repaso al Plan de Desarrollo 2024-2027 muestra que realmente serían alrededor de 130 las sedes a las que proyecta beneficiar la Administración con intervenciones de mejoría en su infraestructura, además de unas 15 inversiones para infraestructura física nueva, adquirida, construida o restaurada.
“También es importante recordar que en el Plan de Desarrollo Distrital se contempla hacer el Plan Maestro de Infraestructura del Distrito, lo que permitirá tener una claridad de cuándo y cómo se deben atender las instituciones en lo que tiene que ver con su infraestructura”, añadió la Directora Ejecutiva de Propacífico.
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