¿Le ha pasado que el cajero no lee su tarjeta con chip? Esto es lo que debe hacer

La transformación digital ha facilitado muchas de las tareas cotidianas que llevamos a cabo, pero también ha abierto nuevas puertas a las amenazas cibernéticas y el robo de información sensible.

Entre los objetivos más frecuentes de los delincuentes digitales están los cajeros automáticos, donde técnicas como la clonación de tarjetas y el robo de datos sensibles siguen siendo una preocupación.

Los criminales aprovechan vulnerabilidades en estos dispositivos para instalar sistemas de robo casi imperceptibles, lo que les permite sustraer información sin que el usuario lo pueda siquiera notar.

Un error común que puede facilitar este tipo de ataques es insertar la tarjeta de forma incorrecta en el cajero o hacer uso de un plástico que ya esté en mal estado.

Aunque las tarjetas de débito actuales cuentan con un microchip diseñado para proteger los datos del usuario, el desgaste por el uso continuo o la acumulación de suciedad puede impedir que el cajero lea la información de manera correcta.

Es muy común que pase que si este chip está rayado o sucio, es muy probable que el sistema del cajero rechace la tarjeta.

Recomendaciones para la tarjeta

En estos casos, lo recomendable es limpiar cuidadosamente la superficie metálica con un paño seco y revisar si tiene daños físicos. Si el problema persiste, lo más seguro es acudir al banco para pedir una reposición del plástico.

Algunas entidades como Bancolombia y el BBVA, los inconvenientes con la lectura del chip también pueden deberse a que la tarjeta está vencida o con un largo deterioro.

Lo que recomiendan para reemplazarla, es que la entidad solicita que el cliente esté registrado en un sistema de verificación, como el servicio de Clave Dinámica, y se comunique con la sucursal telefónica de la entidad con la que se tenga la cuenta.

La entrega de la nueva tarjeta suele tardar hasta siete días hábiles y, en la mayoría de casos, las entidades envían automáticamente un reemplazo hasta dos meses antes de su fecha de expiración. Todo depende del manejo que cada entidad de esta situación, de acuerdo a sus políticas de privacidad.

Pero hay que tener en cuenta que este tipo de procedimientos se deben corroborar directamente con la entidad, porque han sucedido casos en los que han llegado “falsos mensajeros” a recoger la antigua tarjeta, pero en realidad, se trata de una estafa y robo de datos.

Por esto, es importante estar muy atento al estado de la tarjeta y actuar con rapidez ante fallos en los cajeros para evitarse dolores de cabeza.