Cometa 3I/Atlas: Astrofísico de Harvard revela nueva teoría de este fenómeno

El paso del cometa interestelar 3I/Atlas, descubierto el 1 de julio de este año, ha reactivado un debate que muchos creían superado. Pues las recientes actualizaciones de la NASA, acompañadas de imágenes tomadas desde Marte y por telescopios como Hubble y James Webb, generaron más dudas que certezas sobre el origen de este objeto, en algunos sectores científicos.

Entre ellos figura, el físico de Harvard Avi Loeb, uno de los expertos más críticos en el análisis de objetos provenientes de otros sistemas estelares, quien asegura, que este visitante no se comporta como lo haría un cometa convencional, y advierte que, lejos de disipar inquietudes, el material divulgado refuerza las anomalías que él ha venido señalando desde mediados de año.

Según Loeb, la baja resolución de las nuevas fotografías y la falta de detalles que permitan comprender con mayor profundidad la naturaleza del objeto terminaron apagando la expectativa inicial.

Pues para él, la información publicada no aporta elementos sustanciales que permitan explicar de manera convincente los rasgos inusuales que 3I/Atlas ha mostrado desde su detección.

Su postura contrasta con la de la NASA, la cual mantiene la clasificación del objeto como un cometa activo, coherente con la mezcla de agua, polvo y compuestos volátiles que ha expulsado durante su aproximación al Sol.

3I/Atlas se convirtió en el tercer objeto interestelar confirmado en ingresar al Sistema Solar, una categoría que comparte con 1I/‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019).

Su trayectoria hiperbólica demostró que procede de fuera del vecindario solar, tras un viaje extenso que lo hizo reaparecer ante los telescopios a finales de octubre.

Su tamaño, de varios kilómetros de diámetro, llamó la atención por superar ampliamente el de otros visitantes similares, y sus chorros de gas, cola y anticola respondieron al calentamiento generado por la radiación solar, según los reportes de la NASA.

Sin embargo, Loeb, insiste en que hay elementos que no encajan en esa explicación estándar. Entre ellos, menciona variaciones inusuales en el color y el brillo, una composición química que cataloga como atípica y un comportamiento anómalo en los chorros, que parecen mantener dirección aun cuando el objeto rota.

A esto suma una ligera aceleración que, en su opinión, no coincide con la que suele observarse cuando el hielo del núcleo se sublima. Aunque no es la primera vez que cuestiona la naturaleza de objetos interestelares, sostiene que en 3I/Atlas convergen demasiados factores atípicos al mismo tiempo.

Cabe mencionar que, en las últimas semanas, la atención se ha centrado en un punto específico del recorrido del cometa. De acuerdo con el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (JPL), en marzo de 2026 el objeto pasará muy cerca del límite del radio de Hill de Júpiter, la región donde la gravedad del planeta supera la influencia solar.

Loeb calcula que semejante coincidencia estadística tiene una probabilidad de apenas 1 entre 26.000. Para él, este acercamiento es clave: sostiene que la aceleración observada en el objeto coincide, de manera exacta, con la necesaria para ajustar su trayectoria hacia esa zona gravitacional.

Su hipótesis, altamente polémica, plantea que, si el objeto fuera un artefacto tecnológico, sus chorros podrían funcionar como propulsores capaces de corregir el rumbo. Incluso ha sugerido que la sonda Juno observe el entorno de Júpiter en busca de cualquier rastro que el objeto pudiera dejar a su paso.