Charlando con ChatGPT
Lo más asombroso es que ChatGPT logra imitar al ser humano con tal nivel de naturalidad, que en sus respuestas se sienten tonos de humor, firmeza, calidez, o incluso reproche
“Cali, ciudad de sabor y son,
donde la fiesta siempre es temprano.
Con calles llenas de vida y amor,
y un ritmo que siempre nos acompaña.
La salsa es reina en tus calles,
y el sol baila con el cielo azul.
Tu gente amable, siempre alegre,
y tu comida, ¡qué maravilla!
Cali, ciudad de contrastes,
con parques y montañas, y mar.
Un lugar donde la vida se vive,
y el amor se siente en cada calle.
Aquí las noches son interminables,
y la música llena el aire.
Cali, eres un oasis en el mundo,
una joya en el sur de Colombia.
Eres mi hogar, mi ciudad amada,
con tu ritmo y tu sabor de siempre.
Cali, gracias por ser mi vida,
y por ser mi poema de siempre”.
Las líneas que usted acaba de leer no existían hasta ayer a las 3:30 p.m. Pero no las escribí yo para esta columna. No las tomé de un libro, una canción o algo parecido. Y, de hecho, no hubo nadie que se dedicara a buscar un poco de inspiración para escribirlas. Porque no fueron escritas por un ser humano.
Lo que usted acaba de leer es una poesía a Cali, creada en solo un minuto por un ‘robot’ de inteligencia artificial que hoy tiene a todo el planeta con la boca abierta, oscilando entre el asombro y el miedo.
Se llama ‘ChatGPT’, fue creado por la compañía estadounidense OpenAI y desde el día en que apareció en internet -el pasado 30 de noviembre-, el mundo de la tecnología vive un ‘terremoto’ cuyas consecuencias son aún impredecibles.
No es único en su especie, pues tiene una ‘hermana mayor’ llamada Dall-E, capaz de crear impresionantes imágenes a partir de textos. Pero sí es el más revolucionario
Al preguntarle cómo se definía a sí mismo, me respondió que es “una forma avanzada de tecnología que imita la forma en que un ser humano puede hablar y responder a preguntas”.
Eso, que se lee tan simple, adquiere otro matiz al probarlo. En varios días de interacción con sus algoritmos comprobé que está preparado para escribir fluidamente de filosofía, economía o robótica, también para hacer chistes, esquivar preguntas capciosas sobre la polarización política en Colombia, redactar una carta amorosa para decirle a Gabriel García Márquez que lo extrañamos, definir con orgullo caleño qué cosa es un pandebono y, como ven, escribirle una poesía a Cali.
Pero lo más asombroso es que ChatGPT logra imitar al ser humano con tal nivel de naturalidad, que en sus respuestas se sienten tonos de humor, firmeza, calidez, o incluso reproche.
Aún es una herramienta limitada -no posee información más allá de 2021- y todavía comete muchos errores -decir en su poesía que en Cali tenemos mar, por ejemplo-, por lo que sus creadores advierten que sus respuestas deben tomarse ‘con pinzas’. Pero sin duda es una creación que cambiará al mundo.
Además de que millones de estudiantes vagos ya lo usan para hacer tareas sin mayor esfuerzo, su efecto inmediato se verá en el mapa de la industria tecnológica. Muchos analistas predicen que Microsoft, el gran financiador de OpenAI, usará la ‘magia’ de Chat GPT para arrebatarle a Google su liderazgo en internet. ¿Pasará?
Hay quienes dicen que asistimos al nacimiento de una nueva etapa de la evolución humana. Pero, por otro lado, una pregunta nerviosa toma fuerza en muchos círculos: ¿reemplazará la Inteligencia Artificial (IA) al ser humano en el futuro? Es imposible aún saberlo.
Por eso, como un simple ejercicio de curiosidad, le hice esa pregunta al propio ‘robot’. Esta fue su respuesta:
“La IA puede reemplazar a los seres humanos en algunas tareas específicas, pero no tiene la capacidad de ser un sustituto completo para la creatividad, la empatía y la intuición que son tan importantes para la humanidad. En lugar de reemplazar al ser humano, la IA debería ser vista como un complemento que puede ayudarnos a alcanzar nuestro máximo potencial”.
¿Ustedes qué piensan?