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Gobernadora y alcalde que son ejemplo

Cerrado el recurso oficial, con dineros que producimos los propios vallecaucanos, ambos funcionarios están buscando ayudas en el sector privado, que ha reaccionado contra la infamia del señor Petro, el sacrílego y vengativo mandatario.

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Armando Barona Mesa. Columnista.
Armando Barona Mesa. Columnista. | Foto: El País.

14 de nov de 2025, 12:34 a. m.

Actualizado el 14 de nov de 2025, 12:34 a. m.

Hombre mezquino, vicioso, altanero, vulgar, sin respeto por la verdad o por el deber, ni por el buen lenguaje o por un sentido elemental de la decencia. Solo su ambición es su brújula. Y la inspiración, aparentemente doctrinaria, de una ideología marxista-leninista que ha fracasado desde los comienzos del siglo XX, porque siembra la violencia y poco importa la vida de los hombres. Ni la verdad. “La violencia es la gran partera de la historia”, palabras filosóficas que engendró Marx, y que son como la definición de su lucha.

Por supuesto, me refiero a aquel personaje que, para nuestra desgracia, ha llegado al gobierno de Colombia que quiere mantener en el tiempo, como lo han hecho sus iguales Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y los sucesivos gobiernos ad vitam cubanos, que iniciaron los hermanos Castro. Ellos se han mantenido en el poder, sin que les importe la pobreza de la gente, ni los esfuerzos por mejorar la vida, ni la pérdida de la democracia.

Gustavo Petro se llama ese aspirante a dictador, que gasta y gasta en viajes y que como nadie, hace discursos inspirados en el fetiche de un lápiz. Y fiestas y más fiestas un tanto neroneanas, al igual que su exmujer Verónica Alcocer, en las que despliegan sus inclinaciones torcidas y paganas. Remember la chica (chico) de Panamá, y los de París (Juan Carlos Florian el actor porno, la Marica, como él mismo se definió, ahora elevado sin mérito alguno a Ministro de la Igualdad). Agréguele las perdidas en Roma y todas aquellas remembranzas de Álvaro Leyva y aún del propio Benedetti, quienes lo han mostrado en el fondo de su propia miseria humana de vicioso. Ah, y los masajes de la señora Alcocer pagados por el Estado. ¡Vergüenza!

Con el Valle del Cauca, movido por ese mismo sentimiento egoísta y mezquino, acaba de hacerse el desentendido y de negarle la ayuda que le pidieron la gobernadora Dilian, el alcalde Alejandro y el pueblo mismo para el más grande proyecto del Tren de Cercanías, que se tiene financiado en un treinta por ciento por los gobiernos regionales. Pero ¡Ah, Petro el infame! Cuando el Congreso no le funcionó para la reforma a la salud, le atribuyó la culpa a la Gobernadora Dilian Francisca Toro, antiguamente directora del grupo de la U. Y cobró el asunto con odio, no obstante que aquí sacó en su momento una mayoría de votos que lo hizo primer mandatario. Mezquino y vengativo, sí, y se ‘Ahorró’ el recurso, que lo tiene destinado, contra la ley, a entregarlo con fines electorales a unos electores, sin importarle la violación de la Constitución que le prohíbe actuar en la política. Eso, por supuesto, es un delito de abuso de autoridad. Y no le importa una higa.

Más hay que apreciar que con gran personalidad la gobernadora le increpó en sus propias narices al señor Petro su pecado, con razones serias y patriotas, y otro tanto hizo el alcalde de Cali, Alejandro Eder. Admirable de parte de ellos, mostrando su gran responsabilidad de gobernantes. Ahora, cerrado el recurso oficial, con dineros que producimos los propios vallecaucanos, ambos funcionarios están buscando ayudas en el sector privado, que ha reaccionado contra la infamia del señor Petro, el sacrílego y vengativo mandatario.

Los vallecaucanos hemos sido un tanto rebeldes y sabemos manejar una personalidad no sometible sino por los cauces de la razón. Y nos parece agraviante la prepotencia del personaje que gobierna solo por su canal de X, pero que disfruta y gasta en gestiones non santas, como lo sabe el país. Empero, saldremos adelante con nuestra voluntad de hierro y las manos conductoras de la gobernadora y el alcalde, ejemplos de virtud y eficiencia republicana.

ha desempeñado puestos públicos como juez del Circuito, Conjuez del Tribunal de Cali, Secretario de Gobierno de Cali y alcalde encargado, embajador de Colombia en Polonia y en la ONU. Ha sido delegado a varias conferencias internacionales como la OIT en Ginebra

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