Editorial
El futuro del Centro
Son ejercicios de ciudad que, sin duda, cambiarán las dinámicas sociales y urbanísticas de una parte importante del Centro.
La recuperación del Centro es una de las materias que lleva años perdiendo el Gobierno caleño. Una tras otra, las sucesivas Administraciones Municipales han planteado soluciones que no llegan o que terminan siendo exasperantes por su lentitud. Ahora parece haber una nueva hoja de ruta en la que se ha comprometido el alcalde Alejandro Eder y que aviva la esperanza de que al fin se ejecuten las obras sociales, económicas, de seguridad y urbanismo que necesita la zona neurálgica de la ciudad.
Eder, desde su posesión, ha manifestado su intención de cambiar el Centro, de devolverle su majestad y plantear salidas a sus múltiples problemas. Para conseguirlo, ha volcado a su gabinete en pleno a trabajar desde los diferentes frentes que requieren intervención, ha acogido iniciativas que se han gestionado desde el Concejo y está alineado con el sector privado, que es el llamado a jalonar el desarrollo del sector.
Ya empiezan a verse progresos en proyectos de vieja data como los del sector inmobiliario con su oferta de vivienda en El Calvario o la construcción del búnker de la Fiscalía que deberá estar listo para el próximo año. Se sabe que avanza la comercialización de Paraíso Centro Comercial, otro de los ejes conductores de esa recuperación, y está pendiente la definición de la estación central del MÍO que quedará contigua.
Así mismo, la transformación del emblemático Barrio Obrero para que acoja la ruta de la Salsa, empieza a tomar forma con una inversión asegurada de $14.000 millones y se espera que en diciembre se entregue la primera parte de las obras. Son ejercicios de ciudad que, sin duda, cambiarán las dinámicas sociales y urbanísticas de una parte importante del Centro.
Hay asuntos que no serán fáciles de resolver y que demandarán los mayores esfuerzos de la actual Administración Municipal, así como de aquellas que la sucedan. Por décadas la zona central de Cali ha estado asociada a los más graves problemas de su sociedad, a la vulnerabilidad de su población, a la inseguridad, a la informalidad del comercio, a los problemas de movilidad.
Ya no bastan los censos que cada tanto se hacen ni los diagnósticos que cada gobierno local realiza a su llegada. Lo que se requiere, y debe dejar asegurada la actual Alcaldía, son políticas públicas que se mantengan en el tiempo y recursos que queden aforados para hacer las inversiones necesarias ahora y a futuro.
Reformar el centro de Cali, recomponer su tejido social, darle el orden que necesita y convertirlo en un motor de desarrollo así como en el punto de referencia de la ciudad, no se logrará en los cuatro años del gobierno de Alejandro Eder. La transformación de sus dinámicas actuales puede tardar una década o más, como ha ocurrido en aquellas ciudades del mundo que han emprendido ese propósito.
Sí es responsabilidad de la presente Alcaldía dejar la ruta marcada y con unas bases sólidas, para que sus sucesores se vean en la obligación de recorrer el camino de la recuperación del Centro sin desviarse ni sucumbir a los intereses propios o de unos pocos.