Judicial
La historia del profesor que fue agredido a golpes por un estudiante en un centro de formación juvenil de Cali: “De un momento a otro sacó un puñetazo”
El profesor Miguel Fernández pidió garantías de seguridad.
Siga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias


12 de nov de 2025, 01:06 a. m.
Actualizado el 12 de nov de 2025, 01:11 a. m.
Noticias Destacadas
“De un momento a otro me dio un puñetazo en el maxilar derecho, al lado del oído, y me derribó. Yo perdí el sentido; según las pruebas del médico, aparentemente estuve cinco minutos inconsciente”, indicó a El País el profesor José Miguel Fernández, un hombre de 65 años víctima de agresión por parte de un estudiante.
Por ello, decidió no regresar a la institución hasta que se le dé una solución a la tensa situación de seguridad que viven él y sus compañeros.
Su día inició como cualquier otro. Es docente de biología y química en el Centro de Formación Juvenil Valle del Lili, un centro penitenciario para jóvenes ubicado en Cali. Según explicó a este medio de comunicación, da clase a adolescentes de 8° y 9°, pero el pasado jueves 6 de noviembre estaba realizando una actividad de nivelación.
“Estaba haciendo una actividad de recuperación a un par de chicos reclusos que durante los tres meses de este periodo no habían asistido a clase. Hay que entender que allá van los que buenamente quieran, a pesar de que los orienta personal y existe una ONG encargada del manejo de los reclusos al interior, nosotros los docentes no tenemos ningún tipo de obligación laboral de manejo en la cuestión disciplinaria”, aseguró Fernández.

Según comentó el profesor, la clase la estaba dictando en uno de los patios a dos de sus estudiantes. Además, resaltó que estaban solamente los tres en esa área de la institución, sin personal de seguridad.
Fernández sostuvo que en esa clase de recuperación se sacarían cuatro notas; una por participación en clase, una por toma de apuntes y dos que correspondían a dos talleres que debían desarrollar y entregar.
“Uno de los chicos estaba atento; todo el tiempo me contestó dudas, me hizo preguntas y en una libreta tomó apuntes con dibujos, muy completos. El otro estaba totalmente perdido y no estaba prestando atención”, explicó.
Por ello, al terminar la clase, uno de sus alumnos obtuvo buenas calificaciones; tres de sus notas fueron de 5.0, es decir, la máxima calificación, y en la otra tuvo 4.5 por un taller. “Yo lo felicité, él salió feliz, buscó a la coordinadora y le mostró la nota a ella y a todo el mundo. Me dio un abrazo y me dejó solo con el otro estudiante”, aseguró Fernández.
Al calificar al otro alumno, el profesor de biología y química se percató de que este no había tomado notas, los talleres no estaban bien desarrollados y, además, aparentemente, estaba bajo el efecto de sustancias psicoactivas.

“Le dije ‘hermano pero responda, no ha hecho nada’, pero aun así no realizó los ejercicios. Cuando vio que le iba poniendo la M de malo sobre cada una de las respuestas equivocadas, de un momento a otro sacó un puñetazo”, narró.
Luego de recuperar la conciencia tras permanecer varios minutos en el suelo, el agresor estaba de pie en la puerta del salón, aparentemente para continuar con los golpes, por lo que José Miguel comenzó a gritar por ayuda, lo que hizo que el estudiante huyera.
No hay seguridad
Luego de esta agresión, el docente se dirigió al bloque administrativo para poner en conocimiento la situación de inseguridad que vivió. “Después de eso me fui a llorar; es la primera vez que vivo esta situación”.
Acudió al médico y le dieron tres días de incapacidad por la contusión; sin embargo, más allá del evidente dolor e inflamación por el golpe, su mayor preocupación es la seguridad al realizar sus labores en el centro de formación.
“Además de la agresión física, el dolor de cabeza, la inflamación y problemas en el oído, lo más doloroso es el golpe moral”, afirmó el docente.

Aunque José Miguel nunca esperó ser agredido, afirmó que “los directivos de la institución deben considerar que nosotros no estamos trabajando con niños y que esto no es una escuelita”.
Tras este hecho, varios de los profesores se preocuparon y plantearon enviar una carta al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y a las instituciones correspondientes exigiendo el traslado inmediato del agresor a otro penal. Además, se reunieron con el rector para plantear medidas que garanticen la protección de los colaboradores.
Cabe resaltar que desde la Secretaría de Educación se le está brindando atención psicológica.
Medidas extraordinarias
Luego de la agresión que sufrió, José Miguel aseguró que tomará medidas, ya que se siente inseguro al asistir a su trabajo. “A mí me dieron incapacidad desde el jueves, eso quiere decir que el lunes tuve que presentarme de nuevo al trabajo como si no hubiera pasado nada. Con la cara inflamada y con dolor de cabeza”, lamentó el docente.
“Hago un llamado de atención para la protección de la vida y dignidad de los maestros al interior de estos penales”, dijo Fernández, quien aseguró que este hecho es una manera de presión de los alumnos para que los maestros les den buenas calificaciones, pues si no lo hacen, pueden ser agredidos.
Por ello, el docente afirmó a El País que “ante el balance de la situación y con la seguridad de que internamente no se harán los correctivos y los riesgos que conlleva para los maestros, he decidido no regresar al plantel y pedirle a la Secretaría de Educación que se me ofrezca la opción de reubicarme con unas mejores condiciones”, puntualizó.

Comunicadora social de la Universidad Santiago de Cali. He sido reportera en temas étnicos, tengo experiencia como periodista comercial y judicial. Disfruto la moda, las tendencias y soy apasionada por la lectura, el café y las buenas historias.
6024455000







