HOLLYWOOD
Imperio de luz, la película en la que Sam Mendes cuenta su historia
Sam Mendes escribe por primera vez solo una de sus películas. El director cuenta la historia de él y su madre en este filme.
Sam Mendes es el sexto director británico —y, hasta la fecha, el más reciente— en ganar el Óscar al mejor director. Con American Beauty, estrenada en 1999, ganó un total de cinco premios de la Academia, incluido el de mejor película, lo que lo convirtió instantáneamente en uno de los titanes en dirección de la industria.
Antes del premio, ya se había forjado una reputación similar en los escenarios del 'West End' y 'Broadway; como maestro del teatro, dirigiendo el Donmar Warehouse de 1990 a 2002, y transformándolo en un lugar ilustre para obras nuevas y clásicas.
Pero el cine siempre fue su primera pasión, y tras el triunfo siguió entregando películas excepcionales y dispares que atrajeron la atención de público y crítica por igual. ‘Camino a la perdición’ obtuvo seis nominaciones a los Óscar y con ‘Camino Revolucionario’ consiguió reunir a Leonardo Di Caprio y Kate Winslet, quien era su esposa en ese momento, once años después de Titanic.
En 2012, Mendes se reencontró con Daniel Craig y dirigió la primera de sus dos películas de James Bond. ‘Skyfall’ recaudó más de mil millones de dólares en taquilla y Sam siguió en 2015 con la taquillera ‘Spectre’.
Para su siguiente película, 1917, Mendes coescribió una historia de la Primera Guerra Mundial de una sola toma con Krysty Wilson-Cairns que se basaba parcialmente en las historias que su abuelo paterno, Alfred, le había contado sobre su servicio militar. La película recibió 10 nominaciones a los Óscar, entre ellas las de mejor película, mejor director y mejor guion original.
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Fue durante el aislamiento de la pandemia cuando el director se sentó a escribir su última película, ‘Imperio de Luz’. Tras una notable carrera en el teatro y el cine, es el primer proyecto que Mendes escribe como autor único.
Este filme narra la vida de Hilary —a quien da vida Olivia Colman—, subdirectora de un pequeño cine costero en los años ochenta, que parece llevar una existencia tranquila, sellando entradas, vendiendo palomitas, limpiando e ignorando las películas que se proyectan en la gran pantalla, mientras la pequeña comunidad de empleados del cine trata de sacarla de su caparazón.
Hasta que Stephen, interpretado por Micheal Ward, entra a trabajar en el Empire, y su espíritu y vitalidad juvenil la intrigan desde el principio. A medida que los dos forjan una improbable amistad y florece la intimidad, las luchas secretas a las que se enfrentan Hilary y Stephen empiezan a salir a la superficie. Hilary lucha contra su salud mental, y Stephen debe hacer frente a la adversidad cotidiana a la que se enfrenta cada día.
Durante la promoción de la cinta, Sam Mendes habló de su inspiración y del valor que necesitó para escribir sobre recuerdos tan personales, además de su decisión de ambientar la película en su lugar más feliz: una sala de cine.
¿De dónde surgió el impulso para escribir esta historia?
De una parte de mí que pensó: nunca he intentado esto, escribir toda la historia de principio a fin. Así que empecé a escribir el guion durante el encierro, y se basó en recuerdos con los que he convivido desde la infancia. El verdadero estímulo para la película fue el hecho de que crecí viendo cómo alguien se desintegraba mentalmente delante de mí, y observé ese ciclo de enfermedad mental. Hilary está basada en mi madre, con la que vivía, y yo era hijo único, así que estuvimos solos ella y yo durante esos años viendo cómo se desarrollaba ese ciclo. Siempre he intentado encontrar la manera de procesarlo.
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'Imperio de luz' presenta, música instrumental de uno de los dúos más elogiados de los últimos tiempos: Trent Reznor y Atticus Ross, ganadores del premio Óscar por la música de las películas 'Red social' y 'Soul' de Disney y Pixar.
¿Por qué le ha parecido oportuno contar esta historia ahora?
Creo que surgió de la vulnerabilidad que todos sentimos durante el periodo de encierro y la pandemia, cuando nos quedamos solos con nuestras vidas durante un año, y había que ocuparse de todo lo que fuera necesario. No podías mirar hacia otro lado; estabas con ello todos los días. En mi caso, eso empezó con un montón de recuerdos con los que supongo que había estado luchando. El motivante para escribir fue intentar dar voz a esos recuerdos.
Y luego, en medio del encierro hubo un ajuste de cuentas racial en el mundo, y entonces nos quedamos solos para contemplar cómo se había formado nuestra propia política racial, y si habíamos caído en nuestros intentos de asegurarnos de que el mundo evolucionaba. Además, había otra preocupación que creo que mucha gente sentía: no importaba cuál fuera su profesión, parecía que aquello a lo que habíamos dedicado nuestras vidas podría haber desaparecido de la noche a la mañana. En mi caso, el cine, el teatro y las actuaciones con público. Era el miedo a que la experiencia de sentarse junto a desconocidos en la oscuridad y ver cómo se desarrollaba una historia que quedara fuera de nuestro alcance, y que tal vez no supiéramos lo afortunados que somos hasta que desapareciera.
Cada parte de la historia se basa en la especificidad de las experiencias vividas por los personajes. ¿Siempre confió en que este tipo de filme conectaría con el público?
La película empieza por la mitad, y hay que descubrir relaciones que vienen de lejos. Evidentemente, hay un misterio en torno a Hilary que se va desvelando poco a poco. Pero todos los personajes tienen facetas diferentes.
Espero que las distintas facetas de la película funcionen de modo que, si giras de una determinada manera, capten la luz de forma diferente cada vez que lo ves. Hacerla fue en parte instinto y en parte trabajar con tantos grandes guionistas, no solo de teatro, sino también de cine. Mi primera película, American Beauty, era un gran guion que hacía exactamente esto, aunque con un estilo muy diferente.