Unas dosis de amor propio, entrevista con el psicólogo italiano Walter Riso

El italiano Walter Riso, uno de los psicólogos más influyentes de España y Latinoamérica, especialista en terapia cognitiva y bioética, habló de su libro Los 7 Pilares del Amor Propio, y reveló, en qué consiste amarse a sí mismo, cómo, cuándo y por qué hacerlo.

¿Qué es el amor propio?

Es el reconocimiento profundo que tú haces de tu dignidad personal y de tu autorrespeto, independientemente de los resultados externos. Es la aceptación incondicional que yo hago de mi humanidad con el objetivo de cuidarme, quererme, tener una actitud compasiva conmigo mismo; que mis necesidades estén consideradas, marcar límites, no negociar mis principios.

¿Por qué hay que fortalecerlo?

Porque es un factor de inmunidad contra la depresión, lo que más se trabaja hoy día contra esta es el amor propio; contra la ansiedad, con las relaciones interpersonal y el sistema inmunológico, previene problemas cardiovasculares.

¿Es distinto a la autoestima?

Sí, la autoestima es el reconocimiento que vos hacés de tu valía personal, pero en función de los resultados, tu valía depende de tu éxito o fracaso, es fluctuante, está pegada al rendimiento óptimo, a ser la mejor versión. El amor propio no.

Explíquenos el poder del amor propio con un ejemplo...

La valía personal, cuando es manejada por el amor propio, es estable, es como un árbol, cuya aceptación incondicional es la savia, las ramas son la autoestima, pero están enganchadas a la valía personal. Entonces cuando tienes una meta y no la logras, te vas a sentir mal, pero como tu valía personal no está en juego, porque tienes amor propio, el fracaso no te limita, te lleva a revisar qué pasó, pero no te deprimes ni dices: “No valgo nada”. Porque sigues valiendo.

¿Por qué en Latinoamérica no hay una política educativa para incentivar el amor propio?

A una parte de la cultura no le interesa el amor propio, si haces un sistema educativo que gire alrededor de él, como lo hacen en países como Finlandia, la gente no es manipulable, al tener claros sus principios y límites.

¿El amor propio no es egoísta?

No, el egoísmo es “quiero todo para mí y los demás no me importan”, el amor propio te lleva a hacer cosas que te sirven. El que es egoísta se hace daño a sí mismo, termina sus días aislado, hay una sanción social para los egoístas. El amor propio es amar mi humanidad, que soy frágil, que puedo meter la pata. Amo mis principios, mis valores y la humanidad de otros, me duelen.

Tampoco es ser narcisista...

El narcisismo es un trastorno mental. El narcisista se siente especial, único y por encima de los demás. Tiene egoísmo, egocentrismo (se cree el centro del universo y que todo gira a su alrededor), es ególatra, no quiere que lo amen, quiere fama. No soporta el rechazo social.

¿Qué pasa cuando le enseñamos a un niño el amor propio?

Generará un factor de resistencia contra la depresión, será más seguro para enfrentar los problemas, tendrá una tolerancia a la frustración más alta. Evitaríamos esos problemas que hay hoy en día en redes sociales, la baja tolerancia a la frustración, a la incomodidad, al esfuerzo.

¿Cómo se le enseña?

Hay que educarlo en marcar límites y en que ese amor propio debe estar relacionado con la ayuda a los demás, con: ‘Te quiero y me quiero, te cuido y me cuido, me preocupo por ti, me preocupo por mí’. Hay que decirle: ‘Tú eres valioso, independientemente de lo que logres’, ‘el éxito no es alcanzar la meta, es intentarlo y no darse por vencido tan fácil’, ‘pon límites cuando alguien atenta contra lo que tú vales, di no’, y ‘tú vales porque estás vivo, no porque ganes un concurso’.

¿Qué rivales tiene el amor propio?

La necesidad de aprobación, la comparación y la autocrítica despiadada.

¿Celar es falta de amor propio?

Sí. Se fundamenta en creer que no valgo lo suficiente y me pueden reemplazar. Amar no es necesitar al otro, es preferirlo. Si estoy con alguien que no me quiere como lo merezco, empaco y me voy. Martin Luther King dice: “Si no quieres que se te monten, no te agachés”. La valentía va de la mano del amor propio. Aplica la democracia emocional: ‘Te amo y me amo, te cuido y me cuido, me preocupo por ti y por mí’, ‘quiero vivir contigo, pero puedo vivir sin ti’.

¿Cómo tratarme, entonces?

Trátate a ti mismo como tratarías a quien amas, nunca le dirías: ‘estás inmunda’, ‘eres un inútil, no sirves para nada’. ¿Si haces grandes regalos a otros, por qué eres tacaño contigo? Cuando te critiquen, pregúntate si lo que dicen: ‘es verdad, es gracioso o es útil’. Si la respuesta es no, ¿de qué te preocupas?.

Los siete pilares

1. Aprende a distinguir qué es y qué no el amor propio.

2. Activa la aceptación incondicional de ti mismo.

3. Trátate con amabilidad y date el gusto que mereces.

4. Defiende tu amor propio y marca límites.

5. Libérate de los apegos y conéctate con tus valores.

6. Cambia tu narrativa y reescribe tu historia personal con amor propio.

7. Pasa a la acción: vuélcate al mundo y vive intensamente.